domingo, 8 de junio de 2014

Dos fábricas de General Lavalle

Hasta 1953 dos fábricas industrializadotas de pescado representaban la principal fuente de trabajo. Cómo terminaron.
Por Juan Carlos Pirali
correo@entrelineas.info

La ciudad de General Lavalle contó hasta 1953 con dos fábricas industrializadoras de pescado, que representaban la principal fuente de trabajo para sus habitantes y los de la zona.

Las empresas eran Atlántida SRL, ubicada en la esquina de las calles Láinez y Cornide, y Hardcastle SA, a la orilla de la ría en la isla. Con respecto a la primera, al cesar su actividad en 1953, se radicó una demando judicial en el Juzgado Civil de Dolores por indemnización y despido del personal.

Los obreros habían sido suspendidos en abril de ese año, ante lo cual, el Sindicato de Obreros de la Alimentación Filial General Lavalle, cuyo secretario general era Osvaldo Ismael Loza, en representación de todos los obreros remitió un telegrama a la empresa, en el que consideraba a ese hecho como un despido. En esa ocasión, fue designado como abogado defensor Norberto Carlos Zelaschi.

Los obreros en General Lavalle realizaron una olla popular.
Ante la decisión de la empresa de mantener la inactividad, con el argumento de falta de materia prima, ya que la provisión de caballa de Mar del Plata era insuficiente y la lisa de la zona no alcanzaba a cubrir las necesidades de elaboración, aunque ya había retirado de la planta de General Lavalle dos camiones y todos los envases de hojalata pertenecientes a Atlántida SRL. Los obreros tomaron la fábrica el 9 de diciembre de 1953 manteniéndola en esa situación hasta el 28 del mismo mes, organizándose ollas populares con la colaboración de los vecinos.

La empresa Atlántida había construido en General Lavalle un secadero mecánico de pescado, que por sus características era el único en el país. En los últimos años de actividad, su producción estaba basada en un 80% de almejas de las playas de Claromecó provistas por la firma Arico Hermanos de Tres Arroyos. El resto se componía de 10% de anchoitas de Mar del Plata y otro 10% de lisa, corvina blanca y caracoles de la zona.

A fines de 1953 también había cesado sus actividades Hardcastle, con el lógico deterioro en la economía de los pobladores, acrecentado por el cierre de Atlántida. En definitiva, el juicio de los obreros de Atlántida fue tratado en el Juzgado Civil de Dolores y culminó el 6 de julio de 1955. En su fallo, el Tribunal resolvió “hacer lugar a todas las partes de la acción instaurada, condenando a la empresa Atlántida SRL al pago de la suma de $ 359.212, estando a su cargo el pago de costas del juicio”. El Tribunal estuvo constituido por Joaquín G. Galdos, Antonio Argentino Peralta Peretti y María Dolores Lettieri. También había intervenido Gregorio Díaz Súnico, reemplazado por Peralta Peretti.

De esa forma, todos los obreros pudieron cobrar sus respectivas indemnizaciones, pero se perdió una importante fuente de trabajo, con un claro perjuicio para la población, especialmente para el comercio, ya que la mayoría de los visitantes tuvo que emigrar, produciéndose una reducción demográfica de General Lavalle. http://www.entrelineas.info/blog_ampliado.php?id_post=672