martes, 23 de junio de 2009

Llegó la oportunidad del protagonismo político por Juan Cruz Jaime

Llegó la oportunidad del protagonismo políticoPor Juan Cruz Jaime
La bisagra del 11 de marzo pasado generó una serie de fenómenos concatenados que requerirán un análisis interdisciplinario para ser comprendidos en toda su dimensión. Uno de estos fenómenos fue el hecho de adelantar casi un año la tradicional puja preelectoral que, en circunstancias normales, debía comenzar en marzo de 2009. De hecho, la elección de legisladores del año próximo ha puesto ante la sociedad debates que hasta hace seis meses no salían de los círculos áulicos de la intelectualidad. Me refiero a aquel tradicional axioma según el cual los dirigentes no debían escuchar los cantos de sirena provenientes de la política y, eslabonada con dicha tesis, la permanente teorización acerca de las posibilidades electorales concretas del partido agropecuario. Comencemos por esto último. Los antecedentes históricos de un partido agrario en la Argentina nos llevan en la pampa húmeda al desastre electoral de Defensa Rural, aquella conformación política de los años veinte que, a poco de la fecha del comicio, sufrió la dispersión hasta de sus candidatos hacia el bipartidismo conservador-radical, que dominaba el escenario de entonces. En contraposición, el Partido Agrario surgido en la provincia de Tucumán por la misma época, tuvo cierto caudal electoral en el distrito Monteros, donde logró la intendencia de su cabecera en la década del treinta y su último diputado provincial en 1958. En el actual contexto, el Grupo Pampa Sur retoma estas banderas añadiéndole aspectos de un modelo exitoso a nivel mundial: el Partido Nacional Australiano, fundado en 1920 con el nombre de Partido del Campo. Desde sus orígenes formó parte a nivel nacional de la tradicional coalición que lleva adelante el Partido Liberal, ocupando el cargo de Primer Ministro en 1939, 1941 y 1967. Con un promedio histórico que oscila entre los 10 y los 20 parlamentarios, actualmente ocupa casi el 10% de las 150 bancas del parlamento australiano. En tal sentido, capitalizando la experiencia legislativa previa, Miguel Saredi y María del Carmen Alarcón -ambos provenientes del justicialismo y hoy en alianza estratégica con Pro y el socialismo santafecino, respectivamente- construyen un espacio propio con el objetivo de llegar a octubre de 2009 incluyendo los reclamos agropecuarios en frentes electorales municipales, provinciales y nacionales. En la otra punta de la mesa, se sientan quienes consideran que la mejor forma de que el sujeto social nacido en las rutas en el último otoño se integre al sistema político argentino sería la inclusión de los dirigentes agropecuarios en las listas de las diferentes fuerzas políticas que disputarán la conformación del nuevo Congreso Nacional. Afortunadamente, se rompió el paradigma según el cual el gremialismo y la política partidaria eran divergentes en un sector que desde al menos setenta años delega su función dirigencial, con las consecuencias negativas que hoy todos comprenden. Para ello, no debemos olvidar que los gobiernos locales, debido a su cercanía con los problemas tangibles, se convierten en el escenario más propicio para comenzar los mecanismos de participación del sector. El caso emblemático de Marcos Rodrigué, ex presidente de Aacrea y actual intendente de Inriville, debe constituirse en la regla, antes que en la excepción. Además, es necesario fortalecer a los líderes del sector que, surgidos del último conflicto, accedan a la función pública o a la representación a través de alguna de las dos Cámaras del Poder Legislativo. Lamentablemente, las dos vertientes aquí expuestas -el partido modelo australiano y la inclusión de dirigentes en las listas de los partidos mayoritarios- están siendo analizadas por los propios actores que las conforman como contrapuestas. Sin embargo, ambas deben conducir a un espacio político amplio, donde la tribuna pueda ser compartida sin resentimientos ni desconfianzas, en la certeza de que el único camino posible para recuperar la iniciativa política es construir entre todos un espacio multipartidario de conciencia agropecuaria. Finalmente, si consideramos que los actuales representantes no cumplen su función adecuadamente y ninguna de las alternativas propuestas nos convence, es el momento de ver la viga en el ojo propio. Sirva como corolario una frase de Juan Bautista Alberdi que he tomado como propia: "Los que se abstienen de intervenir en la política de su país pierden el derecho a quejarse de que son despotizados, porque son ellos mismos los que se dan el déspota de que se quejan".El autor es politicólogo. Fuente: La Nación 4-10-2008

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