domingo, 6 de diciembre de 2009

Unión Argentina de Trabajadores Rurales y Estibadores

De Wikipedia, la enciclopedia libre
La Unión Argentina de Trabajadores Rurales y Estibadores (UATRE) es el sindicatos que agrupa a los trabajadores de actividades rurales en la Argentina. Es uno de los sindicatos grandes del sindicalismo argentino, también llamados localmente "gordos".
Historia
Su origen se encuentra en las primera luchas obreras de trabajadores rurales realizadas en 1901 en Pergamino, provincia de Buenos Aires,[1] reconociendo uno de sus principales hitos históricos las grandes luchas de peones rurales en la Patagonia, en los inicios de la década de 1920, que constituyera la llamada Patagonia Rebelde; el actual hotel de UATRE, lleva el nombre "Facón Grande", en memoria de uno de aquellos líderes sindicales.
Los primeros sindicatos de trabajadores rurales, antedecentes de UATRE, fueron la Federación de Obreros Rurales, Estibadores y Anexos, de la provincia de Córdoba, creado en 1933, y luego la Federación Sindical Santafecina de Trabajadores Rurales (COMARCAL). creada en 1937.
La sanción del Estatuto del Peón de Campo en 1944, terminó con el regimen semiservil que dominaba en las zonas rurales argentinas, estableciendo un sistema plenamente asalariado, llevando también a una amplia organización sindical de los trabajadores rurales. El 15 de octubre de 1947 se creó la Federación Argentina de Trabajadores Rurales y estibadores (FATRE). En 1951 la FATRE se fusionó con pequeños productores rurales y la Federación Rural Argentina de Transportadores, adoptando el nombre de FASA, pero en 1961, retomó su denominación original. Finalmente en 1988, la FATRE se organizó como sindicato nacional, adoptando el nombre de Unión Argentina de Trabajadores Rurales y Estibadores.
Estructura
Cuenta con una obra social, OSPRERA y está afiliada nacionalmente a la Confederación General del Trabajo (CGT), e internacionalmente a la UITA.
En 2008 su secretario general es Gerónimo Venegas, conocido por su sobrenombre "el Momo".

La publicidad de los actos de gobierno y el derecho a la información

En los últimos dias nos hemos enterado de la existencia de una reunión entre la Sociedad Rural de Gral. Lavalle y el Intendente del Partido.
Celebramos que se haya reiniciado el dialogo entre ambas instituciones pero lamentamos que esto trascienda solo por rumores o cercanía con los dirigentes, entiendo que el productor de a pie tiene derecho a enterarse del tenor y calidad de la entrevista interinstitucional.
Desconocemos los reclamos o propuestas rurales y los eventuales compromisos asumidos por la Comuna, si sabemos sin una palabra oficial que lo ratifique que en el proximo año 2010 no se aumentaría la tasa de red vial.
No existen datos sobre la base del dialogo o temario llevado por la Sociedad Rural, existen variados tópicos que tal vez fueron tratados, pero no salen a la luz, por ejemplo: la lucha contra la cotorra, la escrituración de los terrenos de la sede gentilmente donados por la Comuna, electrificación rural, alambramiento de caminos, ventanilla unica para el productor rural en el lugar destinado en la sede social de la S.R., guardaganados, bonificación de la brucelosis u otro incentivo para quienes revisan los toros, continuación del Plan Rural Participativo oportunamente diseñado, planificación -a largo plazo-, de un programa de consolidación o asfalto en caminos rurales, coordinación entre la Secretaría de la Producción y la Sociedad Rural, etc.
Hemos revisado las páginas de internet de la Municipalidad y las radios locales y nada aparece.
Este silencio o confidencialidad entre los dirigentes que pertenecen a ambas instituciones no parece propio de los tiempos, le hace mal a ambas, ya que solo aporta descreimiento de los epresentados, sean socios o ciudadanos
.
jrp

domingo, 29 de noviembre de 2009

Pensamientos Incorrectos - Cobos, el campo y uno

Por Rolando Hanglin
Especial para lanacion.com
Viernes 17 de julio de 2009
En primer lugar, quiero dejar constancia de que el autor de esta nota no sabe andar a caballo.Como segundo punto: mis conocimientos de agronomía son limitados. Yo sé, por ejemplo, que a las plantas hay que regarlas. Y si no, es preciso que llueva un buen rato día por medio.
Pero soy argentino, nacido y criado en la provincia de Buenos Aires. Desde chicos nos enseñaron nuestros padres y abuelos que este era el país de las vacas y el trigo. No hay más que recorrer la ruta 2, hacia Mar del Plata, para comprobarlo. En buena parte descendemos de gringos que vinieron aquí huyendo de las hambrunas europeas, atraídos por los buenos sueldos y la abundancia de trigo, maíz, leche, queso, carne, vino.
El hombre de campo. El argentino admira y respeta al hombre de campo. Sabemos que tal vez no seamos buenos para construir un submarino nuclear. Sabemos que los rusos nos ganan a la hora de mandar un cohete a la luna, los brasileños suelen vencernos al fútbol y los All Blacks nos barren al rugby. Pero confiamos en las ventajas comparativas del campo argentino y en la capacidad de nuestros chacareros: acá se produce buena carne y se generan toneladas de granos. Nos consideramos seriamente los mejores.
Por eso amamos al campo: es nuestra esencia. Y nuestro poema nacional es "El Gaucho Martín Fierro" de José Hernández, no "La Metamorfosis" de Kafka.
El argentino cree en el hombre de campo. Sabe que la fuerza creadora está en el interior, en los tambos, en los maizales, en el trigo, en la Vendimia, en las bien provistas carnicerías y verdulerías de todo el país. Por eso el campo es algo que "no se toca". Julio César Cleto Cobos, con su insólita popularidad, es un emergente de este sentimiento. Posiblemente, en sus largas cavilaciones anteriores al voto "no positivo", el ingeniero Cobos pensó en todas estas cosas y -encomendándose a Dios- trató de ser justo.
Obviamente, a lo largo de la historia el campo evolucionó. De las grandes extensiones ganaderas detentadas por la Oligarquía Vacuna desde 1880 hasta 1940 se pasó a la chacra, la granja, el feed-lot, el criadero de pollos, la siembra directa, al boom de la soja y otras realidades propias de la Sociedad del Conocimiento. El hombre de campo de hoy ya no tiene el perfil de don Juan Manuel de Rosas sino más bien el de un joven ingeniero agrónomo con su lap-top y su camperita de gamuza. Toda esta nueva generación, criada en el Interior, motorizó la protesta contra la Resolución 125. Después vino Cobos.
Ahora bien. Desde el año pasado se viene hablando de "proteger al pequeño y mediano productor", y en cambio "castigar a los grandes". Esto lo escucho en boca de políticos, economistas, ruralistas y opinators. Y no lo puedo comprender, será porque mis conocimientos económicos llegan a Segundo Año del Nacional. Se me ocurre que un pequeño productor dispone de una superficie limitada de tierra, por lo tanto no le alcanza la plata para comprar buenas máquinas y fertilizantes, de ahí que produce poco y más caro. ¿Verdad? En cambio, un gran productor trabaja sobre grandes extensiones, posee o alquila excelentes cosechadoras, sembradoras, trilladoras, fertilizantes, agroquímicos (todo eso que se paga en dólares) con lo cual extrae de su campo toneladas de granos. Estos se venden en el mercado internacional, provocando una oleada de dólares en el país y en el Estado. ¿Qué tiene de malo?
Más aún. Si no entendí mal, los famosos "pools de siembra", consagrados a la soja que compran por miles de toneladas China y la India desde el año 2000, son una red o cooperativa donde un paisano pone el campo, otro pone la maquinaria, otro los fertilizantes, otro el know-how (ahí viene el ingeniero agrónomo de la camperita) y todo el pueblo deposita sus ahorros para cobrar, el año que viene, fuertes ganancias: el almacenero, el dentista, el comisario, el escribano y la viuda del finado intendente. De esta forma logran la capacidad de producción de "los grandes". Y por lo que he leído, los pools son una realidad impetuosa en Nueva Zelanda, Canadá, Estados Unidos, China, Brasil, India, Vietnam, etc. ¿A qué se debe el furor de perseguir a los pools y castigar a los "grandes"?
Algunos dicen que el cultivo de soja (con el famoso glifosfato y otras substancias propias de los alquimistas) deteriora la tierra. Pero no me imagino a un paisano argentino destruyendo su propia base de sustentación. Tampoco me explico el fervor por la ecología en un país que tiene el Riachuelo (el curso de agua más contaminado del mundo), un Río de la Plata que fue playa hasta 1950 y donde ahora no te podés zambullir porque se te cuecen las tabas entre la otitis, la conjuntivitis, la gastritis y las erupciones cutáneas?y las propias calles de Buenos Aires, donde familias de marginales con sus hijos procesan la basura a cielo abierto, contaminándose y contaminando sin que a nadie le importe.
Ese es mi parecer. Si a alguien he molestado, monto en mi malacara y me mando mudar al trotecito.

Latas de esquila

La emisión privada de fichas o latas de esquilas como medio de pago, fue abundante en nuestra campaña, especialmente en las zonas ganaderas como la Provincia de Bs. As, Entre Ríos, Santa Fe o la Patagonia, entre otras.
La mayoría de los establecimiento o estancias hacia fines del siglo XIX principios del XX se dedicaban exclusivamente a la cría de lanares por sobre la vacuna, esto debido a los precios internacionales y la demanda Europea para la confección de telas, que luego paradójicamente importábamos.
Dentro de la Provincia de Bs. As, y hacia finales del siglo XIX y principios del XX, Ayacucho ostentaba el puesto número en cantidades de lanares en pie, debido a su extensión territorial y su pastura.
No había establecimiento rural, por más pequeño que fuere que no poseía una majada, esto repercutió favorablemente para la economía local y mucho tuvo que ver con el desarrollo de nuestra ciudad.
Antes de explotar la crisis del año 30, le economía lanar venía en baja, producto de la caída internacional de los precios, y año tras año se fue apagando, en comparación con aquellos años de esplendor, donde se reconocía Ayacucho por aquellos ejemplares de excelencia.
La época de la esquila, comenzaba alrededor del mes de Octubre, debido al buen clima que se precisaba para dicha tarea, ya que las heladas no son frecuentes a esa altura del año, por ende los esquiladores se llegaban a las estancias para comenzar la tarea de esquila, que en un primer momento se realizaba manualmente, es decir a tijera. Luego fueron incorporándose las maquinas a la tarea de esquilar los lanares, alrededor del año 1890, pero hay que destacar que con esta nueva tecnología sólo contaron los grandes establecimientos.
Las comparsas que se apersonaban a los puestos de las estancias estaban compuestas por:
- Entre diez y veinte (según la majada) esquiladores, llamados también tijeras, entre los que se encontraban los desbarrigadores.
- Dos o tres agarradores.
- Un medico.
- Un afilador.
- Dos o tres alzadores de vellones.
- Un cocinero/a
Todos coordinados por el capataz o contratista, cada uno de estos tenía su función o tarea específica:
“Los esquiladores o tijeras esperaban las ovejas que les traían los agarradores, ya maneadas para realizar la esquila; el debarrigador sólo se encargaba de cortar la lana de la barriga; el afilador mantenía las tijeras a punto; los alzadores iban estibando en el galpón los lienzos con la lana. La tarea del médico era realizada por el principiante, quien recién se unía a la peonada de esquiladores; por lo general era un joven, y su función consistía en acudir al llamado del esquilador, que había cortado una oveja, para pasarle el remedio. El cocinero/a se encargaba de cebarles mates, alcanzarles agua y preparara la comida (ésta consistía en un puchero con arroz, asado y fariña con galleta). Los horarios eran los siguientes: como a las 8 de la mañana un asado, a las 12 el almuerzo, con una hora de reposo, y a la noche la comida.”.
En cuanto a la paga, se realizaba de la siguiente manera:
“Por cada vellón se da una lata, la lata es un equivalente a un vale por un vellón. Concluida la faena del día, que generalmente era de sol a sol, se recogen las latas y se dan los vales por tantos vellones. Al día siguiente se vuelven a servir las latas”.
El reparto de las latas lo realizaba “el latero”, que la mayoría de las veces era el capataz; caso contrario alguien de su confianza.
La duración de la esquila dependía de la cantidad de lanares, pero entre siete y diez tijeras, un desbarrigador, un agarrado, un alzador, un afilador y el cocinero son suficientes para esquilar en dos días y medio dos mil ovejas al barrer.
Concluida la esquila, la peonada levantaba sus monos y partían hacia otra estancia, previa fiesta de despedida con asado, guitarra y baile.
En cuanto a las fichas o lata de esquilas que se utilizaron como medio de pago, encontramos que en un primer momento se usaron simples discos de hojalata o latón, apunzonándose la marca de ganado o las iniciales del propietario.
Con el paso del tiempo, se fueron acuñando en bronce, cobre, níquel u otros metales. Las mas completas llevan el nombre del emisor, establecimiento, marca, valor, localidad y fecha (no era muy común). A su vez, llevaban estampado una oveja entera, sólo su cabeza o las leyendas “Dinero en esquila”, ”Vale por un vellón” o “Esquilé una oveja”.
El uso de la ficha no fue exclusivo de la esquila, ya que en otras regiones del país fueron también utilizadas, como por ejemplo en la vendimia, en la zafra de la caña de azúcar, y en las minas y canteras, entre otras actividades.
Leandro Rossatto
Bibliografía Consultada:
- Pilchas Criollas, Fernando O. Assuncao (1975)
- Estancias Bonaerenses, Carlos Antonio Moncaut (1977)
- Gran Guía Descriptiva y de Información de la Pcia. de Bs.As. (1890)
Más información en http://coleccionrosatto.blogspot.com.
Fuente: elSensor.com

jueves, 19 de noviembre de 2009

Santos Vega, el enigmático

Es la quintaesencia del gaucho, pese a que carece de sustancia: la tradición agigantó su figura y la convirtió en símbolo; hay quien hasta ha creído que no existió, pero una multitud de testimonios admisibles, así como las ideas actuales sobre el origen de los mitos, lleva a rechazar esa presunción.Santos Vega es, por antonomasia, la quintaesencia del gaucho, su representación más cabal y más concreta, pese a que, precisamente, carece de contorno, de definición y de sustancia.
Del ingente acopio de conocimientos hecho por eruditos, historiadores y sociólogos, tenemos que muy poco es lo que genéricamente se sabe del gaucho; con aquél "de la larga fama", que "murió cantando su amor/ como el pájaro en la rama...", sucede lo mismo, aunque en términos no ya de paradigma cargante, sino de fantasma querendón.
Por cierto, es un personaje literario, pero no parece serlo del todo como indiscutiblemente lo es Martín Fierro. Por otra parte, es un personaje literario sólo en cuanto invocación, no si nos atenemos al rastro de una obra así fuese fraguada.
Obligado la menciona lateralmente: "Hirió las cuerdas sonoras,/ y cantó de las auroras / y de las tardes pampeanas...", dice. Y la cita habitual de "no me entierren en sagrado;/ déjenme en el campo verde/ donde me pise el ganado", lejos de ser original remite a mil antecedentes del folklore español.
Sin embargo, Santos Vega, en plena síntesis sarmientina, es el gaucho por excelencia y también el cantor por excelencia.
Obligado vuelve memorablemente sobre esto y lo deja fijado para siempre en la estructura mítica de nuestro país: "Mientras de orgullo me anega/ la convicción de que es mía/ la patria de Echeverría,/ la tierra de Santos Vega", atribuyendo al poeta letrado y romántico la cualidad de abstracción que entraña decir patria y al payador legendario la de la de apasionada concreción que rezuma el vocablo tierra .
¿Pero quién era Santos Vega? La tradición agigantó su figura y la convirtió en símbolo pero, ¿a partir de qué materia produjo esa transmutación apreciable?
Hay quien hasta ha creído que no existió, pero una multitud de testimonios admisibles, así como las ideas actuales sobre el origen de los mitos lleva a rechazar esa presunción, si bien somos incapaces de aportar ni una pizca de certidumbre al respecto.
En verdad, aun en sus incongruencias y vacíos, la historia de Santos Vega parece real; por contraposición, suena un poco forzado que para mediados del gobierno rosista se inventasen consejas a propósito de un acontecimiento sucedido no más de diez años antes.
Además, se da como cierto que Bartolomé Mitre -responsable de la primera transcripción culta del mito y casi contemporáneo de su gestación- nunca puso en duda la realidad del personaje.
Las discrepancias son variadas e interesantes: ante ellas declaro descreer de la posible asimilación del mendocino Juan Gualberto Godoy a esta solemne referencia argentina, tanto como efectivo álter ego del protagonista principal, o bien de su asimismo misterioso contrincante, ése a quien Rafael Obligado denominó, para todos los tiempos, Juan Sin Ropa, sin que se sepa por qué.
Pero uno -el que suscribe- descalifica al cuyano simplemente por honesto devaneo intelectual, por parecerle por demás culto y elaborado como para haber podido herir hasta tal punto la imaginación popular, lo que es sólo una opinión, no un hecho demostrable en el arduo terreno de los estudiosos y de los rabdomantes de comprobaciones y documentos.
En el fondo, sabemos, la disputa es inútil pues la cuestión está de antemano resuelta: Santos Vega existe como personaje netamente diferenciado de cualquier otro, y también, y sobre todo, existe la tierra a la que ha enriquecido con la proyección de su espíritu.
No obstante hay cosas oscuras en su historia, particularmente incomprensibles porque parecen ser ajenas -al menos en lo racional- al sentido de la narración.
Una es la ubicación física de sus andanzas, en el pago de Ajó o del Tuyú, recodo de la campaña porteña aislado de la zona de las estancias, suerte de retazos de suelo que sobrenadan los extensos lagunones situados entre lo que luego sería el camino de Monsalvo y las dunas de la costa, zona aún hoy más adecuada para guarida de animales que de personas.
Algunas habría, sin duda, pero lo importante no es eso, sino la índole pasiva que el ir a ese paraje permite suponer en el gaucho de marras.
Veamos: más allá de las estancias "en que nace el ombú", estaban el desierto, las indiadas maloqueras. Perseguidos como Fierro y Cruz se refugiaban en las tolderías y allí seguían el curso de sus desdichas como antes de la desgracia.
Vega encaró el rumbo opuesto y en vez de optar por la lucha, eligió la holgazanería rústica del ermitaño. Hasta ahí lo que se cuenta, quedando para nosotros la pregunta de si se quiso pintar el carácter contemplativo del poeta, o tal vez mantener la alegoría de lo criollo ajena a la contaminación aborigen.
La otra curiosidad es que el príncipe de los cantores no era el mejor cantor. Contrariamente a lo que predican todas las mitologías conocidas, el héroe es menos que el antihéroe; al revés de todo lo imaginable, en él la grandeza se forja en la derrota. Alguien _Juan Sin Ropa, o un negro de mal agüero, o el Diablo, o el Progreso escrito con mayúscula_ lo injuria y destruye, lo condena a un ocaso en el que, mansa aunque ostentosamente, morirá de pena.
No entiendo por qué es así, encrucijada que contribuye a persuadirme de la naturaleza genuina de la leyenda, no importa si atisbo del ulterior ánimo llorón de los habitantes del país, o acaso modesta Walhalla con vista a la bahía de Samborombón. Se me ocurre que de tratarse de un relato meramente literario hasta por un prurito de coherencia el autor hubiese enmascarado las cosas, tal como Güiraldes _púdica, elegantemente_ ocultó que el mundo de don Segundo era una sombra, operación reducida a transformar un sustantivo en adjetivo y a eludir nombrar el ferrocarril.
Por Fernando Sánchez Zinny Para LA NACION Rincón gaucho

CONINAGRO

La Confederación Intercooperativa Agropecuaria Limitada, más conocida por sus siglas CONINAGRO, es una organización que agrupa al sector cooperativo agrario de Argentina, fundada el 4 de junio de 1958. Se trata de una organización de tercer grado que reúne a diez federaciones que, a su vez reúnen a 120.000 empresas cooperativas agrarias. Un 20,5% del total de cereales y oleaginosas producidos en el país corresponden a cooperativas asociadas a CONINAGRO.
Historia
CONINAGRO fue fundada el
4 de junio de 1958 durante la presidencia de Arturo Frondizi. Durante la última dictadura argentina (1976-1983) estuvo de acuerdo, junto a la Sociedad Rural Argentina, Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) y la Federación Agraria Argentina, "en la necesidad de que los gobernantes concreten los lineamientos asumidos en 1976 en el sentido de producir los cambios necesarios para dejar atrás las rémoras que traban nuestro desarrollo".
Institucional
Como organización confederal de tercer grado, CONINAGRO reúne las siguientes federaciones y confederaciones patronales rurales provinciales:
Asociación de Cooperativas Argentinas (ACA)
SanCor Cooperativas Unidas Limitadas
Federación de Coop. Vitivinícolas Argentinas (FECOVITA)
Federación Entrerriana de Cooperativas
Federación de Cooperativas Agropecuarias (UNCOGA)
Federación de Cooperativas Arroceras Argentinas (FECOAR)
Unión de Cooperativas Agrícolas Algodoneras (UCAL)
Federación de Cooperativas de Corrientes
Federación de Cooperativas Agrícolas de Misiones
Asociación de Cooperativas Hortícolas y Frutícolas Argentinas (ACOHOFAR)
Su presidente es Carlos Alberto Garetto, y el vicepresidente es Eduardo Sancho, para el período 2008-2009.

Confederaciones Rurales Argentinas (CRA)

Confederaciones Rurales Argentinas (CRA) representa, dentro del panorama gremial del campo argentino, la presencia de una organización federal de profunda raigambre democrática, en la que encuentran su más cabal expresión todas las voces de la producción en su diversidad geográfica como en sus distintas variantes productivas.Fundada en 1943, ha crecido hasta contar en la actualidad con 13 confederaciones y federaciones, integradas a su vez por más de 300 sociedades rurales de todo el país. En total, están representados a través de la acción de CRA poco más de 109.000 productores agropecuarios. Tanto productores pequeños, medianos o grandes son recibidos y bienvenidos en CRA, como un reflejo fiel de su espíritu federalista que inspiró su creación.A través de sus más de 60 años de vida acreditó sobradamente su conducta gremial, fortalecida en la defensa irrestricta de los intereses del productor y de las empresas rurales y con ese férreo estandarte se ha guiado.

¿QUÉ ES CRA?

• Es una Asociación civil gremial, cuyo objetivo central es la defensa del productor agropecuario y sus intereses.
• Es Federativa de tercer grado. Más de 300 rurales de todo el país dan sustentoa 13 confederaciones y federaciones rurales, el pilar de CRA
• CRA es una entidad sin fines de lucro y su cuadro directivo no recibe honorarios por su labor.
• Propende al fomento y desarrollo de las actividades agropecuarias.
• Coordina la acción de todas las entidades que agrupa y se integra con asociaciones de similares características

Federación Agraria Argentina

La Federación Agraria Argentina (FAA) es una organización patronal de productores rurales de la Argentina fundada en el 15 de agosto de 1912, en el curso de una histórica protesta de arrendatarios y pequeños productores rurales conocida como Grito de Alcorta. La mayor parte de sus miembros son pequeños y medianos propietarios rurales, principalmente concentrados en las provincias de Santa Fe y Córdoba.
Es una de las cuatro entidades que representan al sector
patronal rural en el RENATRE (Registro Nacional de Trabajadores Rurales y Estibadores),[1] y la Comisión Nacional de Trabajo Agrario;[2] las otras tres son la Sociedad Rural Argentina, Confederaciones Rurales Argentinas y CONINAGRO. Como entidad patronal negocia también con los sindicatos del sector y firma convenios colectivos de trabajo como el Convenio 160/75, y otros acuerdos entre sindicatos y organizaciones patronales, como en el caso de Convenio Marco de Constitución de la Red de Formación Profesional para el Sector Agropecuario.


El abogado Francisco Netri, líder del Grito de Alcorta y quien propuso crear la FAA. Fue asesinado en 1916.

Busto del escultor Erminio Blotta
Su primer presidente fue Antonio Noguera, en tanto que el abogado Francisco Netri, líder del Grito de Alcorta, fue quien inspiró su creación.

La FAA tiene como objeto defender los intereses de los pequeños y medianos productores agropecuarios de todo el país, a través de su participación en los diferentes temas que conforman la coyuntura del sector, frente a las acciones de los gobiernos, de empresas privadas y de otros sectores que atenten contra los derechos de aquellos. De acuerdo a su Estatuto, esta entidad se propone "asumir la representación de los intereses y aspiraciones quienes la integran, de todas partes del país, que tengan como fin el respeto por las personas y los superiores intereses de la nación". A tal efecto, dice la Carta fundacional, la FAA podrá efectuar la prestación de cualquier clase de servicios, inclusive mutuales, a sus entidades integrantes y a los socios de estas, en forma directa o por conducto de terceros; y asimismo, realizar actividades industriales, regionales y/o de intercambio cooperativo que tengan por objeto la defensa del productor agropecuario.

CONFEDERACION DE ASOCIACIONES RURALES DE BUENOS AIRES Y LA PAMPA

El 31 de julio de 1932 quedó constituida la Confederación de Asociaciones Rurales de Buenos Aires y La Pampa, tras una asamblea realizada en la ciudad de Nueve de Julio con la participación de diez Sociedades Rurales.
Listado de las Sociedades Rurales Fundadoras de CARBAP
Sociedad Rural de Ayacucho
Sociedad Rural de Mar del Plata
Sociedad Rural de Azul
Sociedad Rural de Nueva de Julio
Sociedad Rural de Balcarce
Sociedad Rural de Tandil
Sociedad Rural de Bolivar
Sociedad Rural de Trenque Lauquen
Sociedad Rural de Juarez
Sociedad Rural de Veinticinco de Mayo
El contexto en que fue creada es la crisis mundial del año 1930 , que repercutió profundamente en nuestro país, como consecuencia de la paralización de las transacciones internacionales, que afectó seriamente la colocación de los excedentes agropecuarios.
La entidad está formada por Sociedades Rurales que propenden e impulsan el desarrollo de la ganadería, agricultura, e industrias afines . Actualmente agrupa 114 asociaciones de base ubicadas en el territorio de las provincias de Buenos Aires y La Pampa , que nuclean a más de 34.000 productores de toda la Pampa Húmeda.
La filosofía que guía el accionar de nuestra institución es la de mantener un contacto directo y permanente con los productores a fin de consustanciarse con sus inquietudes y preocupaciones , dado que las decisiones en el movimiento rural confederado, siempre se toman sobre las bases de las necesidades y requerimientos de los mismos .
Desde su creación a la fecha, CARBAP ha desarrollado una vasta acción gremial , participando activamente de las reuniones y exposiciones que se realizan en su zona de influencia y también representando a los productores en las negociaciones con los Gobiernos de Buenos Aires y La Pampa en todo lo que haga al desarrollo de las explotaciones agropecuarias.
A nivel nacional, la institución está representada por la entidad de tercer grado, Confederaciones Rurales Argentinas (CRA).
Conformación de CARBAP
Está compuesta por las asociaciones rurales de base , las que mantienen absoluta autonomía e independencia en su orden interno, directivo, técnico y administrativo y solo las declinan en todos los asuntos de carácter general resueltos en las Asambleas y Congresos Rurales , reconociendo a la Confederación como organismo máximo gremial.
Estructura interna de CARBAP
Consejo Directivo
Es el órgano rector de la institución . Es quien tiene a cargo la elaboración de las pautas políticas y de todas las resoluciones que crea convenientes para el logro de los fines que persigue la Confederación y delega la ejecución de las mismas en la Mesa Administrativa y Ejecutiva. Fuente: CARBAP

LAS REUNIONES ABIERTAS DE C.D. EN LA SOCIEDAD RURAL DE GENERAL LAVALLE

Hemos celebrado la comunicación recibida el mes proximo pasado y la hemos retransmitido -a raiz de ello fue publicada en el Diario Pionero-. Esta es una practica que -aparentemente- se ha reinstalado en forma permanente, luego de la Asamblea de agosto. No esta demás recordar que durante el 2008 hubo una sola reunión abierta, cuestión que causo cierta perplejidad ya que se rompio una tradición que se habia inaugurado desde el año 2002, ya que iba a contramano de
una politica -no lograda- que intentaba la participación de un número relevante de productores del Partido.

Sobre el punto puede mencionarse la escaza presencia de los mismos en la última asamblea, creo que se contaban con los dedos de una mano aquellos que no formaban parte del listado de candidatos a integrar la única lista que se presento a renovar la C.D., con serio compromiso de la legitimidad del acto ya que tratándose de una sociedad integrada por mas de 100 socios -con derecho a voto deben ser unos 400-, entendemos que el estatuto considera necesaria la presencia del 10% del padron.

Puede entenderse cierta resistencia, de una Comisión Directiva formalmente elegida para un determinado periodo, a la intervención en este caso de productores en determinadas cuestiones que podrían pretender presionar y/o imponer criterios diversos en cuanto a las politicas de administración.

Pese a ello esos pruritos, resquemores o miedos deben superarse en pos de una labor que debería entenderse como integradora, propiciadora de un debate libre y democrático, ajeno a sectarismos excluyentes, donde el productor frente a su autoridad institucional pueda dar sus puntos de vista y peticionar acciones tendientes a solucionar problemas colectivos.
Entendemos que el dirigente no debe aislarse y tratar de escuchar la mayor cantidad de voces, seán estas de su gusto o no, porque debe gobernar para todos y espejar usos y modos correctos, a diferencia de aquellos que generalmente criticamos en otros estamentos.

Finalmente, estamos persuadidos de la necesidad de generar la participación de los productores, no obstante los escollos que se opongan, pues en ella reside la fuerza institucional que permitirá una adecuada defensa de la ruralidad, que es un modo de vida y de ver la realidad. Pero para ello tal como lo establece nuestro estatuto que preve la representación de las distintas zonas productivas del partido, debe facilitarse la participación contemplando la forma de generar ámbitos posibles para aquellos que residen tanto en Madariaga como en otras ciudadades, seguramente esos productores tiene derecho a opinar y a ser oidos.
jrp

EL NACIMIENTO DE LA SRA

"Cultivar el suelo es servir a la patria"
La Sociedad Rural Argentina es parte de la historia económica y política de la Nación. Si bien su fundación recién se plasma en 1866, ya existían desde principios de 1860 intentos de los sectores vinculados a la explotación agraria, de organizar entidades que tratasen la problemática del campo. El conflictivo contexto político de la época (guerra con el Paraguay y guerra civil entre la Confederación y la Provincia de Buenos Aires) no fue un obstáculo para el empuje de algunos pioneros. Sus objetivos no expresaban solamente la defensa de sus propios intereses. Muy por el contrario, eran la manifestación de las imperiosas necesidades nacionales de lograr el desarrollo de una economía estancada, en un territorio lleno de recursos naturales.Aquellos visionarios como Eduardo Olivera, José Martinez de Hoz y otros auténticos forjadores de nuestro suelo, cristalizaron sus anhelos, el 10 de julio de 1866, con la fundación de la Sociedad Rural Argentina.
Plaza Italia, portones de Palermo - 1874
Hoy como ayer, la SRA sigue siendo fiel a sus ideas rectoras:"Artículo 1°- La Sociedad Rural Argentina, fundada en 1866, es una Asociación Civil que tiene los siguientes fines: velar por el patrimonio agropecuario del país y fomentar su desarrollo tanto en sus riquezas naturales, como en las incorporadas por el esfuerzo de sus pobladores; promover el arraigo y la estabilidad del hombre en el campo y el mejoramiento de la vida rural en todos sus aspectos; coadyuvar al perfeccionamiento de las técnicas, los métodos y los procedimientos aplicables a las tareas rurales y al desarrollo y adelanto de las industrias complementarias y derivadas, y asumir la más eficaz defensa de los intereses agropecuarios".

SOCIOS FUNDADORES DE LA SOCIEDAD RURAL ARGENTINA.
José Martinez de Hoz

Eduardo Olivera

Lorenzo F. Aguero

Ramón Viton

Francisco B. Madero

Jorge Temperley

Ricardo B. Newton

Leonardo Pereyra

Mariano Casares

Jorge R. Stegman

Luis Amadeo

Claudio F. Stegman

Juan N. Fernandez
Fuente: SRA

domingo, 25 de octubre de 2009

Pensamientos incorrectos La cuestión mapuche

Por Rolando Hanglin Especial para lanacion.com
Martes 22 de setiembre de 2009
Leemos que la comunidad mapuche Cayún ha ocupado tierras en la zona de San Martín de los Andes. Se trata de predios pertenecientes a Parques Nacionales. El conflicto social, cultural y patrimonial con los mapuches se ha ido desarrollando de tal modo que muy pronto va a ser un problema nacional, a debatir en el Congreso.
Muchos argentinos (sobre todo, los jóvenes) creen que los mapuches fueron los habitantes originarios del suelo argentino, donde vivieron pacíficamente criando a sus ovejas y tejiendo sus ponchos, sin ser molestados durante todo el lapso de la colonización española (digamos entre los años 1500 y 1850) hasta que la codicia de los estancieros blancos impulsó al general Julio Argentino Roca a expulsarlos de sus tierras. Esa sería la explicación de la limpieza étnica - o genocidio- realizada en 1879 con la llamada Campaña del Desierto.
Como es un tema complejo, que ni siquiera se estudia en el colegio secundario como parte de la historia argentina, no me atrevo a despachar una opinión "impactante" a través de estas líneas. Apenas sugiero a los interesados repasar algunos libros de etnografía, o por lo menos algo más profundo que un manual de historia de primer año, donde se dice poco y nada.
Lo primero que notarán es que la palabra "mapuche" no aparece en ninguna parte: los cronistas de Indias, los geógrafos militares, los mismos caciques en sus correspondencia política (que es abundante), los autores clásicos como Estanislao Zeballos, Lucio Mansilla y Manuel Prado; todos hablan de los indios de la Pampa y la Patagonia como "serranos", "pampas", "ranqueles", "vorogas", "catrieleros", "tehuelches", "pehuenches", e incluso "puelches"... pero jamás existió una etnia o tribu llamada "mapuche" dentro del territorio argentino. En tiempos de la guerra de los fortines -que duró desde 1820 hasta 1880- se escribieron numerosos glosarios para parlamentar, comerciar, dialogar y entender lo que decían los indios. En ninguno hallará el lector la palabra "mapuche".
Voy a transcribir algunas citas para aportar algunas pinceladas sobre estos hombres: quiénes eran, cómo eran, de dónde venían.
"Aquellos a quienes propiamente correspondía la denominación de mapuche eran originarios de Chile, de la región limitada por los ríos Bío-Bío y Toltén, aproximadamente en la latitud de la actual provincia de Neuquén. En su lugar de origen eran bastante sedentarios y practicaban la ganadería y la agricultura en forma incipiente... Divididos en distintas parcialidades, obedecían cada cual a su cacique... Su relación con los conquistadores españoles resultó sumamente conflictiva... Respecto de los mapuches en la Capitanía General de Chile se dio un caso atípico -estimo que único en los anales de la conquista española- ya que los europeos desistieron por escrito de someterlos y firmaron con los aborígenes varios tratados de paz en los que reconocieron su derecho a ocupar un sector del territorio de esa Capitanía General, con límites precisos que no podían ser traspasados por los españoles...La nación mapuche, o araucana como se la denominaba entonces, tuvo así un reconocimiento formal... El territorio establecido, sin embargo, resultó demasiado escaso para esta etnia tan agresiva, y grandes grupos de la misma traspasaron la cordillera de los Andes hacia las grandes llanuras que hoy constituyen el centro de nuestro país... La afluencia de los araucanos a este vasto escenario fue paulatina: puede describirse como una colonización cultural, acompañada de una invasión armada... Las etnias asentadas en territorio argentino fueron absorbidas y adoptaron la lengua mapuche... Este proceso, que se conoce como Araucanización de la Pampa, requirió largos años, pues comenzó en el Siglo XVII y a mediados del Siglo XIX todavía se estaba desarrolando... No es aventurado suponer que los primeros grupos trasmontaron los Andes en busca de los ganados sin dueño que poblaban nuestras llanuras y que se denominaban comúnmente cimarrones. Vacunos, equinos y lanares pastoreaban por millares en las pampas y constituían un tentador suministro para indios y blancos, que los perseguían y capturaban para consumirlos y comercializarlos... Lo que en un principio fueron excursiones temporarias de caza, rápidamente se transformaron en asentamientos definitivos de tal importancia que llegaron a desplazar y absorber a los primitivos habitantes" (Del libro Malones y comercio de ganado con Chile, Siglo XIX, de Jorge Luis Rojas Lagarde).
Estos primitivos habitantes que fueron dominados y absorbidos por los araucanos eran los famosos tehuelches, puelches y serranos de la historia, que perduran en el recuerdo de grandes jefes históricos argentinos como Pincén, Coliqueo, Painé, Catriel y Sayhueque. En todos los documentos históricos de la época, el lector hallará numerosas menciones de los "indios amigos" (sobre todo Catriel y Coliqueo) y también de los "indios chilenos", y la inmensa rastrillada que estos últimos dejaban, arrastrando sus lanzas por el campo, llamada "camino de los chilenos". Era ésta una larga banda pisoteada por arreos de ganado robado en las estancias argentinas (a veces hasta 200.000 cabezas) y luego comercializados en Chile, cruzando la cordillera tras un período de engorde que se hacía en el Neuquén.
En este largo ciclo histórico hubo malones cruzados de indios contra blancos y viceversa, alianzas, pactos y traiciones, y puede decirse que toda fuerza militar contó con su valiente escuadrón de lanceros indios, a veces en número de 1000 o 2000, ya que los araucanos y los pampas resultaban militares vocacionales y se anotaban en todas las batallas, con un guiño -naturalmente- del cacique, y la recompensa del botín, tal vez una cautiva blanca. De todos los jefes indios, el más exitoso, cruel y astuto fue sin duda el chileno Juan Calfucurá, que cruzó los Andes para atacar a traición a sus parientes, los vorogas de Salinas Grandes (La Pampa), convirtiéndose luego en un verdadero emperador, con su cancillería, sus escribientes y su trono: el monarca de Tierra Adentro. Sigue diciendo Rojas Lagarde: "Esta fuente de alimentos tan abundante comenzó a disminuir hasta agotarse, con motivo de las continuas e importantes exacciones que sufría, pues los blancos organizaban sus "vaquerías", anticipando la ganadería actual... los indios optaron por recurrir a la captura del ganado criado por los blancos en sus estancias... Con ello se transformaron de cazadores en depredadores, a mitad del Siglo XVIII". Es decir, cincuenta años antes de la Independencia.
El 18 de julio de 1872, el médico militar francés Henri Armagnac participó, como arriesgado testigo, de la represión a un malón que había causado veinte muertes y arreaba miles de cabezas de ganado hacia Tierra Adentro. La historia está relatada en Viaje por las pampas argentinas, publicado por Eudeba en 1974. Los indios asesinaban a sus víctimas varones, se resistieran o no, acometiéndolos con su larga lanza: luego echaban pie a tierra y los degollaban. Las mujeres jóvenes eran secuestradas como cautivas, lo mismo que algunos niños. Las viejas sufrían el mismo destino que los hombres. El doctor Armagnac da fe de que los soldados blancos hacían exactamente lo mismo: no se tomaban prisioneros. Los vencidos eran fusilados o degollados en el lugar, como lo ordenaba Juan Manuel de Rosas en una directiva escrita: "Mátenlos ahí mismo, en caliente y dejen sólo uno vivo, para que declare". Relata, pues, el doctor Armagnac el encuentro de indios y cristianos: "Pronto vimos a unos cincuenta indios, la mayoría a pie y algunos montados a una distancia de quinientos metros. Apenas nos vieron, los que estaban a pie montaron a caballo, por lo menos los que lo tenían a mano, y emprendieron la huida. Pero nuestros gauchos se lanzaron en su persecución y, en menos tiempo que toma en relatarlo, alcanzaron a algunos y los mataron a lanzazos y cuchilladas. Los otros escaparon en todas direcciones, entre los altos pastos que rodeaban el claro. Siguió la persecución y se logró apresar a algunos más, que fueron fusilados y rematados a puñaladas. Los gauchos realizaban con verdadero ensañamiento estas ejecuciones sumarias".
Dice Manuel Olascoaga en Estudio topográfico de la Pampa y el Río Negro, con referencia a las décadas posteriores a 1800: "Nuestros ganados se multiplicaban prodigiosamente de año en año, y los indios también de año en año traían sus malones a todas nuestras poblaciones y establecimientos limítrofes de la pampa...Los ganados invernaban y descansaban tranquilamente en las faldas de los Andes... Allí venian los comerciantes cristianos a cambalachearlos por tejidos, chaquiras, bebidas, tabaco, etc, para luego llevarlos tras la cordilera. Nunca uno de nuestros hacendados se presentó en Chile a reclamar sus vacas robadas. Tampoco hubo jamás una autoridad chilena que diera cuentas espontáneamente o pidiese certificados de propiedad a los que introducían por la Pampa cantidades de ganado que representaban cientos de miles de pesos. Esa exacción y sus connivencias eran absolutamente impunes ante la Justicia chilena".
El científico americano George Earl Church describe el ataque de un malón contra Bahía Blanca en 1859. Después de arrebatar 5000 cabezas de ganado que pastaban en los campos vecinos, y al ver que desde el fortín hacían fuego, los indios volvieron hacia la población cristiana y allí desencadenaron un infierno de lanzazos, degüellos y violaciones. Church los describe como jinetes prodigiosos y guerreros de admirable vigor. Al retirarse los salvajes con su gran botín de vacunos, yeguarizos y cautivas, dejaron en el campo de batallas 62 muertos, que el científico describe así: "Eran hombres bien constituidos, musculosos, de mediana estatura, pecho lleno y redondo, hombros anchos, muñecas pequeñas, manos y pies bellamente formados, con dedos estrechos y uñas largas. Un pelo tosco y enredado cubría sus cabezas y caía sobre sus frentes bajas. Tenían pómulos altos y bocas grandes, de aspecto salvaje. La cabeza de un diablo unida al cuerpo de un dios". ( Aborigins of South America, Chapman & Hall, Londres, 1912). No eran, pues, enemigo fácil ni caballo manso.
Tiburcia Escudero, una muchacha de 20 años que en 1850 vivía con su madre y sus hermanos en La Higuerita, en San Luis, relata: "Nos levantamos todos en mi casa bien tempranito para ordeñar. En esa época hacíamos muchos quesillos y en esa tarea nos ayudaban, a mi mamá y a mí, mi tata Isaac y mis hermanos, Isaac y Fidel... Como a eso de las once, mis hermanos menores que andaban jugando atrás de las casas gritaron: ¡Dispare, los indios!... Yo les dije; ¡Dejen de joder!. Y seguimos con mi mamá trabajando en la leche. La cuajada ya estaba casi hecha. Ahí sentimos un tropel como si el cerro se viniera abajo. Yo salgo corriendo al patio y veo como doscientos indios a caballo rodean la casa. Gritaban: ¡Matando cristiano!... Yo disparé para el lado de la barranca pero no había hecho ni cincuenta metros cuando un indio me agarró de las trenzas y me levantó en el aire y me puso atravesada sobre la cruz de su caballo, gritando: "No escapando cristiana... Cristiana linda... No matando, llevando toldo"... Cuatro años después pude volver a mi rancho y supe que habían matado a mi mamá. Mi tata se salvó porque estaba en el campo.. Los indios se llevaron todo lo que pudieron, y ya de vuelta saquearon tres casas más, robando, incendiando y matando... En algunos casos, mataron a niñitos que ni caminaban... A las criaturas las revoleaban por el aire y las ensartaban con la lanza, a las carcajadas y al grito de: Matando pichi, matando pichi". ( Tiburcia Escudero, la cautiva de los ranqueles, publicado por la Secretaría de Estado de Cultura de San Luis)
Todo este trastorno sangriento se había originado en el gran desequilibrio de la pampa, provocado por la masiva invasión de araucanos chilenos. Fueron cincuenta años de sangre y muerte, donde predominaron siempre los más crueles, los más audaces, los más traidores, los más valientes.
Y como trasfondo económico, la sangría de ganado, escamoteado en la pampa y vendido en Chile. El diputado chileno Puelma dijo en un debate del Congreso de su país sobre la cuestión de la araucanía: "Es sabido que el comercio que más realizan los araucanos es el de animales robados en la República Argentina... Y nosotros, que sabiendo que son robados los compramos sin escrúpulo ninguno, después decimos que los indios son ladrones. ¿Qué seremos nosotros, pues?".
Después de esta época terrible, se tapó todo, se olvidó pronto y mal, y vino el auge de la Generación del 80, con los grandes hombres de la Nación en su expresión moderna: Roca, Mitre, Pellegrini, Sarmiento. La inmigración de italianos, españoles, vascos, irlandeses, polacos, rusos, ingleses, árabes, cubrió ese pasado terrorífico y nadie conoció ya la tremenda historia. La Argentina aspiraba a sentarse entre los grandes países ricos y civilizados... el heróico pero terrorífico relato de la guerra al malón estaba lleno de capítulos turbios, escalofriantes, como para espantar al inmigrante más curtido.
Pero atención: en esa historia, que tiene muchos capítulos y muchos matices, no hay buenos y malos. No hay ángeles. No hay víctimas. No hay "mapuches". No hay "genocidio". No hay habitantes originarios, o mejor dicho sí los hay: originarios de Chile.
Nuestros indios amigos, nuestros paisanos que sobrevivieron como pudieron, hoy están esperando una reparación histórica, cultural, territorial, económica, en sus pagos de origen dentro de la República Argentina, como ser Toay, Los Toldos, Ñorquinco. A los araucanos chilenos que, a lanza y bola, derramaron su sangre en nuestro país, les toca (a través de sus descendientes) lo mismo que a cualquier argentino. Una oportunidad para estudiar y trabajar, el respeto de todos mientras se acate la Constitución. Pero, si vemos los hechos históricos, no parece el caso de una "indemnización" o la "devolución de sus tierras originarias, usurpadas por el cristiano". Eso no sería justo para todos los patriotas que murieron en esta guerra de 50 años y los paisanos que fueron degollados, sus mujeres violadas, sus hijos secuestrados.
En todo caso, yo sugiero al lector, o a los legisladores que muy pronto tendrán que resolver de manera ecuánime esta cuestión, una lectura seria de todo lo que se ha dicho y escrito sobre los indios de la pampa.

Una de pistoleros: Butch Cassidy en la Patagonia*

10/10/09 Río Gallegos.- (APP) En el siglo XIX de la Patagonia sólo se conocían sus costas en donde con muchas privaciones, algunos pocos vivían en sus precarios puertos. El interior, sus extensas mesetas... eran tierras de exploración sólo conocidas por los tehuelches. Poco a poco se van descubriendo campos más que aptos para la cría de ganadería, básicamente la oveja "o guanaco blanco". Por eso comienzan a aparecer pioneros, aventureros y grandes compañías interesadas en invertir. Así es que se sucede un fenómeno curioso... puertos con poca población pero en donde circulan incipientes fortunas.
En 1905 Río Gallegos (hoy capital de Santa Cruz) apenas si tenía 900 habitantes pero ya tenía dos bancos que manejaban enormes sumas de dinero: banco de la Nación Argentina y el banco de Tarapacá y Argentino Ldo. (fue cambiando de denominación según las posesiones del paquete accionario llamándose también Banco Anglo Sudamericano, de Londres y América del Sud y Lloyds Bank). Este último funcionaba en Gallegos desde 1899. Claro que en un pueblo o un caserío de menos de mil habitantes y a centenares de kilómetros de población alguna; las medidas de seguridad eran casi inexistentes ... y dentro del banco apenas un gerente y un empleado... si hasta tenían libras esterlinas guardadas en una latita.
Pero arranquemos en enero de ese año (1905). Interesados en realizar inversiones a nombre de una compañía norteamericana llegan a la ciudad dos aparentemente distinguidos señores y una simpática dama. Se trata del Sr. Bridy (Brady o Brindy) y el Sr. Herbert Linden, junto con la srta. Ethel Place.
Diría poco después el vecino del caserío, Sr. Meneses:"Han llegado hoy a esta Capital, cuatro personas que vienen, según me han dicho ellos mismos a comprar campos, mucho campo, una gran cantidad de leguas para dedicarlas a la cría de ganado, especialmente vacuno. n efecto como Oráculo lo anunció; habían llegado ese mismo día a la Capital del Territorio, cuatro forasteros; y lo sorprendente era que llegaron a caballo y por si esto no fuera bastante entre ellos iba una mujer que, por cierto, era lo mas simpática que imaginarse podría.
"Los distinguidos visitantes dieron muestras en la pequeña vecindad, de holgura económica. Pararon en el mejor hotel de entonces: El Hotel Argentino. A diario tomaban el vermouth o el café en lo de Farina y dejaban interesantes propinas. Pronto lo mas granado de la sociedad galleguense tuvo interés en departir con tan ilustres visitantes y futuros inversionistas. Hasta fueron agasajados en el Club Progreso.
Curiosamente el hotel quedaba enfrente del banco de la Nación y a escasos 300 metros del otro banco de la localidad. Durante un mes los visitantes estudiaron las posibilidades económicas de la zona y la manera en como realizar una buena inversión... aunque esta no resultaría ser del tipo de inversión que los demás habitantes imaginaban.
El 14 de febrero de 1905, los dos señores Brady y Linden (quienes luego pasarían a ser llamados de manera menos distinguida como "el alto" y "el bajo") desayunaron en el hotel, luego almorzaron en el café de Farina y salieron rumbo al Banco de Tarapacá sencillamente para asaltarlo.
EL ASALTO
Parecía un día más ... sin grandes novedades en el pueblo. En "El Antártico" (semanario local) no había grandes noticias: se vende un gramófono de concierto Monarch Víctor con poco uso, el agente Francisco Lopreita fue dado de baja por concurrir de uniforme a un café cantante de la localidad, la casa Jacobs en donde se habla inglés, francés, alemán e italiano ofrece whiskey (sic) Old Smuggler, relojes, perfumes y cerveza Bull Dog cajón de cuatro docenas a $ 4.- contado violento.
Después del mediodía se encontraban en el banco el gerente Arturo Bishop y el cajero Alexander Makerrow. Cerca de las tres de la tarde no había cliente alguno en el local cuando entran los dos norteamericanos. Claro que al tratarse de un pueblo de tan pocos habitantes y en donde los forasteros eran una novedad; no les sorprendió a los bancarios ya que los habían cruzado en otras oportunidades en el mes y medio que llevaban en Gallegos... e incluso la semana anterior habían depositado alguna suma allí. Claro que en esta oportunidad notaron que los visitantes llevaban respectivos "revólvers" Colts. Abrieron la puerta de entrada al despacho en donde se encontraban Bishop y Makerrow en sus habituales tareas. Uno de ellos saltó al mostrador (obviamente el mas bajo) y apuntándoles les ordenó que levantaran las manos y las apoyaran en la baranda superior de los habituales barrotes de bronce de los mostradores de la época ... a apenas dos metros del cañón de la pistola y todo bajo amenaza de muerte. A continuación el otro asaltante ordenó al gerente que abriese la "caja de fierro" (según consta en el expediente policial). El gerente se vió obligado a colocar todo el dinero en una bolsa de lona blanca provista por los asaltantes. A su vez el ladrón mas alto descubrió una cajita de lata que contenía mas o menos cuatrocientas ochenta y tres libras esterlinas" ... ¡en una latita se guardaba la moneda extranjera!En otra versión de los hechos se comentaba que en realidad uno de los yankees al entrar al banco saludó con la mano a uno de los bancarios y en un mismo acto sacó una navaja que hizo descansar en el pescuezo. El asunto es que el dinero estaba embolsado y las versiones sobre la cantidad fueron siempre disímiles .. unas que 20.000, otras que 400.000 pesos; sea cual fuere el monto era muchísimo dinero entonces (y ahora).
Los dos asaltantes salieron del banco y cruzaron por el mismo centro del pueblo a todo galope. Así lo habían hecho durante ocasiones anteriores por lo que no llamaron la atención, creyendo el resto de los vecinos que se trataba de una excentricidad de estos "yankees". La cuestión es que al armarse la cuadrilla de persecución solo encontraban rastros pero sin alcanzarlos en ningún momento. Según testimonios recogidos iban encontrando caballos cansados. Es decir que la simpática Ethel los esperaba con animales descansados, por lo que durante varias horas no detuvieron su veloz marcha... no siendo así con las fuerzas policiales y voluntarios que cada vez avanzaban mas lentamente. Claro, el mes y medio "buscando campos" no fue otra coas que buscar buenos lugares en donde tener caballada de reserva.
En las enormes extensiones de Santa Cruz seguir buscándolos era querer encontrar una aguja en un pajar. Eso sí poco después encontraron una latita en pleno campo pero sin libras en su interior.
RETROCEDIENDO EN EL TIEMPO Y ARRANCANDO DESDE EE.UU.
La persecución de pistoleros que arruinaba el negocio bancario en Estados Unidos, se hacía cada vez mas insostenible. Incluso los sheriffs y dueños de bancos contrataban a pistoleros retirados para que directamente salgan a cazar a los que aún molestaban de pueblo en pueblo. En este dilema se encontraban Robert Leroy Parker y su socio Harry Longabaugh junto al resto de su banda. En realidad y siendo pistoleros profesionales no usaban estos reales nombres. Si bien estaban llenos de "alias" quedaron en la historia como Butch Cassidy y Sundance Kid.
Cansados de la persecución que se les hacía en USA deciden emigrar hacia Sudamérica. Llegan a la Argentina en 1901 y allí Ralph y George Newbery (padre de Jorge) como connacionales y vicecónsules, les sugieren que vayan a poblar la Patagonia. Se instalan con un campo en la región de Cholila (provincia del Chubut). Escribiría Cassidy:
"Me establecí para siempre. Tengo 300 vacunos, 1500 ovinos, 28 caballos de silla, dos peones que trabajan para mi, además de una casa de cuatro habitaciones y galpones, establo, gallinero y algunas gallinas. Los Estados Unidos me resultaron demasiado pequeños durante los últimos años" (1902).
Se convirtieron en buenos vecinos. Eran respetados e incluso visitados por autoridades tal como el gobernador del territorio... ¡hasta salieron de garantes del comisario de la zona!!! Butch, Sundance y su esposa Ethel Place ya no pensaban en huir de nadie. Al contrario... que la ley y el orden los visite en su casa.
CAMBIO DE HÁBITOS
Como trasluciera en su escrito, Butch ya se sentía a gusto en su campo y como propietario establecido. Según se comenta Sundance deseaba algo de acción. A esto debía sumarse que por la región ya operaban unos ex-conocidos de ellos: Willie Wilson y Robert Evans. A pesar de la gran cantidad de trabajos sobre el tema hay divergencias sobre si el asalto con el que comenzamos el relato fue efectuado por la dupla Cassidy-Kid o Williams-Evans a quienes se podría haber sumado Ethel. El asunto es que ante la búsqueda desatada tras el asalto, la policía se dirigió prontamente hacia los únicos pistoleros norteamericanos conocidos, por lo que Cassidy y Kid se vieron obligados a convertirse en prófugos. En el mismo año (diciembre de 1905) se produce un asalto similar en la provincia de San Luis, en este caso al banco Nación. Las fuerzas policiales van cerrando el cerco sobre al menos dos pistoleros los que terminarían abatidos en un tiroteo en la zona de río Pico, en donde son enterrados.
Años después llegan noticias de algunos delitos cometidos por dos yankees en el vecino país de Bolivia. La leyenda de Butch Cassidy y Sundance Kid se reanima. Los enterrados no serían otros que Wilson y Evans quienes tenían un modo de proceder mas brusco... en tanto que Butch y Sundance llegaron a ser considerados verdaderos caballeros. Algunos dijeron que en Bolivia fueron muertos por el ejército allá por 1908... Lula Parker Betenson, la hermana de Cassidy; sostuvo que murió de viejo y que en una ocasión se juntaron a tomar el té en 1925.
Leyenda sobre la leyenda... tanto que aunque parezca increíble, en la zona de Cholila se realizó en el año 1999 el Segundo Simposio Internacional sobre Bandoleros Norteamericanos en la Patagonia. Son ya toda una institución.- (APP)*
Biblioteca Museo del Fin del Mundo y otras fuentes.

http://www.appnoticias.com.ar/09/desarro_noti.php?cod=16441

HISTORIAS DE VIDA La increíble historia del sargento “Patria”

Según el relato de David Carruthers
Este artículo es presentado por el My (R) Sergio O. H. Toyos, siendo de autoría del fallecido Sr. Douglas Philip. Cuenta con los permisos de la familia para su respetuosa publicación y puesta a consideración de nuestros lectores, por el alto significado que posee para la “Pequeña Gran Historia” de nuestra Patria.La Historia de la Patria, no se hace solamente con los héroes emblemáticos, perpetuados en el bronce, el mármol, la pintura y recordados en innumerables muestras de reconocimiento: nombres de poblaciones, de calles, de instituciones de todo tipo, etc. En ella, también están incluidos también los hombres y mujeres que en forma silenciosa y que sin quizá, habérselo propuesto, aportaron y continúan haciéndolo en el día a día, el necesario granito de arena con el que se construye nuestra nacionalidad.El relato que sigue, por cierto, verídico y comprobable, nos muestra a uno de estos personajes. Una vida azarosa, aventurera y dura, que por aquello de las “circunstancias” que menciona Ortega y Gasset, refiriéndose al hombre en general, nos muestra a uno totalmente desconocido para la Gran Historia, que por instinto de supervivencia y por imperio de las cosas que le tocó vivir, ofreció su existencia en función del servicio, noble, sacrificada y abnegadamente, trascendiendo sólo por eso. Uno de tantos desconocidos, que vivieron y brindaron de sí, en circunstancias parecidas, legándonos una parte de lo que somos y tenemos como argentinos… En definitiva, un ejemplo para seguir… Hace ya algunos años, me desempeñaba como personal civil docente del Ejército, cumpliendo funciones como jefe de trabajos prácticos en el Servicio Histórico del Ejército. Mi tarea consistía en llevar a cabo investigaciones y asesoramientos de carácter histórico, del mismo modo que en recibir y orientar en sus trabajos, a un numeroso público civil y militar que buscaba informarse en nuestros archivos sobre datos que sirvieran para sus propias investigaciones. Así fue como conocí al Sr. Douglas Philip, un hombre ya mayor, que apareció un día, acompañado de una señorita parienta suya, residente en Canadá, quien venía a nuestro país a investigar para su tesis universitaria, en los antecedentes de los inmigrantes de origen escocés que se fueron estableciendo con el correr de los años en nuestro territorio.El Sr. Philip, en contactos mantenidos con su pariente canadiense, le había referido una increíble historia que había vivido un ancestro por vía lateral de su familia hacia mediados y fines del siglo XIX. Por las notables circunstancias que la caracterizaban, se habían constituido en una parte importante y curiosa de la tradición oral familiar, pasándose de boca en boca, y generación tras generación, alcanzando la versión escrita, a través suyo. El Sr. Douglas Philip decidió compilar en idioma inglés los recuerdos de la familia, dedicando un rico apartado a este personaje, cosa que hizo a mediados de 1962. El relato se desarrolla así:
Una Historia de Familia

Según el relato de David Carruthers


21 de Junio de 1962


“No pretendo bajo ningún concepto, ser escritor, pero deseo dejar sentado, más o menos cómo ha sido mi vida en este país en que he nacido ( la República Argentina).


Mi padre, James Smith Carruthers, fue un escocés que vino a la Argentina, allá por 1860, a trabajar en el campo, en la cría de ovejas, primero en una estancia de la familia Gibson y más tarde en uno de la familia Gilmour, por la zona de Mar de Ajó.


Con el tiempo, pudo arrendar un campo, siempre en la zona de Mar de Ajó y se casó con una de las hijas de la familia Gilmour.


Esta historia relata lo que les sucedió a mis abuelos Gilmour en su estancia “Monte de los Blancos” alrededor, alrededor de 1840, en las épocas de Rosas.


Mi tío, Daniel Gilmour, tenía cuatro o cinco años cuando apareció un gaucho en la casa de sus padres. Como era la costumbre, lo invitaron a tomar mate y luego a comer un asado. En un momento dado, el gaucho se quedó solo en la cocina y al regresar mi abuela, lo vio cómo escondía bajo su poncho una barra de jabón de las que hacía mi abuela con grasa de oveja y luego los ponía a secar sobre una tabla.


Tan indignada estaba mi abuela que lo echó de la casa diciéndole que si se lo hubiera pedido, se lo habría dado, pero no aceptaba que le estuviese robando. El gaucho se fue maldiciendo y jurando venganza.


Al pequeño Daniel lo ponían sobre un caballo manso para que aprendiese a andar, nada más que con un cojinillo de cuero de oveja por montura. De repente, una mañana de niebla se dieron cuenta que no estaba y sus padres y hermanos lo empezaron a buscar sin encontrarlo. Alguien comentó que el gaucho que quiso robar el jabón había sido visto merodeando por el lugar, pero nada se sabía de Daniel. A los pocos días apareció el caballo de vuelta en la casa, pero nada del pequeño, y una familia que vivía cerca de la costa, encontró un bulto de ropa que pertenecía a Daniel, por lo que llegaron a la conclusión que el niño se había desvestido para bañarse y se había ahogado. Esto fue creído por todo el mundo, excepto por mi abuela quien decía que su pequeño Daniel estaba vivo y rezaba para que apareciera, pero el tiempo fue pasando sin que se supiese de él.


Muchos años después, vino un día a, “Monte de los Blancos”, un caballero “nativo” que era un funcionario de tierras o algo por el estilo. Este señor fue invitado por mis abuelos a almorzar y en esa ocasión se quedó mirando largamente a mi abuelo y a mi tío Robert, que para entonces, era un muchacho de 22 años. Finalmente dijo que en sus viajes por la frontera, en un apartado fortín de la provincia de Santa Fe, había conocido a un joven que era la viva imagen del señor Gilmour y de su hijo Robert. Tiempo después estuvo haciendo averiguaciones para darle datos a mi abuelo, pero no tuvo éxito pues lo debían haber trasladado a algún otro fortín lejano.


Volvieron a pasar los años y, cuando se produjo la guerra brutal entre Argentina y Paraguay (1860 – 1865), un oficial del Ejército Argentino recién vuelto del frente de batalla, se encontró con mi abuelo y le dijo que un joven soldado regular, alto y muy rubio, era idéntico a él, que estaba seguro que era el joven Daniel y que aún estaba combatiendo en el frente.Mis abuelos eran amigos del general Manuel Campos y lo fueron a ver. El general llevó a mi abuela a reconocer los soldados que estaban regresando del Paraguay, pues la guerra estaba terminando. ¡Pobre abuela! Recorrió fila tras fila de soldados sin poder reconocer a su hijo ya que, como se pudo saber mucho después, Daniel se había quedado en Corrientes, con severas heridas sufridas en los combates finales, por lo que no pudo ser desmovilizado con sus camaradas.


Tiempo después, luego de doce años de matrimonio, siempre criando ovejas en Rincón de Ajó, mi padre había llegado a la conclusión que, por las bajas condiciones de los campos de la zona, no era buen negocio seguir en esa empresa. Fue así que aceptó una propuesta de Mr. George Corbett, de llevar su majada de ovejas a un campo distante de la provincia de Buenos Aires, en la margen sur del Arroyo Grande, en el partido de General Pringles, hoy partido de Coronel Dorrego, cerca de Bahía Blanca.


El lector se preguntará qué tiene que ver la vida de Daniel Gilmour con el arreo de las ovejas de mi padre a Arroyo grande, pero hete aquí que cuando mi padre, luego de días de cabalgata, llegó al campo de Mr. Corbett, se encontró con una pulpería donde estaban unos cuantos pobladores. Según la costumbre campera fue muy bien recibido, e invitado a participar de un asado que se estaba haciendo fuera del boliche, mientras los participantes conversaban. Uno de ellos comentó que la tropa de carretas de Chumarro, había acampado por la noche, a una legua de donde ellos estaban y otro preguntó si el rubio Nicolás González, seguía a cargo de la tropa. El primero contestó que sí pues lo había visto y entonces, mi padre preguntó si el encargado de las carretas era rubio y muy alto.
Volvió a contestarle el hombre que sí, que tenía una gran barba roja y que era un sargento de frontera, que había llegado a la zona después de combatir en la guerra del Paraguay.Entonces, mi padre preguntó si podría ver al hombre rubio y uno de los presentes le dijo que sí, que él tenía que seguir galopando hasta donde estaban las carretas y le iba a decir que mi padre quería verlo pues pensaba establecerse en el pago.


A la mañana siguiente, este hombre rubio llegó al lugar y luego de atar su caballo al palenque, se acercó tranquilo a donde se estaba haciendo el asado y dijo: -‘Buen día, señores'- y a mi padre: –‘¿Usted me quiere ver, señor?'- Mi padre asintió y le preguntó su nombre: –‘Nicolás González, su servidor'- contestó-. Mi padre le dijo: ‘-Usted no es Nicolás González. Usted es Daniel Gilmour.


'Papá contó después que tan pronto lo vio, estuvo seguro que era Daniel, pues era la imagen perfecta de mi abuelo Don Mateo Gilmour.


Este hombre le preguntó a papá por qué lo había llamado por un nombre que él no conocía. Papá dijo: –‘Sentémonos y charlemos. Te he llamado por tu verdadero nombre y si puedes contestarme algunas preguntas, te explicaré el significado de todo esto. ¿Recuerdas si alguna vez, siendo niño, si hablaste en un idioma distinto al español que usas ahora?'--‘Sí'-, le dijo. –‘Cuando era muy chico hablaba algún idioma “gringo” pero no sabía cuál era. Me acuerdo que mi tata a veces me gritaba ¡Che, Gringo!'--‘Bien'-, siguió papá. -‘Yo puedo decirte ya que en tu rodilla derecha tienes un lunar negro'.--‘¡Sí!'-, contestó Daniel. –‘Recuerdo que por muchos años tuve esa mancha negra en la rodilla, pero desapareció cuando una lanza india me hirió allí esta fea cicatriz en su lugar.'-‘¿Recuerdas quién te llevó en su caballo cuando eras muy pequeño?'--


‘Sí, mi tata Nicolás González'.--


‘¿Y por qué le decías “tata” a ese hombre?'--


‘Porque él decía que era mi padre y yo no conocía ningún otro. Y ya que me lo pregunta, no era bueno conmigo. Era borracho y jugador y cuando yo no le podía llevar algo de plata a la tardecita, me golpeaba.'--


‘¿Y cómo ganabas esos pocos centavos que le llevabas a tu tata?--


‘Casi siempre, haciendo mandados para los oficiales a cargo de los fortines en la frontera con los indios, en el sur de Mendoza, San Luis y sur de Córdoba. Pero mi tata se puso muy enfermo y se murió. Yo debía tener unos doce años pero no sé bien, porque desconozco la edad que tengo.'--


‘Estoy perfectamente convencido', -dijo papá- ‘que eres mi cuñado. Yo estoy casado con la menor de tus hermanas, Mary, a quien nunca conociste pues nació unos diez años después que te raptaran. Te propongo que dejes tu trabajo de capataz de carretas y te vengas conmigo para encontrarte con tus padres, quienes no te han visto por más de cuarenta años. Ellos se están poniendo muy viejos y tu madre está bastante enferma.'-


Daniel al principio no consintió con lo que papá le propuso, diciendo que cómo iba a volver con unos padres que no conocía y a los que les crearía problemas, pues ni siquiera sabía hablar en su idioma. Sin embargo, luego de una charla, papá logró convencerlo que lo mejor que podían hacer era regresar juntos a Rincón de Ajó.


Ahora volveré atrás para contar algunas cosas que le pasaron a “Dan” durante su vida de soldado. Durante la Guerra de la Triple Alianza contra el Paraguay, ganó dos medallas por su valor en combate. Una por salvar la vida de un oficial. En medio de una furiosa batalla, cuando se había ordenado retirada, un oficial apellidado Del Carril, cayó con una pierna destrozada por una bala. Dan lo alzó y lo llevó a salvo, a riesgo de su vida, hasta las propias líneas. En otra oportunidad, cuando se había ordenado pasar al ataque para desalojar al enemigo de sus posiciones, éste ofreció una resistencia tan enconada que, ante las fuertes pérdidas, hubo que emprender la retirada. Al alcanzar la seguridad de la trinchera propia, Dan notó la falta de un camarada, a quien creyó oír quejarse dentro de la trinchera que acababan de abandonar ante la presión del enemigo. Allí mismo, pidió permiso a su comandante para regresar en busca del herido, siendo autorizado pero advertido que podía costarle la vida. Y allá fue, a salvar a su compañero, regresando ileso con él a cuestas.


Más adelante, ya hacia el final de la guerra, resultó gravemente herido en combate y fue trasladado a retaguardia y hospitalizado en Corrientes.


Al regresar a Buenos Aires recibió sus jinetas de sargento primero, siendo destinado al servicio de fortines, para controlar los malones que los indios lanzaban sobre los nuevos pobladores de la pampa.


Dan sirvió en la frontera entre doce y catorce años y estuvo en varios fortines, de algunos de los cuales fue el jefe. Aquí voy a mencionar que en Paraguay a Dan le volaron de un tiro un pedazo de oreja. En ese entonces, a los caballos que no tenían dueño, se les cortaba media oreja y se los destinaba a las guarniciones del Ejército. Se los llamaba “caballos patria” (como a los todos los pocos y pobres efectos que proveía el Estado, a las fuerzas militares). Y así, Dan cargó con el mote de “Sargento Patria” y cuando estuvo al frente de un fortín en la provincia de San Luis, éste se conocía como “el fortín del Sargento Patria” y más adelante, “Fortín Patria”. Cuando se tendió la línea del Ferrocarril al Pacífico por el territorio de San Luis, la estación más cercana a este fortín se llamaba “Dixonville” (en homenaje a un distinguido vecino del lugar, que cediera parte de sus propiedades para la instalación de la vía y levantar la estación). Ahora, (merced a una moción presentada en 1925 al entonces Ministro de Obras Públicas de la Nación , Dr. Roberto M. Ortiz por un grupo de vecinos de la localidad), se llama “Fortín El Patria”, no sé si por Dan o no, pero me han dicho que antes se llamó “Sargento Patria”.


Durante sus años de lucha contra los indios, Dan fue una vez capturado por los ranqueles y mantenido en cautiverio en las tolderías hasta que por un error del cacique, lo mandó a abrevar su caballo preferido en una laguna cercana. En cuanto pudo, Dan se montó en el caballo y huyó al desierto ocultándose durante el día en los montes de algarrobos. Tras galopar por dos noches seguidas, pudo llegar hasta su fortín, ganándose entonces el mote de “indio rubio”.


En otra ocasión, una mañana brumosa en que andaba patrullando con un oficial y otros dos soldados, distinguieron a la distancia a un grupo de jinetes. Contra la opinión de Dan, que pensaba que eran indios, el oficial ordenó acercarse en la seguridad que se trataba de otra patrulla de militares. Cuando se enfrentaron, no pudieron resistir el ataque de los ranqueles, que mataron al instante al oficial y resto de los soldados, dejando a Dan tras desnudarlo, para divertirse probando sus lanzas en él, pues lo reconocieron como el cautivo rubio que se les había fugado. La primera lanza se clavó en el suelo y Dan la pudo recoger alcanzando a matar dos indios con ella. Luego, los indios fueron clavando sus lanzas en el cuerpo del caído, que quedó de cara al suelo con una lanza rota atravesando sus costillas.


Milagrosamente en ese momento, un grupo de paisanos armados que andaba galopando por la zona, obligó a los indios a desbandarse tras unos pocos disparos.


Los paisanos, eran gente de Chumarro, quien más adelante incorporaría a mi tío a su tropa de carretas. Lo alzaron y lo pusieron en el lomo de un caballo como si fuera una res de oveja y lo llevaron hasta el rancho de Chumarro, donde permaneció por meses debatiéndose entre la vida y la muerte, hasta que, restablecido, comenzó a trabajar en las carretas.


Vuelvo ahora a la parte de mi relato en que papá lo convenció a Dan de regresar con sus padres. Primero papá tuvo que arreglar su situación con el Ejército, pues aún no había sido licenciado. También se ocupó de tramitar con las autoridades la cesión de las tierras que le correspondían por sus servicios en la frontera y en la guerra del Paraguay, las que le fueron otorgadas y que luego se perdieron por la mala fe de gente deshonesta.


Después de días de duro galope fueron primero al campo de mi padre, donde papá le presentó a mi madre, la hermana que nunca había conocido, a la que más tarde llamó siempre “la viejita”.


En la mañana siguiente, los dos jinetes, luego de cambiar caballos, continuaron su viaje hasta “Monte de los Blancos”, de donde Dan había partido hacía más de cuarenta años atrás.


Cuando llegaron, papá no quiso alterar a sus suegros con una repentina aparición de Dan, pues ya eran muy viejitos, así que dejándolo junto al palenque, se adelantó y les dijo:-‘He traído un amigo a verlos, que me ha acompañado en mi viaje al sur.'-


Ante la pregunta de mi abuela, hizo una seña a Dan, quien se adelantó hasta donde estaban ellos. Cuando lo vio de cerca, mi abuela le dijo a su marido: -‘¡Dios sea loado, Mathew, Jim nos ha traído a nuestro Daniel de regreso!´-


Papá solía decir que nunca olvidaría la reunión de Dan con sus padres, cada uno tomándolo de una mano y no parando de abrazarlo.


Dan se quedó a vivir con mis abuelos, que al poco tiempo dejaron el campo y se mudaron a una casa que compraron en el pueblo de Lavalle, y los acompañó y atendió en sus necesidades. Cuando murieron en 1886, era el único hijo que estaba con ellos. Ahora descansan en el cementerio de la Iglesia Escocesa de Chascomús.


Cuando Dan quedó solo juntó su tropilla de caballos y se dirigió al sur, donde había ganado su fama de valiente pero no fortuna.


Para entonces, mi padre había arrendado un campo a cinco leguas de lo de Corbett, cerca de las sierras, sobre el arroyo Sauce Grande. Nunca olvidaré cuando, siendo yo un niño pequeño, llegó a casa un hombre grande a caballo y luego de apearse y ajustarle la cincha, se acercó adonde estábamos con mi madre y mis hermanos. Llevaba un poncho mojado, pues era un día lluvioso y cuando abrazó a mi madre pensé quién podría ser ese hombre y por qué la abrazaba.Dan se quedó a vivir con nosotros y, por supuesto, fue el héroe idealizado de nuestra niñez. Nunca nos contó a los niños de guerras y batallas, pero algunas veces en la tarde, junto al fuego del hogar, solía charlar con papá sobre las cosas que había tenido que pasar. Recuerdo que solía levarnos a los niños a bañarnos al arroyo Sauce Grande, cercano a nuestra casa, y allí pude ver, cuando nos quitábamos la ropa, las terribles cicatrices que cubrían su cuerpo.


Dan se encariñó mucho con mi hermana mayor, Bessie y cuando ella se casó en el año 1893 con William Sherriff, se fue a vivir con ellos a su estancia.


Hacia fines de 1894 enfermó seriamente debido a las calamidades que debió soportar en su vida errante como soldado y papá y mi cuñado Sherriff lo enviaron al Hospital Británico en Buenos Aires, donde falleció.Así terminó la vida de Daniel Gilmour, un hombre querido y respetado por todos los que lo conocieron y, agrego al final, el héroe absoluto de sus sobrinos, sin haberles dicho nunca nada sobre sus años en el Ejército…
El presente trabajo tan sólo rescata una sola de las tantas historias de vida, que ignoradas por la Historia Grande, contribuyen desde su desconocimiento, a formar los aportes que sin embargo la cimientan y le proveen corporeidad desde lo profundo y lo antiguo. Casos como éste hubo muchísimos a lo largo de nuestro pasado e incluso los hay en el presente. Su anonimato, no carente de esfuerzos, sacrificio, sufrimiento y olvido, constituye el crisol donde se funden los valores más auténticos de la nacionalidad, obligándonos a reflexionar sobre las circunstancias de nuestro pasado, para que encaminando el presente, logremos un futuro digno de nuestro sentir nacional… Esta es la traducción resumida y adaptada de la historia escrita por David Carruthers en 1962, cuando tenía 76 años. Se ha traducido únicamente la parte referida a Daniel Gilmour, en septiembre de 1997.


“Nativo”. Expresión usada por algunos angloparlantes, en especial los británicos, para referirse a los nacidos en el país, no descendientes de británicos. http://www.soldadosdigital.com/2009/los_protagonistas/los_protagonistas06-01-09.htm

domingo, 18 de octubre de 2009

HISTORIA DE GENERAL LAVALLE

La Gobernación del Río de La Plata, fue también la cuna de Hernandarias de Saavedra, pariente de Don Juan de Garay, con quien vino en 1580 a la segunda fundación de Buenos Aires, después de cuyo episodio hicieron juntos una excursión al interior, internándose hasta setenta leguas al sur, quien afirma que llegó hasta las Sierras de Tandil, donde habría mantenido trato con los indios. Siempre buscando la Ciudad de Los Cesares (llamada así supuestamente por un capitán, Francisco Cesar, quien anduvo siete años en busca de sus compatriotas perdidos, y dio origen a esta leyenda), se iniciaban todas las expediciones.La búsqueda de los Cesares nos ha llevado de la mano al objeto principal de nuestro trabajo, que es el de hallar los caminos históricos que puedan conducirnos a nuestra zona geográfica actualmente conocida como PARTIDO DE GENERAL LAVALLE.
Cuando Hernandarias cruzó estas tierras de la Prov. de Bs. As. observó cuan grande había sido la multiplicación de los equinos traídos por don Pedro de Mendoza, que, abandonados en el desierto, sirvieron al indio como valioso auxiliar en sus correrías, a lo que dice el mismo Gobernador "están tan diestros que no les da cuidado de silla ni aparejo". Como estamos ya en plena Provincia de Bs. As., será oportuno dar a conocer, refiriéndonos a los indios que la habitaban, a que tribus pertenecían. Según un autor, eran de familia pampa, llamada puelche, que algunos hacen provenir de tronco araucano, mientras otros los consideran parientes de los querandies, pequeña parcialidad que merodeaba los alrededores de Bs. As., hasta la conquista de Garay. Conviene establecer que no estamos ni aun hoy frente a una verdad averiguada, ya que las opiniones son contradictorias. Datos que aportarían mas tarde los padres Jesuitas.Es conveniente aclarar que Hernandarias traía en esta expedición indios guaraníes, los cuales habrán designado seguramente en su lengua los distintos puntos del trayecto de su exploración, imponiendo algún nombre guaraní en la pampa Bonaerense ya que en la nomenclatura toponímica de estos territorios no aparecían los nombres como por ej. Tuyú. La primera descripción meritoria de estos parajes la obtenemos del padre Falkner, que peregrinó éstos de 1740 a 1768 y fue amigo de Cangapol, cacique afamado que medía mas de 2 mts., quién en 1738 y 1740 frente a los tehuelches, huilliches y peguenches, atacó el distrito de Magdalena. Describe el Padre Falkner el gran promontorio o Cabo San Antonio, forma parte de una península con una entrada del mar o del agua salada del Río de la Plata, formando así la bahía. En su mayor parte consta de arcilla con algo de tierra vegetal, y muy pantanosa. Este pequeño territorio llámase por los españoles el RINCON DEL TUYU, por llamarse así toda aquella región, en lengua de indios quiere decir barro o arcilla, de que esta compuesto el suelo. Y refiere dicha extensión a las Sierras de Balcarce.Alude la cantidad de caballadas encerradas en este lugar razón, por la cual era muy frecuentado por partidas de indios cazadores, de ahí que esta zona haya sido poblada por distintas agrupaciones, como Tupí, arawak, querandí, guaraní etc.Hacen sus pequeñas casas movedizas (los toldos) en lo alto del terreno y van todos los días a la caza, hasta tener suficiente provisión, para volverse a sus tierras respectivas.Siguiendo en orden cronológico los hechos consignamos la fundación de la Estancia Los Ingleses en 1810 por un criollo Esteban Márquez, con el nombre de El Carmen. Esta población era la vanguardia civilizada al Sur de Bs. As. tengamos en cuenta que la línea de frontera estaba en el Río Salado. En 1828 Don Jorge Gibson fondeó en el sitio que hoy da vida el pueblo de General Lavalle, abandona sus comodidades de propietario ingles y junto a Don Roberto y Don Tomás se instalan en el Tuyú, la estancia de Márquez conocida como el Rincón de Ajo, vuelve a llamarse Los Ingleses. Luego de su conocida denominación de la integradora Monsalvo, pasa a denominarse Partido de Ajó, desde el 20 de diciembre de 1839.General Lavalle comienza a escribir su propia historia sus pobladores participaron activamente en La Revolución de Los Libres del Sur y posteriormente en las revoluciones mitristas. En el correr del año 1863 con motivo del importante movimiento existente a través de la actividad que desarrollaba el Puerto de Ajó, la población fue creciendo a la vera de la Ría y empezaban a poblar las mejores lomadas.El crecimiento demográfico hizo que el caserío fuera construido indiscriminadamente y que ello trajera como consecuencia la formación de una comisión vecinal, que con buen criterio rigiera los destinos de la incipiente población. Así fue como empresarios de la industria saladera y la grasa viajaran y solicitaran al gobernador de la provincia don Mariano Saavedra la traza del ejido urbano. Para ello, el gobernador envía una comisión de topógrafos, encabezada por don Juan FernándezUna vez realizado el trabajo de mensura y aprobada la traza por el Departamento Topográfico, la comisión vecinal propone el nombre de General Lavalle, para inmortalizar al héroe de Riobamba, que tanto apoyo le diera en su momento a los Libres del Sur. Siendo este aceptado, se declara por ley que a partir del 8 de febrero de 1864, el pueblo lleve el nombre de General Lavalle y posteriormente recibe el partido el mismo nombre.Aquel fortín que Rosas había mandado fundar junto a la Ría de Ajo para contener a los malones mas allá del río Salado y que formaba parte de una cadena de puestos militares para proteger a Buenos Aires, se fue transformando en un centro comercial pujante. La población aumentaba a medida que los barcos traían familias de distintos países en busca de un porvenir.Llamaba la atención la inmensa cantidad de hacienda que poblaba la región proveniente de reses cortadas o extraviadas en tiempo de don Pedro de Mendoza.La riqueza ganadera en nuestro país, sufrió serio peligro de extinción, por las grandes matanzas de los accioneros durante las vaquerías.Entre los años 1779 y 1795 pudo probarse que habían salido en ese lapso mas de 13 millones de cueros, rumbo España.La primera gestión para dar paso a la industria saladeril, partió del ministro español Gálvez, quien en 1776 se dirigió al Gobernador de Bs. As. elevando un proyecto propiciando la salazón de carne de los vacunos sacrificados para aprovechar su cuero.En la historia de General Lavalle, las ultimas décadas del siglo XIX están decisivamente marcadas por los saladeros, su instalación su apogeo y su decadencia. Y en ello una figura que se perfila en forma determinante Pedro Luro, vasco francés oriundo de los Pirineos, no tarda en darse cuenta de la importancia de las actividades relacionadas con la ganadería y el comercio. Prontamente advierte la imposibilidad de la persistencia de los saladeros en las inmediaciones de Bs.As. por los problemas de insalubridad que se acentúa en 1871 con la epidemia de fiebre amarilla y vislumbra las posibilidades que para la industria saladeril brindan las tierras de Ajó, con un puerto natural para la exportación de esos productos.En 1871 construye el saladero San Pedro que comenzó sus faenas en 1872 llegando a ser uno de los más importantes del país, en 1873 adquiere el San Carlos, propiedad de don Carlos Villar y luego el San León, de don León Amespil, montando así una empresa que contaba con instalaciones adecuadas y sus propios barcos nombrados de la siguiente manera lunes, martes, miércoles, jueves, sábado, teiro y siempre. Empleaba dichas empresas a mas de 8.000 personas y se llegaba a faenar en un año hasta 248.000 animales entre vacunos, ovinos y yeguarizos y a embarcar desde el puerto de Ajo mas de 5.000.000 Kg. de carne tasajo, además de otros productos.Alguien opina, y no sin fundamento, que la industria frigorífica destruye a los saladeros, pero el verdadero motivo tuvo lugar bastante tiempo antes. En realidad los saladeros trabajaban con Brasil e Inglaterra, en la provisión de tasajo con destino a la alimentación de los esclavos, que vivían en el Brasil, las islas del Caribe y los que venían en viaje a las Américas del Sur y Norteamérica.La Ley Aurea, firmada por la princesa Isabel, ocasionalmente a cargo de la Regencia del Imperio del Brasil, en ausencia de su tío, a la sazón en Lisboa, le dio prácticamente el golpe de gracia al tráfico, ya debilitado por un mejor tratamiento de la materia prima.CASA DE LA CULTURA

El edificio de la casa de la cultura perteneció a la Sociedad Española de Socorros Mutuos. Este tipo de instituciones, de la cual se formaron asociaciones en distintas ciudades de Argentina y América del Sur, respondía a inquietudes solidarias y de protección de las costumbres y cultura de los españoles y sus descendientes en estas tierras.La Sociedad Española de Socorros Mutuos de General Lavalle fue fundada el 4 de abril le 1887 por vecinos españoles fijando como objetivos de la misma: crear un fondo común para el socorro mutuo de los asociados en caso de enfermedad o sus consecuencias.El edificio, construido con fondos genuinos de la institución, fue inaugurado en 1902, y contaba con 172 afiliados. El edificio, había sido realizado por el constructor Don Fortunato Ardito, los ladrillos que se emplearon en la construcción eran de una medida especial atendiendo al grosor de las paredes y fueron fabricados por don José Echarren. El estilo responde a líneas italianizantes y figuraba en los primeros lugares entre los mejores edificios de esa época en esta localidad; su fachada de compostura simétrica, con sólido manejo del repertorio expresivo de la corriente italianizante en sus elementos: zócalos, cornisas, frontones triangulares, arcos de medio punto y balustrada.Con el tiempo la sociedad Española fue decayendo, en 1950, con autorización de su comisión directiva, una parte del edificio fue ocupada por el Club Atlético Deportistas Unidos, años mas tarde ocupa el edificio en su totalidad como sede social hasta 1990.En 1992 es restaurado, en 1993 se inician los trámites para el traspaso de dicho edificio a la Municipalidad. El 25 de Mayo de 1994 queda inaugurada en esa propiedad LA CASA DE LA CULTURA.
PARROQUIA NUESTRA SEÑORA DE LA MERCED.
Primeramente se construye una capilla con los fondos de los parroquianos, cuyas instalaciones ni bien finaliza la obra son ocupadas por el Juez de Paz, Don Guillermo Turner para fines judiciales. El pueblo eleva sus quejas al Superior Gobierno, el cual deja cesante al Juez en cuestión y envía una partida de $20.000 para levantar un nuevo edificio. La iglesia, llamada nueva levantada totalmente en ladrillo, se comenzó en el transcurso de 1889.Transcurre 1890 con Heriberto Gibson como intendente quien insta a la población para apresurar la obra y es él quien viaja a Buenos Aires para encargar la ejecución de ésta al constructor Don Fortunato Ardito, que en ese momento trabajaba en la construcción de la Catedral porteña.Fue así como aceptó terminar la iglesia nueva, que según los críticos de la época, es una obra de arte de la acústica.El padre José León tiene el honor de ser quien coloque la piedra fundamental de la nueva Parroquia, oficiando en la oportunidad de padrino el señor gobernador de la Provincia de Buenos Aires Don Máximo Paz lográndose inaugurar la nueva parroquia con el esfuerzo mancomunado de la población en el año 1892.Las campanas, que son dos, fueron donadas por la Dirección de Materiales del Ejercito (1892) y el reloj por un hacendado.La Iglesia consta de tres altares, el altar mayor está construido con retablo y su Piedra Ara, en el cual está la Imagen de Nuestra Señora de la Merced con el Niño, Patrona de ésta Iglesia de 1m y 48 cm. De alto de talla y tierra cotta a la derecha San Fray Mundo de Peñafort y San Pedro Nolasco a la izquierda que es el fundador de la Obra Mercedaria.Altar colateral derecho con retablo dedicado al Sagrado Corazón de Jesús a la derecha la Virgen del Carmen y a la izquierda Sta. Margarita de Alacoque. La imagen de San Antonio de Padua más abajo, el niño Jesús de Praga, San Luis Gonzaga y San Roque y Santa Teresita del Niño Jesús.Altar colateral izquierdo con retablo dedicado al Patriarca San José con la imagen del mismo nombre con el niño Jesús en brazos, a la derecha San Martín Obispo a la izquierda la imagen de San Isidro Labrador. A la derecha del altar mayor está el Cristo en la pared con la imagen más antigua, LA DOLOROSA, traída directamente de Europa cuyo cuerpo es una cruz de madera exquisitamente vestida y su rostro es de terracota. El vía crucis donado por una familia proveniente de Italia fue bendecido y erigido canónicamente el 23 de Septiembre de 1893 por el Rdo. Padre Francisco Fray Cruz Paz.
PUERTO DE GENERAL LAVALLE
El que en la actualidad es un pequeño puerto pesquero, fue en otrora un activo puerto de considerable importancia. El primer barco que entró al puerto de Ajó, fue una goleta de los señores Lima y Monterra, luego un bergantín Gota Hamburguesa el patacho de Meirelles, etc.En 1838 el gobierno francés mandó bloquear el puerto de Buenos Aires, en represalia a Rosas, quien había fusilado algunos súbditos de ese país, por lo que nuestro puerto se convierte el primero en importancia dado que prestó gran utilidad a nuestro país. A los franceses pasó inadvertida esta entrada, ya que en la desembocadura de la Ría existía una isla que disimulaba la entrada.En el año 1839 llegó la ballenera "Sol de Mayo" con armas para los revolucionarios del Sur, y al fracasar ese intento de liberación, es el Ajó el que salva a los beneméritos ciudadanos que se embarcan en la "Sol de Mayo", y otros barcos en los que consiguieron escapar con rumbo al norte para reunirse con el General Lavalle.Siguiendo con los antecedentes de este puerto, es destacable el hecho de haber sido declarado Puerto Nacional por Decreto del año 1859. Además fue considerado en 1880 el TERCERO en importancia del país, después de Buenos Aires y Rosario.Entradas de buques en los puertos nacionales en el año 1894:Ajó: 145Mar del Plata: 3Bahía Blanca: 59Quequén: 44Patagones: 35Chubut: 25En el puerto de Ajó, haciendo un promedio entre 1890 y 1896, hubo un movimiento de aproximadamente 200 buques al año.MUNICIPALIDAD DE GENERAL LAVALLE
Construida por José Thomas Pereira, entre 1.890 y 1.899. Funcionó como Club de Ajó. Es de estilo colonial, con un patio central interno y un aljibe con capacidad de 400.000 litros. Su fachada, similar a otros edificios del lugar, posee balustrada. Su frente fue modificado en 1.952 por el Dr. Macías, quien sacó las balustradas, y agregó dos torzadas al frente, por lo tanto se inclina más al estilo ecléctico del que en un principio hablamos.
ESQUINAS DE CAMPO
Aventurando su instalación en la desértica llanura del partido, asentaron su plaza las "ESQUINAS", o boliches de campo.Fueron un punto de avanzada para la civilización, posta para las galeras, asiento para el Juez de Paz o Alcalde de Cuarteles, fonda y albergue y sobretodo lugar de encuentro y comunicación después de largas jornadas de silenciosa soledad.En el partido de General Lavalle existieron varias esquinas famosas en su época, como la de Don José Ruiz Alcedo, la de Don Pedro Piccardo, que tenía billares, frontón para pelota paleta, cancha para "cuadreras" y reñidero de gallos, la "Esquina del Tuyú" y otras como éstas, las aventó el progreso con el avance de otras modalidades.Así fue la campaña del partido, jalonada de boliches que cumplieron una civilizadora función en medio de la deshabitada pampa.De acuerdo a lo expuesto por el Arq. Federico Ortiz la arquitectura que se hizo en la Argentina entre 1880 y 1930 fue casi toda ecléctica.Desde ya se levantaron obras en ese período que no se relacionan con el eclecticismo. De que estamos hablando; eclesticismo es la conciliación de los estilos históricos, debidamente sistematizados y codificados por los estudios de la antigüedad. La edificación de General Lavalle respetando este concepto responde más a un estilo ecléctico que italianizante o neoclásico colonial. FUENTE: http://www.corredoratlantico.com.ar/generallavalle/historia.htm