domingo, 25 de octubre de 2009

Pensamientos incorrectos La cuestión mapuche

Por Rolando Hanglin Especial para lanacion.com
Martes 22 de setiembre de 2009
Leemos que la comunidad mapuche Cayún ha ocupado tierras en la zona de San Martín de los Andes. Se trata de predios pertenecientes a Parques Nacionales. El conflicto social, cultural y patrimonial con los mapuches se ha ido desarrollando de tal modo que muy pronto va a ser un problema nacional, a debatir en el Congreso.
Muchos argentinos (sobre todo, los jóvenes) creen que los mapuches fueron los habitantes originarios del suelo argentino, donde vivieron pacíficamente criando a sus ovejas y tejiendo sus ponchos, sin ser molestados durante todo el lapso de la colonización española (digamos entre los años 1500 y 1850) hasta que la codicia de los estancieros blancos impulsó al general Julio Argentino Roca a expulsarlos de sus tierras. Esa sería la explicación de la limpieza étnica - o genocidio- realizada en 1879 con la llamada Campaña del Desierto.
Como es un tema complejo, que ni siquiera se estudia en el colegio secundario como parte de la historia argentina, no me atrevo a despachar una opinión "impactante" a través de estas líneas. Apenas sugiero a los interesados repasar algunos libros de etnografía, o por lo menos algo más profundo que un manual de historia de primer año, donde se dice poco y nada.
Lo primero que notarán es que la palabra "mapuche" no aparece en ninguna parte: los cronistas de Indias, los geógrafos militares, los mismos caciques en sus correspondencia política (que es abundante), los autores clásicos como Estanislao Zeballos, Lucio Mansilla y Manuel Prado; todos hablan de los indios de la Pampa y la Patagonia como "serranos", "pampas", "ranqueles", "vorogas", "catrieleros", "tehuelches", "pehuenches", e incluso "puelches"... pero jamás existió una etnia o tribu llamada "mapuche" dentro del territorio argentino. En tiempos de la guerra de los fortines -que duró desde 1820 hasta 1880- se escribieron numerosos glosarios para parlamentar, comerciar, dialogar y entender lo que decían los indios. En ninguno hallará el lector la palabra "mapuche".
Voy a transcribir algunas citas para aportar algunas pinceladas sobre estos hombres: quiénes eran, cómo eran, de dónde venían.
"Aquellos a quienes propiamente correspondía la denominación de mapuche eran originarios de Chile, de la región limitada por los ríos Bío-Bío y Toltén, aproximadamente en la latitud de la actual provincia de Neuquén. En su lugar de origen eran bastante sedentarios y practicaban la ganadería y la agricultura en forma incipiente... Divididos en distintas parcialidades, obedecían cada cual a su cacique... Su relación con los conquistadores españoles resultó sumamente conflictiva... Respecto de los mapuches en la Capitanía General de Chile se dio un caso atípico -estimo que único en los anales de la conquista española- ya que los europeos desistieron por escrito de someterlos y firmaron con los aborígenes varios tratados de paz en los que reconocieron su derecho a ocupar un sector del territorio de esa Capitanía General, con límites precisos que no podían ser traspasados por los españoles...La nación mapuche, o araucana como se la denominaba entonces, tuvo así un reconocimiento formal... El territorio establecido, sin embargo, resultó demasiado escaso para esta etnia tan agresiva, y grandes grupos de la misma traspasaron la cordillera de los Andes hacia las grandes llanuras que hoy constituyen el centro de nuestro país... La afluencia de los araucanos a este vasto escenario fue paulatina: puede describirse como una colonización cultural, acompañada de una invasión armada... Las etnias asentadas en territorio argentino fueron absorbidas y adoptaron la lengua mapuche... Este proceso, que se conoce como Araucanización de la Pampa, requirió largos años, pues comenzó en el Siglo XVII y a mediados del Siglo XIX todavía se estaba desarrolando... No es aventurado suponer que los primeros grupos trasmontaron los Andes en busca de los ganados sin dueño que poblaban nuestras llanuras y que se denominaban comúnmente cimarrones. Vacunos, equinos y lanares pastoreaban por millares en las pampas y constituían un tentador suministro para indios y blancos, que los perseguían y capturaban para consumirlos y comercializarlos... Lo que en un principio fueron excursiones temporarias de caza, rápidamente se transformaron en asentamientos definitivos de tal importancia que llegaron a desplazar y absorber a los primitivos habitantes" (Del libro Malones y comercio de ganado con Chile, Siglo XIX, de Jorge Luis Rojas Lagarde).
Estos primitivos habitantes que fueron dominados y absorbidos por los araucanos eran los famosos tehuelches, puelches y serranos de la historia, que perduran en el recuerdo de grandes jefes históricos argentinos como Pincén, Coliqueo, Painé, Catriel y Sayhueque. En todos los documentos históricos de la época, el lector hallará numerosas menciones de los "indios amigos" (sobre todo Catriel y Coliqueo) y también de los "indios chilenos", y la inmensa rastrillada que estos últimos dejaban, arrastrando sus lanzas por el campo, llamada "camino de los chilenos". Era ésta una larga banda pisoteada por arreos de ganado robado en las estancias argentinas (a veces hasta 200.000 cabezas) y luego comercializados en Chile, cruzando la cordillera tras un período de engorde que se hacía en el Neuquén.
En este largo ciclo histórico hubo malones cruzados de indios contra blancos y viceversa, alianzas, pactos y traiciones, y puede decirse que toda fuerza militar contó con su valiente escuadrón de lanceros indios, a veces en número de 1000 o 2000, ya que los araucanos y los pampas resultaban militares vocacionales y se anotaban en todas las batallas, con un guiño -naturalmente- del cacique, y la recompensa del botín, tal vez una cautiva blanca. De todos los jefes indios, el más exitoso, cruel y astuto fue sin duda el chileno Juan Calfucurá, que cruzó los Andes para atacar a traición a sus parientes, los vorogas de Salinas Grandes (La Pampa), convirtiéndose luego en un verdadero emperador, con su cancillería, sus escribientes y su trono: el monarca de Tierra Adentro. Sigue diciendo Rojas Lagarde: "Esta fuente de alimentos tan abundante comenzó a disminuir hasta agotarse, con motivo de las continuas e importantes exacciones que sufría, pues los blancos organizaban sus "vaquerías", anticipando la ganadería actual... los indios optaron por recurrir a la captura del ganado criado por los blancos en sus estancias... Con ello se transformaron de cazadores en depredadores, a mitad del Siglo XVIII". Es decir, cincuenta años antes de la Independencia.
El 18 de julio de 1872, el médico militar francés Henri Armagnac participó, como arriesgado testigo, de la represión a un malón que había causado veinte muertes y arreaba miles de cabezas de ganado hacia Tierra Adentro. La historia está relatada en Viaje por las pampas argentinas, publicado por Eudeba en 1974. Los indios asesinaban a sus víctimas varones, se resistieran o no, acometiéndolos con su larga lanza: luego echaban pie a tierra y los degollaban. Las mujeres jóvenes eran secuestradas como cautivas, lo mismo que algunos niños. Las viejas sufrían el mismo destino que los hombres. El doctor Armagnac da fe de que los soldados blancos hacían exactamente lo mismo: no se tomaban prisioneros. Los vencidos eran fusilados o degollados en el lugar, como lo ordenaba Juan Manuel de Rosas en una directiva escrita: "Mátenlos ahí mismo, en caliente y dejen sólo uno vivo, para que declare". Relata, pues, el doctor Armagnac el encuentro de indios y cristianos: "Pronto vimos a unos cincuenta indios, la mayoría a pie y algunos montados a una distancia de quinientos metros. Apenas nos vieron, los que estaban a pie montaron a caballo, por lo menos los que lo tenían a mano, y emprendieron la huida. Pero nuestros gauchos se lanzaron en su persecución y, en menos tiempo que toma en relatarlo, alcanzaron a algunos y los mataron a lanzazos y cuchilladas. Los otros escaparon en todas direcciones, entre los altos pastos que rodeaban el claro. Siguió la persecución y se logró apresar a algunos más, que fueron fusilados y rematados a puñaladas. Los gauchos realizaban con verdadero ensañamiento estas ejecuciones sumarias".
Dice Manuel Olascoaga en Estudio topográfico de la Pampa y el Río Negro, con referencia a las décadas posteriores a 1800: "Nuestros ganados se multiplicaban prodigiosamente de año en año, y los indios también de año en año traían sus malones a todas nuestras poblaciones y establecimientos limítrofes de la pampa...Los ganados invernaban y descansaban tranquilamente en las faldas de los Andes... Allí venian los comerciantes cristianos a cambalachearlos por tejidos, chaquiras, bebidas, tabaco, etc, para luego llevarlos tras la cordilera. Nunca uno de nuestros hacendados se presentó en Chile a reclamar sus vacas robadas. Tampoco hubo jamás una autoridad chilena que diera cuentas espontáneamente o pidiese certificados de propiedad a los que introducían por la Pampa cantidades de ganado que representaban cientos de miles de pesos. Esa exacción y sus connivencias eran absolutamente impunes ante la Justicia chilena".
El científico americano George Earl Church describe el ataque de un malón contra Bahía Blanca en 1859. Después de arrebatar 5000 cabezas de ganado que pastaban en los campos vecinos, y al ver que desde el fortín hacían fuego, los indios volvieron hacia la población cristiana y allí desencadenaron un infierno de lanzazos, degüellos y violaciones. Church los describe como jinetes prodigiosos y guerreros de admirable vigor. Al retirarse los salvajes con su gran botín de vacunos, yeguarizos y cautivas, dejaron en el campo de batallas 62 muertos, que el científico describe así: "Eran hombres bien constituidos, musculosos, de mediana estatura, pecho lleno y redondo, hombros anchos, muñecas pequeñas, manos y pies bellamente formados, con dedos estrechos y uñas largas. Un pelo tosco y enredado cubría sus cabezas y caía sobre sus frentes bajas. Tenían pómulos altos y bocas grandes, de aspecto salvaje. La cabeza de un diablo unida al cuerpo de un dios". ( Aborigins of South America, Chapman & Hall, Londres, 1912). No eran, pues, enemigo fácil ni caballo manso.
Tiburcia Escudero, una muchacha de 20 años que en 1850 vivía con su madre y sus hermanos en La Higuerita, en San Luis, relata: "Nos levantamos todos en mi casa bien tempranito para ordeñar. En esa época hacíamos muchos quesillos y en esa tarea nos ayudaban, a mi mamá y a mí, mi tata Isaac y mis hermanos, Isaac y Fidel... Como a eso de las once, mis hermanos menores que andaban jugando atrás de las casas gritaron: ¡Dispare, los indios!... Yo les dije; ¡Dejen de joder!. Y seguimos con mi mamá trabajando en la leche. La cuajada ya estaba casi hecha. Ahí sentimos un tropel como si el cerro se viniera abajo. Yo salgo corriendo al patio y veo como doscientos indios a caballo rodean la casa. Gritaban: ¡Matando cristiano!... Yo disparé para el lado de la barranca pero no había hecho ni cincuenta metros cuando un indio me agarró de las trenzas y me levantó en el aire y me puso atravesada sobre la cruz de su caballo, gritando: "No escapando cristiana... Cristiana linda... No matando, llevando toldo"... Cuatro años después pude volver a mi rancho y supe que habían matado a mi mamá. Mi tata se salvó porque estaba en el campo.. Los indios se llevaron todo lo que pudieron, y ya de vuelta saquearon tres casas más, robando, incendiando y matando... En algunos casos, mataron a niñitos que ni caminaban... A las criaturas las revoleaban por el aire y las ensartaban con la lanza, a las carcajadas y al grito de: Matando pichi, matando pichi". ( Tiburcia Escudero, la cautiva de los ranqueles, publicado por la Secretaría de Estado de Cultura de San Luis)
Todo este trastorno sangriento se había originado en el gran desequilibrio de la pampa, provocado por la masiva invasión de araucanos chilenos. Fueron cincuenta años de sangre y muerte, donde predominaron siempre los más crueles, los más audaces, los más traidores, los más valientes.
Y como trasfondo económico, la sangría de ganado, escamoteado en la pampa y vendido en Chile. El diputado chileno Puelma dijo en un debate del Congreso de su país sobre la cuestión de la araucanía: "Es sabido que el comercio que más realizan los araucanos es el de animales robados en la República Argentina... Y nosotros, que sabiendo que son robados los compramos sin escrúpulo ninguno, después decimos que los indios son ladrones. ¿Qué seremos nosotros, pues?".
Después de esta época terrible, se tapó todo, se olvidó pronto y mal, y vino el auge de la Generación del 80, con los grandes hombres de la Nación en su expresión moderna: Roca, Mitre, Pellegrini, Sarmiento. La inmigración de italianos, españoles, vascos, irlandeses, polacos, rusos, ingleses, árabes, cubrió ese pasado terrorífico y nadie conoció ya la tremenda historia. La Argentina aspiraba a sentarse entre los grandes países ricos y civilizados... el heróico pero terrorífico relato de la guerra al malón estaba lleno de capítulos turbios, escalofriantes, como para espantar al inmigrante más curtido.
Pero atención: en esa historia, que tiene muchos capítulos y muchos matices, no hay buenos y malos. No hay ángeles. No hay víctimas. No hay "mapuches". No hay "genocidio". No hay habitantes originarios, o mejor dicho sí los hay: originarios de Chile.
Nuestros indios amigos, nuestros paisanos que sobrevivieron como pudieron, hoy están esperando una reparación histórica, cultural, territorial, económica, en sus pagos de origen dentro de la República Argentina, como ser Toay, Los Toldos, Ñorquinco. A los araucanos chilenos que, a lanza y bola, derramaron su sangre en nuestro país, les toca (a través de sus descendientes) lo mismo que a cualquier argentino. Una oportunidad para estudiar y trabajar, el respeto de todos mientras se acate la Constitución. Pero, si vemos los hechos históricos, no parece el caso de una "indemnización" o la "devolución de sus tierras originarias, usurpadas por el cristiano". Eso no sería justo para todos los patriotas que murieron en esta guerra de 50 años y los paisanos que fueron degollados, sus mujeres violadas, sus hijos secuestrados.
En todo caso, yo sugiero al lector, o a los legisladores que muy pronto tendrán que resolver de manera ecuánime esta cuestión, una lectura seria de todo lo que se ha dicho y escrito sobre los indios de la pampa.

Una de pistoleros: Butch Cassidy en la Patagonia*

10/10/09 Río Gallegos.- (APP) En el siglo XIX de la Patagonia sólo se conocían sus costas en donde con muchas privaciones, algunos pocos vivían en sus precarios puertos. El interior, sus extensas mesetas... eran tierras de exploración sólo conocidas por los tehuelches. Poco a poco se van descubriendo campos más que aptos para la cría de ganadería, básicamente la oveja "o guanaco blanco". Por eso comienzan a aparecer pioneros, aventureros y grandes compañías interesadas en invertir. Así es que se sucede un fenómeno curioso... puertos con poca población pero en donde circulan incipientes fortunas.
En 1905 Río Gallegos (hoy capital de Santa Cruz) apenas si tenía 900 habitantes pero ya tenía dos bancos que manejaban enormes sumas de dinero: banco de la Nación Argentina y el banco de Tarapacá y Argentino Ldo. (fue cambiando de denominación según las posesiones del paquete accionario llamándose también Banco Anglo Sudamericano, de Londres y América del Sud y Lloyds Bank). Este último funcionaba en Gallegos desde 1899. Claro que en un pueblo o un caserío de menos de mil habitantes y a centenares de kilómetros de población alguna; las medidas de seguridad eran casi inexistentes ... y dentro del banco apenas un gerente y un empleado... si hasta tenían libras esterlinas guardadas en una latita.
Pero arranquemos en enero de ese año (1905). Interesados en realizar inversiones a nombre de una compañía norteamericana llegan a la ciudad dos aparentemente distinguidos señores y una simpática dama. Se trata del Sr. Bridy (Brady o Brindy) y el Sr. Herbert Linden, junto con la srta. Ethel Place.
Diría poco después el vecino del caserío, Sr. Meneses:"Han llegado hoy a esta Capital, cuatro personas que vienen, según me han dicho ellos mismos a comprar campos, mucho campo, una gran cantidad de leguas para dedicarlas a la cría de ganado, especialmente vacuno. n efecto como Oráculo lo anunció; habían llegado ese mismo día a la Capital del Territorio, cuatro forasteros; y lo sorprendente era que llegaron a caballo y por si esto no fuera bastante entre ellos iba una mujer que, por cierto, era lo mas simpática que imaginarse podría.
"Los distinguidos visitantes dieron muestras en la pequeña vecindad, de holgura económica. Pararon en el mejor hotel de entonces: El Hotel Argentino. A diario tomaban el vermouth o el café en lo de Farina y dejaban interesantes propinas. Pronto lo mas granado de la sociedad galleguense tuvo interés en departir con tan ilustres visitantes y futuros inversionistas. Hasta fueron agasajados en el Club Progreso.
Curiosamente el hotel quedaba enfrente del banco de la Nación y a escasos 300 metros del otro banco de la localidad. Durante un mes los visitantes estudiaron las posibilidades económicas de la zona y la manera en como realizar una buena inversión... aunque esta no resultaría ser del tipo de inversión que los demás habitantes imaginaban.
El 14 de febrero de 1905, los dos señores Brady y Linden (quienes luego pasarían a ser llamados de manera menos distinguida como "el alto" y "el bajo") desayunaron en el hotel, luego almorzaron en el café de Farina y salieron rumbo al Banco de Tarapacá sencillamente para asaltarlo.
EL ASALTO
Parecía un día más ... sin grandes novedades en el pueblo. En "El Antártico" (semanario local) no había grandes noticias: se vende un gramófono de concierto Monarch Víctor con poco uso, el agente Francisco Lopreita fue dado de baja por concurrir de uniforme a un café cantante de la localidad, la casa Jacobs en donde se habla inglés, francés, alemán e italiano ofrece whiskey (sic) Old Smuggler, relojes, perfumes y cerveza Bull Dog cajón de cuatro docenas a $ 4.- contado violento.
Después del mediodía se encontraban en el banco el gerente Arturo Bishop y el cajero Alexander Makerrow. Cerca de las tres de la tarde no había cliente alguno en el local cuando entran los dos norteamericanos. Claro que al tratarse de un pueblo de tan pocos habitantes y en donde los forasteros eran una novedad; no les sorprendió a los bancarios ya que los habían cruzado en otras oportunidades en el mes y medio que llevaban en Gallegos... e incluso la semana anterior habían depositado alguna suma allí. Claro que en esta oportunidad notaron que los visitantes llevaban respectivos "revólvers" Colts. Abrieron la puerta de entrada al despacho en donde se encontraban Bishop y Makerrow en sus habituales tareas. Uno de ellos saltó al mostrador (obviamente el mas bajo) y apuntándoles les ordenó que levantaran las manos y las apoyaran en la baranda superior de los habituales barrotes de bronce de los mostradores de la época ... a apenas dos metros del cañón de la pistola y todo bajo amenaza de muerte. A continuación el otro asaltante ordenó al gerente que abriese la "caja de fierro" (según consta en el expediente policial). El gerente se vió obligado a colocar todo el dinero en una bolsa de lona blanca provista por los asaltantes. A su vez el ladrón mas alto descubrió una cajita de lata que contenía mas o menos cuatrocientas ochenta y tres libras esterlinas" ... ¡en una latita se guardaba la moneda extranjera!En otra versión de los hechos se comentaba que en realidad uno de los yankees al entrar al banco saludó con la mano a uno de los bancarios y en un mismo acto sacó una navaja que hizo descansar en el pescuezo. El asunto es que el dinero estaba embolsado y las versiones sobre la cantidad fueron siempre disímiles .. unas que 20.000, otras que 400.000 pesos; sea cual fuere el monto era muchísimo dinero entonces (y ahora).
Los dos asaltantes salieron del banco y cruzaron por el mismo centro del pueblo a todo galope. Así lo habían hecho durante ocasiones anteriores por lo que no llamaron la atención, creyendo el resto de los vecinos que se trataba de una excentricidad de estos "yankees". La cuestión es que al armarse la cuadrilla de persecución solo encontraban rastros pero sin alcanzarlos en ningún momento. Según testimonios recogidos iban encontrando caballos cansados. Es decir que la simpática Ethel los esperaba con animales descansados, por lo que durante varias horas no detuvieron su veloz marcha... no siendo así con las fuerzas policiales y voluntarios que cada vez avanzaban mas lentamente. Claro, el mes y medio "buscando campos" no fue otra coas que buscar buenos lugares en donde tener caballada de reserva.
En las enormes extensiones de Santa Cruz seguir buscándolos era querer encontrar una aguja en un pajar. Eso sí poco después encontraron una latita en pleno campo pero sin libras en su interior.
RETROCEDIENDO EN EL TIEMPO Y ARRANCANDO DESDE EE.UU.
La persecución de pistoleros que arruinaba el negocio bancario en Estados Unidos, se hacía cada vez mas insostenible. Incluso los sheriffs y dueños de bancos contrataban a pistoleros retirados para que directamente salgan a cazar a los que aún molestaban de pueblo en pueblo. En este dilema se encontraban Robert Leroy Parker y su socio Harry Longabaugh junto al resto de su banda. En realidad y siendo pistoleros profesionales no usaban estos reales nombres. Si bien estaban llenos de "alias" quedaron en la historia como Butch Cassidy y Sundance Kid.
Cansados de la persecución que se les hacía en USA deciden emigrar hacia Sudamérica. Llegan a la Argentina en 1901 y allí Ralph y George Newbery (padre de Jorge) como connacionales y vicecónsules, les sugieren que vayan a poblar la Patagonia. Se instalan con un campo en la región de Cholila (provincia del Chubut). Escribiría Cassidy:
"Me establecí para siempre. Tengo 300 vacunos, 1500 ovinos, 28 caballos de silla, dos peones que trabajan para mi, además de una casa de cuatro habitaciones y galpones, establo, gallinero y algunas gallinas. Los Estados Unidos me resultaron demasiado pequeños durante los últimos años" (1902).
Se convirtieron en buenos vecinos. Eran respetados e incluso visitados por autoridades tal como el gobernador del territorio... ¡hasta salieron de garantes del comisario de la zona!!! Butch, Sundance y su esposa Ethel Place ya no pensaban en huir de nadie. Al contrario... que la ley y el orden los visite en su casa.
CAMBIO DE HÁBITOS
Como trasluciera en su escrito, Butch ya se sentía a gusto en su campo y como propietario establecido. Según se comenta Sundance deseaba algo de acción. A esto debía sumarse que por la región ya operaban unos ex-conocidos de ellos: Willie Wilson y Robert Evans. A pesar de la gran cantidad de trabajos sobre el tema hay divergencias sobre si el asalto con el que comenzamos el relato fue efectuado por la dupla Cassidy-Kid o Williams-Evans a quienes se podría haber sumado Ethel. El asunto es que ante la búsqueda desatada tras el asalto, la policía se dirigió prontamente hacia los únicos pistoleros norteamericanos conocidos, por lo que Cassidy y Kid se vieron obligados a convertirse en prófugos. En el mismo año (diciembre de 1905) se produce un asalto similar en la provincia de San Luis, en este caso al banco Nación. Las fuerzas policiales van cerrando el cerco sobre al menos dos pistoleros los que terminarían abatidos en un tiroteo en la zona de río Pico, en donde son enterrados.
Años después llegan noticias de algunos delitos cometidos por dos yankees en el vecino país de Bolivia. La leyenda de Butch Cassidy y Sundance Kid se reanima. Los enterrados no serían otros que Wilson y Evans quienes tenían un modo de proceder mas brusco... en tanto que Butch y Sundance llegaron a ser considerados verdaderos caballeros. Algunos dijeron que en Bolivia fueron muertos por el ejército allá por 1908... Lula Parker Betenson, la hermana de Cassidy; sostuvo que murió de viejo y que en una ocasión se juntaron a tomar el té en 1925.
Leyenda sobre la leyenda... tanto que aunque parezca increíble, en la zona de Cholila se realizó en el año 1999 el Segundo Simposio Internacional sobre Bandoleros Norteamericanos en la Patagonia. Son ya toda una institución.- (APP)*
Biblioteca Museo del Fin del Mundo y otras fuentes.

http://www.appnoticias.com.ar/09/desarro_noti.php?cod=16441

HISTORIAS DE VIDA La increíble historia del sargento “Patria”

Según el relato de David Carruthers
Este artículo es presentado por el My (R) Sergio O. H. Toyos, siendo de autoría del fallecido Sr. Douglas Philip. Cuenta con los permisos de la familia para su respetuosa publicación y puesta a consideración de nuestros lectores, por el alto significado que posee para la “Pequeña Gran Historia” de nuestra Patria.La Historia de la Patria, no se hace solamente con los héroes emblemáticos, perpetuados en el bronce, el mármol, la pintura y recordados en innumerables muestras de reconocimiento: nombres de poblaciones, de calles, de instituciones de todo tipo, etc. En ella, también están incluidos también los hombres y mujeres que en forma silenciosa y que sin quizá, habérselo propuesto, aportaron y continúan haciéndolo en el día a día, el necesario granito de arena con el que se construye nuestra nacionalidad.El relato que sigue, por cierto, verídico y comprobable, nos muestra a uno de estos personajes. Una vida azarosa, aventurera y dura, que por aquello de las “circunstancias” que menciona Ortega y Gasset, refiriéndose al hombre en general, nos muestra a uno totalmente desconocido para la Gran Historia, que por instinto de supervivencia y por imperio de las cosas que le tocó vivir, ofreció su existencia en función del servicio, noble, sacrificada y abnegadamente, trascendiendo sólo por eso. Uno de tantos desconocidos, que vivieron y brindaron de sí, en circunstancias parecidas, legándonos una parte de lo que somos y tenemos como argentinos… En definitiva, un ejemplo para seguir… Hace ya algunos años, me desempeñaba como personal civil docente del Ejército, cumpliendo funciones como jefe de trabajos prácticos en el Servicio Histórico del Ejército. Mi tarea consistía en llevar a cabo investigaciones y asesoramientos de carácter histórico, del mismo modo que en recibir y orientar en sus trabajos, a un numeroso público civil y militar que buscaba informarse en nuestros archivos sobre datos que sirvieran para sus propias investigaciones. Así fue como conocí al Sr. Douglas Philip, un hombre ya mayor, que apareció un día, acompañado de una señorita parienta suya, residente en Canadá, quien venía a nuestro país a investigar para su tesis universitaria, en los antecedentes de los inmigrantes de origen escocés que se fueron estableciendo con el correr de los años en nuestro territorio.El Sr. Philip, en contactos mantenidos con su pariente canadiense, le había referido una increíble historia que había vivido un ancestro por vía lateral de su familia hacia mediados y fines del siglo XIX. Por las notables circunstancias que la caracterizaban, se habían constituido en una parte importante y curiosa de la tradición oral familiar, pasándose de boca en boca, y generación tras generación, alcanzando la versión escrita, a través suyo. El Sr. Douglas Philip decidió compilar en idioma inglés los recuerdos de la familia, dedicando un rico apartado a este personaje, cosa que hizo a mediados de 1962. El relato se desarrolla así:
Una Historia de Familia

Según el relato de David Carruthers


21 de Junio de 1962


“No pretendo bajo ningún concepto, ser escritor, pero deseo dejar sentado, más o menos cómo ha sido mi vida en este país en que he nacido ( la República Argentina).


Mi padre, James Smith Carruthers, fue un escocés que vino a la Argentina, allá por 1860, a trabajar en el campo, en la cría de ovejas, primero en una estancia de la familia Gibson y más tarde en uno de la familia Gilmour, por la zona de Mar de Ajó.


Con el tiempo, pudo arrendar un campo, siempre en la zona de Mar de Ajó y se casó con una de las hijas de la familia Gilmour.


Esta historia relata lo que les sucedió a mis abuelos Gilmour en su estancia “Monte de los Blancos” alrededor, alrededor de 1840, en las épocas de Rosas.


Mi tío, Daniel Gilmour, tenía cuatro o cinco años cuando apareció un gaucho en la casa de sus padres. Como era la costumbre, lo invitaron a tomar mate y luego a comer un asado. En un momento dado, el gaucho se quedó solo en la cocina y al regresar mi abuela, lo vio cómo escondía bajo su poncho una barra de jabón de las que hacía mi abuela con grasa de oveja y luego los ponía a secar sobre una tabla.


Tan indignada estaba mi abuela que lo echó de la casa diciéndole que si se lo hubiera pedido, se lo habría dado, pero no aceptaba que le estuviese robando. El gaucho se fue maldiciendo y jurando venganza.


Al pequeño Daniel lo ponían sobre un caballo manso para que aprendiese a andar, nada más que con un cojinillo de cuero de oveja por montura. De repente, una mañana de niebla se dieron cuenta que no estaba y sus padres y hermanos lo empezaron a buscar sin encontrarlo. Alguien comentó que el gaucho que quiso robar el jabón había sido visto merodeando por el lugar, pero nada se sabía de Daniel. A los pocos días apareció el caballo de vuelta en la casa, pero nada del pequeño, y una familia que vivía cerca de la costa, encontró un bulto de ropa que pertenecía a Daniel, por lo que llegaron a la conclusión que el niño se había desvestido para bañarse y se había ahogado. Esto fue creído por todo el mundo, excepto por mi abuela quien decía que su pequeño Daniel estaba vivo y rezaba para que apareciera, pero el tiempo fue pasando sin que se supiese de él.


Muchos años después, vino un día a, “Monte de los Blancos”, un caballero “nativo” que era un funcionario de tierras o algo por el estilo. Este señor fue invitado por mis abuelos a almorzar y en esa ocasión se quedó mirando largamente a mi abuelo y a mi tío Robert, que para entonces, era un muchacho de 22 años. Finalmente dijo que en sus viajes por la frontera, en un apartado fortín de la provincia de Santa Fe, había conocido a un joven que era la viva imagen del señor Gilmour y de su hijo Robert. Tiempo después estuvo haciendo averiguaciones para darle datos a mi abuelo, pero no tuvo éxito pues lo debían haber trasladado a algún otro fortín lejano.


Volvieron a pasar los años y, cuando se produjo la guerra brutal entre Argentina y Paraguay (1860 – 1865), un oficial del Ejército Argentino recién vuelto del frente de batalla, se encontró con mi abuelo y le dijo que un joven soldado regular, alto y muy rubio, era idéntico a él, que estaba seguro que era el joven Daniel y que aún estaba combatiendo en el frente.Mis abuelos eran amigos del general Manuel Campos y lo fueron a ver. El general llevó a mi abuela a reconocer los soldados que estaban regresando del Paraguay, pues la guerra estaba terminando. ¡Pobre abuela! Recorrió fila tras fila de soldados sin poder reconocer a su hijo ya que, como se pudo saber mucho después, Daniel se había quedado en Corrientes, con severas heridas sufridas en los combates finales, por lo que no pudo ser desmovilizado con sus camaradas.


Tiempo después, luego de doce años de matrimonio, siempre criando ovejas en Rincón de Ajó, mi padre había llegado a la conclusión que, por las bajas condiciones de los campos de la zona, no era buen negocio seguir en esa empresa. Fue así que aceptó una propuesta de Mr. George Corbett, de llevar su majada de ovejas a un campo distante de la provincia de Buenos Aires, en la margen sur del Arroyo Grande, en el partido de General Pringles, hoy partido de Coronel Dorrego, cerca de Bahía Blanca.


El lector se preguntará qué tiene que ver la vida de Daniel Gilmour con el arreo de las ovejas de mi padre a Arroyo grande, pero hete aquí que cuando mi padre, luego de días de cabalgata, llegó al campo de Mr. Corbett, se encontró con una pulpería donde estaban unos cuantos pobladores. Según la costumbre campera fue muy bien recibido, e invitado a participar de un asado que se estaba haciendo fuera del boliche, mientras los participantes conversaban. Uno de ellos comentó que la tropa de carretas de Chumarro, había acampado por la noche, a una legua de donde ellos estaban y otro preguntó si el rubio Nicolás González, seguía a cargo de la tropa. El primero contestó que sí pues lo había visto y entonces, mi padre preguntó si el encargado de las carretas era rubio y muy alto.
Volvió a contestarle el hombre que sí, que tenía una gran barba roja y que era un sargento de frontera, que había llegado a la zona después de combatir en la guerra del Paraguay.Entonces, mi padre preguntó si podría ver al hombre rubio y uno de los presentes le dijo que sí, que él tenía que seguir galopando hasta donde estaban las carretas y le iba a decir que mi padre quería verlo pues pensaba establecerse en el pago.


A la mañana siguiente, este hombre rubio llegó al lugar y luego de atar su caballo al palenque, se acercó tranquilo a donde se estaba haciendo el asado y dijo: -‘Buen día, señores'- y a mi padre: –‘¿Usted me quiere ver, señor?'- Mi padre asintió y le preguntó su nombre: –‘Nicolás González, su servidor'- contestó-. Mi padre le dijo: ‘-Usted no es Nicolás González. Usted es Daniel Gilmour.


'Papá contó después que tan pronto lo vio, estuvo seguro que era Daniel, pues era la imagen perfecta de mi abuelo Don Mateo Gilmour.


Este hombre le preguntó a papá por qué lo había llamado por un nombre que él no conocía. Papá dijo: –‘Sentémonos y charlemos. Te he llamado por tu verdadero nombre y si puedes contestarme algunas preguntas, te explicaré el significado de todo esto. ¿Recuerdas si alguna vez, siendo niño, si hablaste en un idioma distinto al español que usas ahora?'--‘Sí'-, le dijo. –‘Cuando era muy chico hablaba algún idioma “gringo” pero no sabía cuál era. Me acuerdo que mi tata a veces me gritaba ¡Che, Gringo!'--‘Bien'-, siguió papá. -‘Yo puedo decirte ya que en tu rodilla derecha tienes un lunar negro'.--‘¡Sí!'-, contestó Daniel. –‘Recuerdo que por muchos años tuve esa mancha negra en la rodilla, pero desapareció cuando una lanza india me hirió allí esta fea cicatriz en su lugar.'-‘¿Recuerdas quién te llevó en su caballo cuando eras muy pequeño?'--


‘Sí, mi tata Nicolás González'.--


‘¿Y por qué le decías “tata” a ese hombre?'--


‘Porque él decía que era mi padre y yo no conocía ningún otro. Y ya que me lo pregunta, no era bueno conmigo. Era borracho y jugador y cuando yo no le podía llevar algo de plata a la tardecita, me golpeaba.'--


‘¿Y cómo ganabas esos pocos centavos que le llevabas a tu tata?--


‘Casi siempre, haciendo mandados para los oficiales a cargo de los fortines en la frontera con los indios, en el sur de Mendoza, San Luis y sur de Córdoba. Pero mi tata se puso muy enfermo y se murió. Yo debía tener unos doce años pero no sé bien, porque desconozco la edad que tengo.'--


‘Estoy perfectamente convencido', -dijo papá- ‘que eres mi cuñado. Yo estoy casado con la menor de tus hermanas, Mary, a quien nunca conociste pues nació unos diez años después que te raptaran. Te propongo que dejes tu trabajo de capataz de carretas y te vengas conmigo para encontrarte con tus padres, quienes no te han visto por más de cuarenta años. Ellos se están poniendo muy viejos y tu madre está bastante enferma.'-


Daniel al principio no consintió con lo que papá le propuso, diciendo que cómo iba a volver con unos padres que no conocía y a los que les crearía problemas, pues ni siquiera sabía hablar en su idioma. Sin embargo, luego de una charla, papá logró convencerlo que lo mejor que podían hacer era regresar juntos a Rincón de Ajó.


Ahora volveré atrás para contar algunas cosas que le pasaron a “Dan” durante su vida de soldado. Durante la Guerra de la Triple Alianza contra el Paraguay, ganó dos medallas por su valor en combate. Una por salvar la vida de un oficial. En medio de una furiosa batalla, cuando se había ordenado retirada, un oficial apellidado Del Carril, cayó con una pierna destrozada por una bala. Dan lo alzó y lo llevó a salvo, a riesgo de su vida, hasta las propias líneas. En otra oportunidad, cuando se había ordenado pasar al ataque para desalojar al enemigo de sus posiciones, éste ofreció una resistencia tan enconada que, ante las fuertes pérdidas, hubo que emprender la retirada. Al alcanzar la seguridad de la trinchera propia, Dan notó la falta de un camarada, a quien creyó oír quejarse dentro de la trinchera que acababan de abandonar ante la presión del enemigo. Allí mismo, pidió permiso a su comandante para regresar en busca del herido, siendo autorizado pero advertido que podía costarle la vida. Y allá fue, a salvar a su compañero, regresando ileso con él a cuestas.


Más adelante, ya hacia el final de la guerra, resultó gravemente herido en combate y fue trasladado a retaguardia y hospitalizado en Corrientes.


Al regresar a Buenos Aires recibió sus jinetas de sargento primero, siendo destinado al servicio de fortines, para controlar los malones que los indios lanzaban sobre los nuevos pobladores de la pampa.


Dan sirvió en la frontera entre doce y catorce años y estuvo en varios fortines, de algunos de los cuales fue el jefe. Aquí voy a mencionar que en Paraguay a Dan le volaron de un tiro un pedazo de oreja. En ese entonces, a los caballos que no tenían dueño, se les cortaba media oreja y se los destinaba a las guarniciones del Ejército. Se los llamaba “caballos patria” (como a los todos los pocos y pobres efectos que proveía el Estado, a las fuerzas militares). Y así, Dan cargó con el mote de “Sargento Patria” y cuando estuvo al frente de un fortín en la provincia de San Luis, éste se conocía como “el fortín del Sargento Patria” y más adelante, “Fortín Patria”. Cuando se tendió la línea del Ferrocarril al Pacífico por el territorio de San Luis, la estación más cercana a este fortín se llamaba “Dixonville” (en homenaje a un distinguido vecino del lugar, que cediera parte de sus propiedades para la instalación de la vía y levantar la estación). Ahora, (merced a una moción presentada en 1925 al entonces Ministro de Obras Públicas de la Nación , Dr. Roberto M. Ortiz por un grupo de vecinos de la localidad), se llama “Fortín El Patria”, no sé si por Dan o no, pero me han dicho que antes se llamó “Sargento Patria”.


Durante sus años de lucha contra los indios, Dan fue una vez capturado por los ranqueles y mantenido en cautiverio en las tolderías hasta que por un error del cacique, lo mandó a abrevar su caballo preferido en una laguna cercana. En cuanto pudo, Dan se montó en el caballo y huyó al desierto ocultándose durante el día en los montes de algarrobos. Tras galopar por dos noches seguidas, pudo llegar hasta su fortín, ganándose entonces el mote de “indio rubio”.


En otra ocasión, una mañana brumosa en que andaba patrullando con un oficial y otros dos soldados, distinguieron a la distancia a un grupo de jinetes. Contra la opinión de Dan, que pensaba que eran indios, el oficial ordenó acercarse en la seguridad que se trataba de otra patrulla de militares. Cuando se enfrentaron, no pudieron resistir el ataque de los ranqueles, que mataron al instante al oficial y resto de los soldados, dejando a Dan tras desnudarlo, para divertirse probando sus lanzas en él, pues lo reconocieron como el cautivo rubio que se les había fugado. La primera lanza se clavó en el suelo y Dan la pudo recoger alcanzando a matar dos indios con ella. Luego, los indios fueron clavando sus lanzas en el cuerpo del caído, que quedó de cara al suelo con una lanza rota atravesando sus costillas.


Milagrosamente en ese momento, un grupo de paisanos armados que andaba galopando por la zona, obligó a los indios a desbandarse tras unos pocos disparos.


Los paisanos, eran gente de Chumarro, quien más adelante incorporaría a mi tío a su tropa de carretas. Lo alzaron y lo pusieron en el lomo de un caballo como si fuera una res de oveja y lo llevaron hasta el rancho de Chumarro, donde permaneció por meses debatiéndose entre la vida y la muerte, hasta que, restablecido, comenzó a trabajar en las carretas.


Vuelvo ahora a la parte de mi relato en que papá lo convenció a Dan de regresar con sus padres. Primero papá tuvo que arreglar su situación con el Ejército, pues aún no había sido licenciado. También se ocupó de tramitar con las autoridades la cesión de las tierras que le correspondían por sus servicios en la frontera y en la guerra del Paraguay, las que le fueron otorgadas y que luego se perdieron por la mala fe de gente deshonesta.


Después de días de duro galope fueron primero al campo de mi padre, donde papá le presentó a mi madre, la hermana que nunca había conocido, a la que más tarde llamó siempre “la viejita”.


En la mañana siguiente, los dos jinetes, luego de cambiar caballos, continuaron su viaje hasta “Monte de los Blancos”, de donde Dan había partido hacía más de cuarenta años atrás.


Cuando llegaron, papá no quiso alterar a sus suegros con una repentina aparición de Dan, pues ya eran muy viejitos, así que dejándolo junto al palenque, se adelantó y les dijo:-‘He traído un amigo a verlos, que me ha acompañado en mi viaje al sur.'-


Ante la pregunta de mi abuela, hizo una seña a Dan, quien se adelantó hasta donde estaban ellos. Cuando lo vio de cerca, mi abuela le dijo a su marido: -‘¡Dios sea loado, Mathew, Jim nos ha traído a nuestro Daniel de regreso!´-


Papá solía decir que nunca olvidaría la reunión de Dan con sus padres, cada uno tomándolo de una mano y no parando de abrazarlo.


Dan se quedó a vivir con mis abuelos, que al poco tiempo dejaron el campo y se mudaron a una casa que compraron en el pueblo de Lavalle, y los acompañó y atendió en sus necesidades. Cuando murieron en 1886, era el único hijo que estaba con ellos. Ahora descansan en el cementerio de la Iglesia Escocesa de Chascomús.


Cuando Dan quedó solo juntó su tropilla de caballos y se dirigió al sur, donde había ganado su fama de valiente pero no fortuna.


Para entonces, mi padre había arrendado un campo a cinco leguas de lo de Corbett, cerca de las sierras, sobre el arroyo Sauce Grande. Nunca olvidaré cuando, siendo yo un niño pequeño, llegó a casa un hombre grande a caballo y luego de apearse y ajustarle la cincha, se acercó adonde estábamos con mi madre y mis hermanos. Llevaba un poncho mojado, pues era un día lluvioso y cuando abrazó a mi madre pensé quién podría ser ese hombre y por qué la abrazaba.Dan se quedó a vivir con nosotros y, por supuesto, fue el héroe idealizado de nuestra niñez. Nunca nos contó a los niños de guerras y batallas, pero algunas veces en la tarde, junto al fuego del hogar, solía charlar con papá sobre las cosas que había tenido que pasar. Recuerdo que solía levarnos a los niños a bañarnos al arroyo Sauce Grande, cercano a nuestra casa, y allí pude ver, cuando nos quitábamos la ropa, las terribles cicatrices que cubrían su cuerpo.


Dan se encariñó mucho con mi hermana mayor, Bessie y cuando ella se casó en el año 1893 con William Sherriff, se fue a vivir con ellos a su estancia.


Hacia fines de 1894 enfermó seriamente debido a las calamidades que debió soportar en su vida errante como soldado y papá y mi cuñado Sherriff lo enviaron al Hospital Británico en Buenos Aires, donde falleció.Así terminó la vida de Daniel Gilmour, un hombre querido y respetado por todos los que lo conocieron y, agrego al final, el héroe absoluto de sus sobrinos, sin haberles dicho nunca nada sobre sus años en el Ejército…
El presente trabajo tan sólo rescata una sola de las tantas historias de vida, que ignoradas por la Historia Grande, contribuyen desde su desconocimiento, a formar los aportes que sin embargo la cimientan y le proveen corporeidad desde lo profundo y lo antiguo. Casos como éste hubo muchísimos a lo largo de nuestro pasado e incluso los hay en el presente. Su anonimato, no carente de esfuerzos, sacrificio, sufrimiento y olvido, constituye el crisol donde se funden los valores más auténticos de la nacionalidad, obligándonos a reflexionar sobre las circunstancias de nuestro pasado, para que encaminando el presente, logremos un futuro digno de nuestro sentir nacional… Esta es la traducción resumida y adaptada de la historia escrita por David Carruthers en 1962, cuando tenía 76 años. Se ha traducido únicamente la parte referida a Daniel Gilmour, en septiembre de 1997.


“Nativo”. Expresión usada por algunos angloparlantes, en especial los británicos, para referirse a los nacidos en el país, no descendientes de británicos. http://www.soldadosdigital.com/2009/los_protagonistas/los_protagonistas06-01-09.htm

domingo, 18 de octubre de 2009

HISTORIA DE GENERAL LAVALLE

La Gobernación del Río de La Plata, fue también la cuna de Hernandarias de Saavedra, pariente de Don Juan de Garay, con quien vino en 1580 a la segunda fundación de Buenos Aires, después de cuyo episodio hicieron juntos una excursión al interior, internándose hasta setenta leguas al sur, quien afirma que llegó hasta las Sierras de Tandil, donde habría mantenido trato con los indios. Siempre buscando la Ciudad de Los Cesares (llamada así supuestamente por un capitán, Francisco Cesar, quien anduvo siete años en busca de sus compatriotas perdidos, y dio origen a esta leyenda), se iniciaban todas las expediciones.La búsqueda de los Cesares nos ha llevado de la mano al objeto principal de nuestro trabajo, que es el de hallar los caminos históricos que puedan conducirnos a nuestra zona geográfica actualmente conocida como PARTIDO DE GENERAL LAVALLE.
Cuando Hernandarias cruzó estas tierras de la Prov. de Bs. As. observó cuan grande había sido la multiplicación de los equinos traídos por don Pedro de Mendoza, que, abandonados en el desierto, sirvieron al indio como valioso auxiliar en sus correrías, a lo que dice el mismo Gobernador "están tan diestros que no les da cuidado de silla ni aparejo". Como estamos ya en plena Provincia de Bs. As., será oportuno dar a conocer, refiriéndonos a los indios que la habitaban, a que tribus pertenecían. Según un autor, eran de familia pampa, llamada puelche, que algunos hacen provenir de tronco araucano, mientras otros los consideran parientes de los querandies, pequeña parcialidad que merodeaba los alrededores de Bs. As., hasta la conquista de Garay. Conviene establecer que no estamos ni aun hoy frente a una verdad averiguada, ya que las opiniones son contradictorias. Datos que aportarían mas tarde los padres Jesuitas.Es conveniente aclarar que Hernandarias traía en esta expedición indios guaraníes, los cuales habrán designado seguramente en su lengua los distintos puntos del trayecto de su exploración, imponiendo algún nombre guaraní en la pampa Bonaerense ya que en la nomenclatura toponímica de estos territorios no aparecían los nombres como por ej. Tuyú. La primera descripción meritoria de estos parajes la obtenemos del padre Falkner, que peregrinó éstos de 1740 a 1768 y fue amigo de Cangapol, cacique afamado que medía mas de 2 mts., quién en 1738 y 1740 frente a los tehuelches, huilliches y peguenches, atacó el distrito de Magdalena. Describe el Padre Falkner el gran promontorio o Cabo San Antonio, forma parte de una península con una entrada del mar o del agua salada del Río de la Plata, formando así la bahía. En su mayor parte consta de arcilla con algo de tierra vegetal, y muy pantanosa. Este pequeño territorio llámase por los españoles el RINCON DEL TUYU, por llamarse así toda aquella región, en lengua de indios quiere decir barro o arcilla, de que esta compuesto el suelo. Y refiere dicha extensión a las Sierras de Balcarce.Alude la cantidad de caballadas encerradas en este lugar razón, por la cual era muy frecuentado por partidas de indios cazadores, de ahí que esta zona haya sido poblada por distintas agrupaciones, como Tupí, arawak, querandí, guaraní etc.Hacen sus pequeñas casas movedizas (los toldos) en lo alto del terreno y van todos los días a la caza, hasta tener suficiente provisión, para volverse a sus tierras respectivas.Siguiendo en orden cronológico los hechos consignamos la fundación de la Estancia Los Ingleses en 1810 por un criollo Esteban Márquez, con el nombre de El Carmen. Esta población era la vanguardia civilizada al Sur de Bs. As. tengamos en cuenta que la línea de frontera estaba en el Río Salado. En 1828 Don Jorge Gibson fondeó en el sitio que hoy da vida el pueblo de General Lavalle, abandona sus comodidades de propietario ingles y junto a Don Roberto y Don Tomás se instalan en el Tuyú, la estancia de Márquez conocida como el Rincón de Ajo, vuelve a llamarse Los Ingleses. Luego de su conocida denominación de la integradora Monsalvo, pasa a denominarse Partido de Ajó, desde el 20 de diciembre de 1839.General Lavalle comienza a escribir su propia historia sus pobladores participaron activamente en La Revolución de Los Libres del Sur y posteriormente en las revoluciones mitristas. En el correr del año 1863 con motivo del importante movimiento existente a través de la actividad que desarrollaba el Puerto de Ajó, la población fue creciendo a la vera de la Ría y empezaban a poblar las mejores lomadas.El crecimiento demográfico hizo que el caserío fuera construido indiscriminadamente y que ello trajera como consecuencia la formación de una comisión vecinal, que con buen criterio rigiera los destinos de la incipiente población. Así fue como empresarios de la industria saladera y la grasa viajaran y solicitaran al gobernador de la provincia don Mariano Saavedra la traza del ejido urbano. Para ello, el gobernador envía una comisión de topógrafos, encabezada por don Juan FernándezUna vez realizado el trabajo de mensura y aprobada la traza por el Departamento Topográfico, la comisión vecinal propone el nombre de General Lavalle, para inmortalizar al héroe de Riobamba, que tanto apoyo le diera en su momento a los Libres del Sur. Siendo este aceptado, se declara por ley que a partir del 8 de febrero de 1864, el pueblo lleve el nombre de General Lavalle y posteriormente recibe el partido el mismo nombre.Aquel fortín que Rosas había mandado fundar junto a la Ría de Ajo para contener a los malones mas allá del río Salado y que formaba parte de una cadena de puestos militares para proteger a Buenos Aires, se fue transformando en un centro comercial pujante. La población aumentaba a medida que los barcos traían familias de distintos países en busca de un porvenir.Llamaba la atención la inmensa cantidad de hacienda que poblaba la región proveniente de reses cortadas o extraviadas en tiempo de don Pedro de Mendoza.La riqueza ganadera en nuestro país, sufrió serio peligro de extinción, por las grandes matanzas de los accioneros durante las vaquerías.Entre los años 1779 y 1795 pudo probarse que habían salido en ese lapso mas de 13 millones de cueros, rumbo España.La primera gestión para dar paso a la industria saladeril, partió del ministro español Gálvez, quien en 1776 se dirigió al Gobernador de Bs. As. elevando un proyecto propiciando la salazón de carne de los vacunos sacrificados para aprovechar su cuero.En la historia de General Lavalle, las ultimas décadas del siglo XIX están decisivamente marcadas por los saladeros, su instalación su apogeo y su decadencia. Y en ello una figura que se perfila en forma determinante Pedro Luro, vasco francés oriundo de los Pirineos, no tarda en darse cuenta de la importancia de las actividades relacionadas con la ganadería y el comercio. Prontamente advierte la imposibilidad de la persistencia de los saladeros en las inmediaciones de Bs.As. por los problemas de insalubridad que se acentúa en 1871 con la epidemia de fiebre amarilla y vislumbra las posibilidades que para la industria saladeril brindan las tierras de Ajó, con un puerto natural para la exportación de esos productos.En 1871 construye el saladero San Pedro que comenzó sus faenas en 1872 llegando a ser uno de los más importantes del país, en 1873 adquiere el San Carlos, propiedad de don Carlos Villar y luego el San León, de don León Amespil, montando así una empresa que contaba con instalaciones adecuadas y sus propios barcos nombrados de la siguiente manera lunes, martes, miércoles, jueves, sábado, teiro y siempre. Empleaba dichas empresas a mas de 8.000 personas y se llegaba a faenar en un año hasta 248.000 animales entre vacunos, ovinos y yeguarizos y a embarcar desde el puerto de Ajo mas de 5.000.000 Kg. de carne tasajo, además de otros productos.Alguien opina, y no sin fundamento, que la industria frigorífica destruye a los saladeros, pero el verdadero motivo tuvo lugar bastante tiempo antes. En realidad los saladeros trabajaban con Brasil e Inglaterra, en la provisión de tasajo con destino a la alimentación de los esclavos, que vivían en el Brasil, las islas del Caribe y los que venían en viaje a las Américas del Sur y Norteamérica.La Ley Aurea, firmada por la princesa Isabel, ocasionalmente a cargo de la Regencia del Imperio del Brasil, en ausencia de su tío, a la sazón en Lisboa, le dio prácticamente el golpe de gracia al tráfico, ya debilitado por un mejor tratamiento de la materia prima.CASA DE LA CULTURA

El edificio de la casa de la cultura perteneció a la Sociedad Española de Socorros Mutuos. Este tipo de instituciones, de la cual se formaron asociaciones en distintas ciudades de Argentina y América del Sur, respondía a inquietudes solidarias y de protección de las costumbres y cultura de los españoles y sus descendientes en estas tierras.La Sociedad Española de Socorros Mutuos de General Lavalle fue fundada el 4 de abril le 1887 por vecinos españoles fijando como objetivos de la misma: crear un fondo común para el socorro mutuo de los asociados en caso de enfermedad o sus consecuencias.El edificio, construido con fondos genuinos de la institución, fue inaugurado en 1902, y contaba con 172 afiliados. El edificio, había sido realizado por el constructor Don Fortunato Ardito, los ladrillos que se emplearon en la construcción eran de una medida especial atendiendo al grosor de las paredes y fueron fabricados por don José Echarren. El estilo responde a líneas italianizantes y figuraba en los primeros lugares entre los mejores edificios de esa época en esta localidad; su fachada de compostura simétrica, con sólido manejo del repertorio expresivo de la corriente italianizante en sus elementos: zócalos, cornisas, frontones triangulares, arcos de medio punto y balustrada.Con el tiempo la sociedad Española fue decayendo, en 1950, con autorización de su comisión directiva, una parte del edificio fue ocupada por el Club Atlético Deportistas Unidos, años mas tarde ocupa el edificio en su totalidad como sede social hasta 1990.En 1992 es restaurado, en 1993 se inician los trámites para el traspaso de dicho edificio a la Municipalidad. El 25 de Mayo de 1994 queda inaugurada en esa propiedad LA CASA DE LA CULTURA.
PARROQUIA NUESTRA SEÑORA DE LA MERCED.
Primeramente se construye una capilla con los fondos de los parroquianos, cuyas instalaciones ni bien finaliza la obra son ocupadas por el Juez de Paz, Don Guillermo Turner para fines judiciales. El pueblo eleva sus quejas al Superior Gobierno, el cual deja cesante al Juez en cuestión y envía una partida de $20.000 para levantar un nuevo edificio. La iglesia, llamada nueva levantada totalmente en ladrillo, se comenzó en el transcurso de 1889.Transcurre 1890 con Heriberto Gibson como intendente quien insta a la población para apresurar la obra y es él quien viaja a Buenos Aires para encargar la ejecución de ésta al constructor Don Fortunato Ardito, que en ese momento trabajaba en la construcción de la Catedral porteña.Fue así como aceptó terminar la iglesia nueva, que según los críticos de la época, es una obra de arte de la acústica.El padre José León tiene el honor de ser quien coloque la piedra fundamental de la nueva Parroquia, oficiando en la oportunidad de padrino el señor gobernador de la Provincia de Buenos Aires Don Máximo Paz lográndose inaugurar la nueva parroquia con el esfuerzo mancomunado de la población en el año 1892.Las campanas, que son dos, fueron donadas por la Dirección de Materiales del Ejercito (1892) y el reloj por un hacendado.La Iglesia consta de tres altares, el altar mayor está construido con retablo y su Piedra Ara, en el cual está la Imagen de Nuestra Señora de la Merced con el Niño, Patrona de ésta Iglesia de 1m y 48 cm. De alto de talla y tierra cotta a la derecha San Fray Mundo de Peñafort y San Pedro Nolasco a la izquierda que es el fundador de la Obra Mercedaria.Altar colateral derecho con retablo dedicado al Sagrado Corazón de Jesús a la derecha la Virgen del Carmen y a la izquierda Sta. Margarita de Alacoque. La imagen de San Antonio de Padua más abajo, el niño Jesús de Praga, San Luis Gonzaga y San Roque y Santa Teresita del Niño Jesús.Altar colateral izquierdo con retablo dedicado al Patriarca San José con la imagen del mismo nombre con el niño Jesús en brazos, a la derecha San Martín Obispo a la izquierda la imagen de San Isidro Labrador. A la derecha del altar mayor está el Cristo en la pared con la imagen más antigua, LA DOLOROSA, traída directamente de Europa cuyo cuerpo es una cruz de madera exquisitamente vestida y su rostro es de terracota. El vía crucis donado por una familia proveniente de Italia fue bendecido y erigido canónicamente el 23 de Septiembre de 1893 por el Rdo. Padre Francisco Fray Cruz Paz.
PUERTO DE GENERAL LAVALLE
El que en la actualidad es un pequeño puerto pesquero, fue en otrora un activo puerto de considerable importancia. El primer barco que entró al puerto de Ajó, fue una goleta de los señores Lima y Monterra, luego un bergantín Gota Hamburguesa el patacho de Meirelles, etc.En 1838 el gobierno francés mandó bloquear el puerto de Buenos Aires, en represalia a Rosas, quien había fusilado algunos súbditos de ese país, por lo que nuestro puerto se convierte el primero en importancia dado que prestó gran utilidad a nuestro país. A los franceses pasó inadvertida esta entrada, ya que en la desembocadura de la Ría existía una isla que disimulaba la entrada.En el año 1839 llegó la ballenera "Sol de Mayo" con armas para los revolucionarios del Sur, y al fracasar ese intento de liberación, es el Ajó el que salva a los beneméritos ciudadanos que se embarcan en la "Sol de Mayo", y otros barcos en los que consiguieron escapar con rumbo al norte para reunirse con el General Lavalle.Siguiendo con los antecedentes de este puerto, es destacable el hecho de haber sido declarado Puerto Nacional por Decreto del año 1859. Además fue considerado en 1880 el TERCERO en importancia del país, después de Buenos Aires y Rosario.Entradas de buques en los puertos nacionales en el año 1894:Ajó: 145Mar del Plata: 3Bahía Blanca: 59Quequén: 44Patagones: 35Chubut: 25En el puerto de Ajó, haciendo un promedio entre 1890 y 1896, hubo un movimiento de aproximadamente 200 buques al año.MUNICIPALIDAD DE GENERAL LAVALLE
Construida por José Thomas Pereira, entre 1.890 y 1.899. Funcionó como Club de Ajó. Es de estilo colonial, con un patio central interno y un aljibe con capacidad de 400.000 litros. Su fachada, similar a otros edificios del lugar, posee balustrada. Su frente fue modificado en 1.952 por el Dr. Macías, quien sacó las balustradas, y agregó dos torzadas al frente, por lo tanto se inclina más al estilo ecléctico del que en un principio hablamos.
ESQUINAS DE CAMPO
Aventurando su instalación en la desértica llanura del partido, asentaron su plaza las "ESQUINAS", o boliches de campo.Fueron un punto de avanzada para la civilización, posta para las galeras, asiento para el Juez de Paz o Alcalde de Cuarteles, fonda y albergue y sobretodo lugar de encuentro y comunicación después de largas jornadas de silenciosa soledad.En el partido de General Lavalle existieron varias esquinas famosas en su época, como la de Don José Ruiz Alcedo, la de Don Pedro Piccardo, que tenía billares, frontón para pelota paleta, cancha para "cuadreras" y reñidero de gallos, la "Esquina del Tuyú" y otras como éstas, las aventó el progreso con el avance de otras modalidades.Así fue la campaña del partido, jalonada de boliches que cumplieron una civilizadora función en medio de la deshabitada pampa.De acuerdo a lo expuesto por el Arq. Federico Ortiz la arquitectura que se hizo en la Argentina entre 1880 y 1930 fue casi toda ecléctica.Desde ya se levantaron obras en ese período que no se relacionan con el eclecticismo. De que estamos hablando; eclesticismo es la conciliación de los estilos históricos, debidamente sistematizados y codificados por los estudios de la antigüedad. La edificación de General Lavalle respetando este concepto responde más a un estilo ecléctico que italianizante o neoclásico colonial. FUENTE: http://www.corredoratlantico.com.ar/generallavalle/historia.htm

Arqueología en los pagos del Tuyú (Historia y Prehistoria de Gral. Lavalle)

Dirección: Verónica Aldazabal
Integrantes: Lic. Emilio Eugenio (investigador), Lic Andrea Murgo (investigadora), Dr. Mario Silveira (colaborador); Lic. Rita Plá (colaborador).Adscriptos: alumnos de la carrera de Cs. Antropológicas: Alma Micaelli; Analía García; Daniela Ávido; Diego Macchi; Soledad Agromayor; Soledad Pavón.
Objetivos:
- Establecer un marco cronológico a las ocupaciones- Caracterizar las ocupaciones aborígenes- Contribuir al conocimiento de la subsistencia y el aprovechamiento de recursos. - Contribuir al conocimiento de la organización tecnológica. - Contribuir al conocimiento de la diversidad funcional de los sitios del área - Contribuir al conocimiento de las formas de interacción de la población indígena local con los pobladores hispano- criollos que se sucedieron a partir del siglo XVIII en la región.
Resultados: Se continuaron las prospecciones en diferentes sectores del área (Murgo y Aldazabal 2007; Eugenio et al 2006; Aldazabal et al 2006) y la excavación extensiva en el sitio Divisadero Monte 6. Se obtuvo un fechado radiocarbónico de un banco de conchillas subyacente al nivel arqueológico, estableciendo el momento en que la zona funcionaba aún como una planicie de mareas, con un frente de playa activo hacia el NE del sector trabajado, entre 2000 y 1500 años atrás (Eugenio et al 2006 ). La ocupación humana, por encima de la capa fechada, en un estrato que corresponde a un depósito eólico edafizado se produjo cuando el mar ya se había retirado de la zona. El registro arqueológico comprende escaso material lítico, cerámica lisa, incisa y corrugada y restos faunísticos (peces; venado, edentados, roedores pequeños). Un primer fechado de los restos culturales obtenido sobre carbón resultó en 540+ 60 años C-14 A.P. (Aldazabal et al 2005; Eugenio et al 2006). El Dr. M. Silveira y A. García comenzaron estudios tafonómicos de restos de fauna actual (Silveira y Garcia 2007). Se efectuó un muestreo de todo el sitio (10.000m2) a fin de evaluar la variabilidad, dispersión e integridad de los restos culturales, mediante un diseño estadístico que comprendió 108 sondeos, localizados en cuadriculas de 100 m2 (Eugenio y Macchi 2006).El diseño del muestreo demostró ser una herramienta útil para evaluar el potencial y variabilidad artefactual de los sitios. Se han encauzado estudios cerámicos desde una perspectiva estilística, comparativos entre los diversos sitios trabajados y faunísticos (Aldazabal et al 2007).Un tema que se ha considerado desde el comienzo de las investigaciones en el área es el impacto de la colonización europea. Investigaciones acerca de las estrategias de ocupación y explotación del espacio en la macro región Pampa Deprimida, en el período posterior a la conquista europea al sur del Salado y los diversos procesos que enmarcan las relaciones entre los grupos involucrados (por un lado, los habitantes indígenas del territorio y por otro, los hispano-criollos), permitieron establecer cuatro experiencias de diversa índole: Un intento misional, la Reducción de la Concepción de los Pampas, fundada en 1740 en el actual partido de Castelli (Aldazabal 2007); un avanzada militar, la guardia de Kakel Huincul, en 1815, en el actual partido de Maipú; la Estancia Miraflores, de Francisco Ramos Mejía, 1811 en el partido de Gral. Madariaga y un emprendimiento comercial, los saladeros de Gral Lavalle, de mediados del S.XIX (Casanueva 2005; Casanueva y Guillermo 2006). Paralelamente, la información etno-histórica para los siglos XVIII y XIX, muestra una alta movilidad de grupos provenientes del área Interserrana y Nordpatagónica en esta zona, con asentamientos estacionales para aprovisionamiento de recursos. (Aldazabal 1997, Aldazabal et al 2004), sin embargo, el registro arqueológico no ha permitido, hasta el presente contrastar esta información.
Bibliografía citada en los resultados de los proyectos 1 y 2 que no esta listada entre en las publicaciones del CV de Verónica Beatriz Aldazabal
CASANUEVA, L. 2006 "Emprendimientos comerciales durante el siglo XIX y su incidencia en la vida de frontera (Partido de General Lavalle, provincia de Buenos Aires)" 9° Encuentro Regional de Historia y de Arqueología Post-Conquista de los pueblos al sur del Río Salado, 2004: 107 -119. Comisión Municipal de Estudios Históricos y Arqueología Histórica de Olavarría. Subsecretaría de Cultura, Educación y Comunicación. Facultad de Ciencias Sociales de Olavaria. UNICEN.
CASANUEVA, M. L. y S. GUILLERMO 2006 Arqueología Histórica: La industriasaladeril durante el siglo XIX (Partido de General Lavalle, Prov. de Buenos Aires). IVCongreso Arqueológico de la Región Pampeana Argentina. Bahía Blanca, 2005.
CASANUEVA, M. L. y S. GUILLERMO 2006 La importancia de los saladeros durante elsiglo xix en la provincia de buenos aires (partido de general lavalle) III Congreso Nacional de Arqueología Histórica, Rosario.
MURGO, A. “Primeros Análisis de Elementos Traza para Restos Humanos del Holoceno Tardío del sector Centro Oriental de la Pampa Deprimida, Pcia. de Buenos Aires”. Sus Alcances para la Evaluación de Dietas Prehistóricas. III Congreso Virtual de Antropología y Arqueología ( 2002 b).
EUGENIO,E. y MACCHI, D. 2007 Muestreo de sitios arqueológicos. El caso del Divisadero Monte 6 (Gral. Lavalle- pcia. Buenos Aires). Actas XVI Congreso Nacional de Arqueología Argentina. S.S. de Jujuy, Octubre 2007, tomo 3: .
SILVEIRA, M. y GARCIA, A. Tafonomia de bos taurus en el sitio “ DivisaderoMonte 6”, Partido de General Lavalle, Provincia de Buenos Aires. VI Jornadas dearqueología e historia de las regiones pampeana y patagónica. Mar del Plata, nov. 2007
Fuente: www.imhicihu-conicet.gov.ar

lunes, 12 de octubre de 2009

Recuerdos de un viaje en la Galera de Dávila

Archivo Histórico Municipal De Madariaga
El siguiente texto fue escrito por José María Bertomeu hace algunos años y hoy es recuperado para su difusión y puesta en valor.
He tratado de concretar y dar unidad a los recuerdos infantiles de un viaje en la Galera de Dávila, como una modesta contribución a la investigación de las condiciones y características de este medio de transporte dé la zona, que perduró hasta que dio paso a un micro precario.Al promediar el año 1917, mi padre se tuvo que instalar en el pueblo de Lavalle por motivos de trabajo, ya que en la ciudad de Dolores, donde residíamos, se le habían cerrado todas las posibilidades por cuánto había cometido la osadía de crear un sindicato, el de obreros panaderos, destinado a luchar por la obtención de mejoras salariales y de las condiciones de trabajo, en una época en que la acción gremial era incipiente y cargada de riesgos.Poco tiempo después lo hizo mi madre acompañada de los tres hijos pequeños, entre los que me contaba. No obstante su aparente fragilidad física, tuvo el temple necesario para realizar un viaje de esta naturaleza y soportar estoicamente las contingencias del mismo, que a la distancia adquieren la dimensión de una aventura inolvidable.De nuestra permanencia en Lavalle, que abarcó solamente unos pocos meses, no guardo recuerdos nítidos, solamente tengo presente las construcciones típicas del pueblo, y el agua salobre, que rechazamos desde el primer momento, y que era superada por el agua de lluvia que se almacenaba en los aljibes, que poseían muchas casas.De acuerdo a los datos que figuran en publicaciones especializadas, el pueblo, que constituía la cabeza del partido -que con el nombre de Ajó, fundara por Decreto del 25 de diciembre de 1839, el Gobernador y Capitán General Brigadier Juan. Manuel de Rosas con tierras tomadas del partido de Monsalvo, había sido en otras épocas un activo emporio del comercio marítimo. En su muelle atracaron embarcaciones de cabotaje, que hacían el tráfico entre Buenos Aires y los puertos del litoral.De allí salieron también las primeras remesas de tasajo para Europa, que provenían de los establecimientos salariles ubicados en la margen del río que da nombre a la zona.Las transformaciones operadas en el proceso de industrialización de la carne destinada a la exportación, originaron el cierre de los saladeros, y consiguientemente el éxodo de gran número de pobladores que vivían de ésta explotación.Es así que de aquel tiempo fecundo de la industria que le diera vida, solo quedaban recuerdos y los mudos testigos de edificios abandonados.Del regreso que efectuáramos en la galera de Dávila al año siguiente, tengo muy presente la figura del mayoral Dn. Pedro Villegas, más conocido por Fierro, no por que tuviera similitud con la personalidad del personaje hernandiano, sino por su dureza como el metal y la fuerza y vigor con que arremetía contra las acechanzas del camino, poblado de cañadones, bañados y cangrejales, con huellas profundas y que en algunos trechos permitían observar a la distancia islotes de montes formados por talas gigantescos.Para hacer ese recorrido, partimos de Lavalle un día de otoño, con un viento precursor de la crudeza invernal. Ya a poco andar tuve la primera sensación que recuerdo con toda nitidez: el cruce de un puente que presumo era sobre la prolongación del río Ajó, construido con toscas maderas de gran espesor, que en gran parte estaba n unidas con fuertes alambres a los postes que le servían de base.

Su estructura un poco rudimentaria hacía que se moviera ostensiblemente al paso del vehículo, produciendo un ruido estrepitoso, que constituyó la primera e inolvidable emoción del viaje.El recorrido por las huellas profundas convertidas en lodazales, en medio de cañadones y pajonales, daban una fisonomía particular al paisaje, como lo pinta con tanto vigor y colorido el escritor Elbio Bernardez Jacques en su libro "Donde comienzan los pantanos", que fuera trasladado con escasa fortuna al cine nacional. En su prólogo cita: "La vida de los nutrieros en este agreste rincón del sur argentino, zona da cañadones y cangrejales, poblada de malezas y alimañas, y donde la naturaleza bravía, opone al dominio extraño, el secreto de sus entrañas misteriosas".La galera, conducida vigorosamente y a un ritmo de marcha que superaba lo que se puede imaginar, por el mayoral Fierro, que hacía caso omiso de los accidentes y obstáculos, estaba tirada por seis caballos ubicados en forma de abanico, y otros cuatro como laderos, que eran guiados por el ayudante de aquél, y que constituían el refuerzo para vadear lugares riesgosos como la cañada de Laferrere.En este viaje, mi padre iba en el pescante acompañando al mayoral en el manejo de los laderos cuando el vehículo tenía que cruzar arroyos o albardones con sus grandes matas de junco y pastos duros, poblados de aves acuáticas, en contraste con la zona de pantanos cubiertos de cangrejos con su olor tan particular, de la zona aledaña al río Ajó.Recuerdo con nitidez que al cruzar un alambrado de púas –que según mi padre- habían tenido que voltear para sortear una cañada muy crecida, uno de los caballos perdió un vaso, y sangrando tuvo que seguir su recorrido hasta la posta más cercana, azuzado con voz estentórea y a fuerza de lonja por el mayoral.La paradas en las postas, que generalmente estaban ubicadas en las clásicas esquinas o pulperías de campaña, constituía una experiencia inédita para quienes no habíamos salido de los estrechos límites del ámbito hogareño. El cambio de caballos constituía algo digno de admirar por la rapidez con que lo efectuaban, mientras algunos perros con el pelaje oscuro por el barro, se movían con recelo en torno a la caballada, por el temor a los lonjazos con que amagaba el peoncito, que con gran presteza y baquía colaboraba en la tarea.Ubicados junto a mi madre dentro del espacioso vehículo con asientos laterales, cuyas cuatro ventanillas estaban prácticamente cubiertas de barro -por donde se colaba el viento frío de otoño-, nos impedían observar con atención el paisaje. Por ello, recurro nuevamente a la obra antes citada para hacer la descripción de los lugares que recorríamos: "En aquellos pantanos bullía también la vida. Vida hirviente del lodazal fecundo. Un país de seres agazapados entre los pastos, ocultos en las cuevas, arrastrándose en el barro, volando de un albardón a otro, a ras del suelo, para no despertar la curiosidad del mundo exterior, miles de batracios llenando el aire con su croar monótono. Silbidos electrizantes de serpientes que hacían poner de punta los pelos al cangrejal, grillos y luciérnagas de sinfonías ásperas y vuelos luminosos, nutrias y chajaes disputándose entre los pajonales las cuatro ramas secas de un nido flotante sobre los camalotes; guías de florecillas acuáticas, adornando los claros espejos de agua".Según datos que me suministrara el estimado profesor y amigo Dn. Antonio Brunengo, el recorrido se hacía por el camino real cuya extensión no superaba las 24 leguas, con postas ubicadas de 6 a 9 leguas de distancia entre una y otra. Las postas casi siempre coincidían con almacenes de campaña, donde los ocupantes de la galera podían pernoctar si las inclemencias del tiempo impedían la continuación del viaje. De esos lugares típicos, subsistió por muchos años la denominada Esquina de Crotto, vieja construcción con su mostrador con rejas de madera, a la usanza de las tradicionales pulperías.Al llegar a. nuestro destino y bajar los muebles que iban amarrados en la parte superior de la galera, mi madre comprobó con gran tristeza y amargura, que las piezas de loza, que sin duda constituían las pocas cosas de valor de nuestro escaso patrimonio, no habían podido superar los embates y sacudidas del vehículo por las huellas y cañadones, y estaban casi totalmente destruidas.Hago esta referencia, que no tiene mucha relación con el sentido y contenido de este relato, para destacar que los viajes por estos lugares, plenos de leyenda y ricos en tradiciones, tenían riesgos de otro tipo, que como en este caso contribuyera a deteriorar notoriamente nuestro magro presupuesto.Antes de finalizar este relato quiero rendir homenaje a ese pionero de nuestras rutas y caminos: Dn. Serafín Dávila, cuya figura fuera exaltada en oportunidad de inaugurarse la escuela n° 16 del distrito de Lavalle, ubicada en El Tala, cerca de San Clemente, en cuya creación e imposición del nombre tuviera un papel preponderante el colega y gran amigo Délfor R. Gelemur, desde su función de Secretario Técnico de la Dirección de Educación de nuestra provincia.La personalidad fuerte y vigorosa do ese pionero, le fue trasmitida a sus hijos, continuadores de su obra y promotores de la primera empresa de transporte automotor que cumplió el servicio a Lavalle y a las magníficas playas de esta zona atlántica al promediar la década del 40.Los millares de turistas que circulan por la Ruta 11 hacia esas magníficas playas, no alcanzan sin duda a imaginar que medio siglo atrás aún marchaba por esos parajes un vehículo digno de leyenda, que suplía la carencia de un ramal ferreo entre Dolores y Lavalle, haciendo el servicio de mensajería y el transporte de pasajeros como lo señalo en este relato.La galera de Dávila reposa del ajetreo de los duros viajes de la época en el Museo Evocativo de Dolores. En oportunidad de inaugurarse el mismo, se cumplió un acto pleno de colorido y de emocionado recuerdo para los viejos pobladores de la zona.
El vehículo con la caballada que utilizaba en los duros viajes y con los implementos de esa época, hizo su recorrido por los sectores aledaños al lugar donde está el museo, conducido por el viejo mayoral, que hacía sonar la corneta, cuyos ecos trasmitidos por el viento llegaban plenos de reminiscencia a las distantes poblaciones, cuyos estoicos habitantes añoraban el paso de la legendaria galera.La Plata, 22 de abril de 1975.
Fuente: El Mensajero de la Costa 5-10-2008

ALTERNANCIA Y PARTICIPACIÓN

En reiteradas ocasiones se critica a los dirigentes politicos y sindicales por eternizarse en los cargos, la existencia de listas únicas o de aquellas denominadas "de unidad", que no hacen otra cosa mas que esconder pactos espureos de distribución de poder con el solo fin de permanecer y perpetuarse en determinados lugares.

A esta apresurada apreciación del fenomeno, no escapan algunas asociaciones intermedias, clubes, ONGs, etc., que como fiel reflejo de la sociedad a la que pertenecen hacen propias tales practicas.

Es por ello que como en toda actividad asociativa entre iguales la idea no es la prevalencia de uno sobre el otro o el ejercicio de un patronazgo, se trata de ejercitar la idea de una construcción colectiva, con solo escuchar y respetar la opinión del otro, no basta, debe buscarsela e incentivarla, en forma continuada y permanente.

Sin participación no hay alternancia en los cargos, pues el dirigente no se da por enterado de la apetencia por el cargo que ocupa y cuando advierte tal deseo generalmente trata de neutralizarlo integrando al interesado a su facción.

Un dirigente o integrante de una determinada comunidad de intereses que se precie de ser democrático y participativo, no debería asumir posturas hegemonicas ni sentirse iluminado, discriminando a sus iguales, debe saber ceder el lugar y continuar participando para contener y controlar el uso del poder cedido o delegado.

Debemos dar el ejemplo de aquello que proclamamos o consideramos valioso para una sociedad y practicarlo, si consideramos acorde a la forma de vida a la que aspiramos, una democracia participativa con alternancia en los cargos, la transparencia en la gestión y la publicidad de los actos de gobierno. Si consideramos vicios del sistema el caudillismo, los manejos hegemonicos y autoritarios, la corrupción en cualquiera de sus formas, el clientelismo, debemos actuar y ser consecuentes con tales valores hasta en los actos mas insignificantes de nuestra vida, comenzando por saber elegir a nuestros representantes y cuando cumplimos el rol de dirigentes generar diariamente formas de participación para ejercitar el compromiso en una actividad comun -especialmente en los jovenes que serán el recambio-.

No podremos enfrentar decisiones que nos perjudiquen, sino creamos la conciencia y nos convencemos que individualmente y en soledad no se logra NADA. JRP

Una perspectiva geoarqueológica para comprender la ocupación humana en la costa central de la provincia de Buenos Aires

Verónica Aldazabal, Nilda E. Weiler y Emilio Eugenio
RESUMEN
El trabajo plantea los condicionamientos ambientales que sustentan un modelo de colonización humana en la región costera central de la provincia de Buenos Aires a partir del Holoceno medio. Desde el punto de vista geomorfológico, estratigráfico y cronológico se determinó la presencia de líneas de costa con edades entre los 5200 y 2200 AP. Por otro lado, se aportan datos acerca de las características de los suelos, de la vegetación y de posibles recursos para la subsistencia humana a partir de los 5000 AP en la zona comprendida a partir de la cota de 5 m hasta el alcance del nivel marino actual.
Palabras clave: Geoarqueología; Holoceno; Colonización humana; Arqueología pampeana.
INTRODUCCIÓN
La Pampa bonaerense ha sido objeto de intensas investigaciones geológicas y arqueológicas por más de un siglo. Esta larga tradición fue iniciada por Ameghino (1880) cuyo trabajo promovió y abrió la región a la exploración y el descubrimiento. La historia de estas investigaciones puede verse como un largo periodo caracterizado por contribuciones arqueológicas y geológicas. Hace aproximadamente una década se renovó el interés en esta zona de los estudios arqueológicos y dos décadas aproximadamente, de los relacionados con la geología del Cuaternario. Asimismo, con el auge del paradigma sistémico, se tendió hacia la realización de trabajos multidisciplinarios (Zárate y Prieto 1994). Aún así el sector costero comprendido entre el río Salado y la laguna de Mar Chiquita, no ha sido objeto de estudios arqueológicos hasta finales de los 80 (Aldazabal 1987, Figura 1). Los trabajos geológicos, aunque numerosos, fueron puntuales desde el punto de vista areal. (Codignotto y Aguirre 1993; Dangaus 1983; Violante 1988; Violante y Parker 1992, entre otros). Sólo recientemente se han realizado algunas síntesis regionales del sector de llanuras costeras que aportaron datos significativos a nuestro planteo (Violante y Parker 2000; Violante et al. 2001).
Las investigaciones arqueológicas desarrollados en la zona (Aldazabal 1992) evidenciaron que se trata de una región con una menor densidad de hallazgos comparada con el registro cultural de áreas adyacentes como son el Área Interserrana o el Área Norte y con una cronología restringida al Holoceno medio a tardío. (Aldazabal et al. 1999). En esta oportunidad se trató de explicar esta situación trabajando desde una perspectiva geoarqueológica a escala regional, analizando la evolución del paisaje y los factores que han influido en la ocupación humana de la zona.
EL ÁREA
La zona del presente trabajo se encuentra ubicada entre el río Salado y la laguna Mar Chiquita, hacia el este de la denominada Pampa Deprimida(Frengüelli 1950; Tricart 1973); dentro del marco de la Unidad Morfoestructural de la Cuenca del Salado (Bracaccini 1980) (
Figura 1). Forma parte de la planicie costera desarrollada al final del Pleistoceno tardío y durante el Holoceno. La historia geológica holocénica de esta área se registra a partir de la cota de 5 m y se caracteriza por ser baja y mal drenada. Figura 1. El área de estudio. Reconstrucción de antiguas líneas de costa: a: 5000 años AP (cota 5 m) y b: 2500 años AP.
El clima, según la clasificación de Koeppen, es templado húmedo. En el sistema de Thornwaite queda designado como subhúmedo mesotermal. La temperatura media anual oscila entre 14° y 15° y las precipitaciones entre 800 y 900 mm (INTA 1996).
La vegetación natural, predominantemente herbácea y graminosa, pertenece a la categoría de las estepas, aunque en parte toma el carácter de una pradera esteparia. Las comunidades vegetales más importantes son el flechillar que representa a la vegetación iezonalló y alcanza poca difusión y predominantemente las praderas saladas y húmedas. Como rasgo notable aunque de relativa importancia areal, aparecen los talares (Vervoost 1967).
MARCO TEÓRICO-METODOLÓGICO
Algunos trabajos de síntesis referidos a la antropodinamia de la región pampeana, sostienen que el área bajo estudio sólo fue ocupada por poblaciones indígenas en momentos tardíos o posthispánicos, dando como una de las razones más importantes, la falta de recursos de subsistencia (Madrazo 1979; Orquera 1981) o de materias primas para la confección de sus instrumentos (Politis y Madrid 2001). Paralelamente, Orquera (1981) y Politis (1985) explicaron esa ocupación como consecuencia de presiones surgidas de la conquista española-criolla.
En el presente trabajo se tomó el estudio del paisaje como un marco alternativo para comprender la ocupación humana de este territorio. El análisis del paisaje provee una herramienta conceptual que permite una mejor descripción de la estructura del mismo que consideramos importante para la comprensión de las estrategias y las decisiones tomadas por los grupos cazadores prehistóricos que habitaron la región.
En términos de estrategias de asentamiento de cazadores-recolectores, los elementos del paisaje pueden ser definidos sobre la base de los atributos que afectan, tanto positiva como negativamente, a las formas de movilidad o a las tácticas de ubicación del grupo en un ambiente dado. Dentro de este contexto, los elementos del paisaje pueden definirse como áreas (patches) de recursos, sea de un alimento específico u otro cualquiera, o por características topográficas que afectan su uso potencial para tareas particulares (Stafford 1995).
Objetivos
El objetivo de este trabajo, es tratar de establecer desde cuándo está disponible este espacio para la ocupación humana. Cuáles fueron los procesos de cambio y de evolución del paisaje para permitir la ocupación humana. Se examinó el paisaje como un sistema complejo y dinámico tratando de proveer un marco a escala regional y desde una perspectiva histórica para la comprensión e interpretación del registro arqueológico.
Materiales y métodos
Para la resolución de los objetivos planteados se hizo un relevamiento de atributos del paisaje sobre cartas topográficas del Instituto Geográfico Militar, mosaicos a escala 1:50.000 y mapas de suelos de la Repúbica Argentina (INTA 1996). Por otro lado, se tomaron en cuenta resultados de algunos estudios geológicos previos (Codignotto y Aguirre 1993; Dangaus 1983; Violante 1988; Violante y Parker 2000; Violante et. al. 2001; Weiler 1994, 2001) y sobre la vegetación a nivel regional (Vervoost 1967). Se identificaron geoformas y determinadas características de los suelos asociados a las mismas (permeabilidad, sodicidad, potencia, etc.) y otros elementos como la distribución de la vegetación. Se obtuvieron además fechados radiocarbónicos de niveles marinos y antrópicos y datos de análisis polínicos (Aldazabal et al. 1999; Fernández 1993; Fernádez et al. 1995; Paez et al. 1999).
DESARROLLO
Para el modelo de la evolución del paisaje se partió de una reconstrucción del espacio disponible para la ocupación humana en los últimos 5000 años. El mismo se planteó a escala regional tomando en cuenta los cambios de las líneas de costa, las características del suelo actual, la distribución y dispersión de especies animales y vegetales. Por otro lado, también se tomaron en cuenta las dataciones radiocarbónicas de niveles marinos y de ocupaciones humanas.
Aspectos geomorfológicos
Se trató de analizar, para los momentos en que se tienen evidencias de las primeras ocupaciones humanas en la provincia de Buenos Aires, aproximadamente entre 10000-8000 años AP. (Mazzanti y Quintana 2001; Politis y Madrid 2001; Zárate 1997), qué posibilidades de ser ocupada tenía el área bajo estudio. Para ello, debemos tener en cuenta que durante la última glaciación el nivel del mar estaba, frente a las costas de Argentina, a unos 150 km de la línea de costa actual (Fray y Ewing 1963). A medida que el nivel del mar descendía, las geoformas costeras acompañaron ese descenso. Luego, a partir de la deglaciación y al producirse el ascenso del nivel marino, dichas geoformas quedaron como relictos en la plataforma interior (Parker et al. 1999).
Para el Holoceno, se observa una marcada diversidad de interpretaciones respecto a la duración y altura alcanzada por los cambios del nivel marino en esta área. No obstante ello, todos los autores coinciden en que entre los 10.000-8000 AP, el mar estaba por debajo del nivel actual y que aproximadamente a los 7000 AP el mismo se encontraba en la posición actual, ascendiendo posteriormente hasta alcanzar su altura máxima (5/6 m) en alrededor de 6000 AP (Codignotto y Aguirre 1993; Isla 1989; Isla et al. 1996; Marcomini et al. 1989; Violante et al. 2001).
Después de su máximo alcance, el nivel marino comenzó a descender lentamente entre 5000 AP y 3000 AP y más rápidamente con posterioridad. De acuerdo con Violante et al. (2001), después de los 3000 AP y a medida que el nivel del mar continuaba descendiendo, se desarrollaron cordones litorales, mientras que hacia el interior del continente se formaban los ambientes protegidos constituidos mayormente por sedimentos finos (Violante et al. 2001). Hacia el 2500- 2000 años AP el mar estaba ocupando el territorio hasta las cotas de 2 a 3 msnm. (Aldazabal et al. 1999; Violante 1988; Weiler 1994) hasta que a los 200 AP, la zona costera alcanzó la configuración actual (Violante et al. 2001) (Figura 1).
Por detrás de los cordones del máximo transgresivo del Holoceno, se desarrolló un conjunto de depósitos de arenas, limos y arcillas correspondientes a la facies de llanura de mareas que durante las mareas altas se inundaba a través de canales de marea. Al iniciarse la regresión, se produjo una continentalización paulatina del área que culminó con el relleno de las depresiones y las lagunas interiores, que en algunos sectores por acción eólica se profundizaron formando lagunas, principalmente en el encabezamiento de los canales de marea (Violante 1988; Weiler 2001).
Durante el proceso transgresivo, el corrimiento de la zona marina de alta energía hacia el interior del continente produjo una progresiva destrucción del sustrato sobre el cual fue avanzando, manifiesto en superficies de discordancia y, en consecuencia, reduciendo la posibilidad de conservación de niveles antrópicos. Esos eventos produjeron una geomorfología particular, así a partir del cabo San Antonio y hacia el sur sobre una extensión de aproximadamente 200 km los arroyos quedaron entrampados por una cadena de médanos paralela a la costa que hizo que desemboquen en lagunas como La Salada Grande, Rosario, Juancho y Maestro. Al no tener salida al mar y colmadas las lagunas, los arroyos se desbordan durante las grandes lluvias inundando vastas extensiones. Recién en el complejo de la laguna Mar Chiquita, la red de drenaje desemboca en el mar. Esto nos lleva a plantear como expectativas:
- De existir sitios costeros ubicados cronológicamente entre 10.000 y 8000 AP, actualmente se encontrarían por debajo del nivel del mar.
- De hallarse sitios de esa edad (10.000 y 8000 AP) sobre la costa actual, en el momento de su ocupación no serían costeros.
-Los estratos correspondientes al Pleistoceno tardío-Holoceno temprano no tienen visibilidad arqueológica.
Aspectos paleoecológicos:
El avance del nivel marino en el área analizada, dejó su impronta tanto en la geomorfología como en los aspectos biogeográficos, consecuencia de ello es el gradiente que se observa en orden decreciente de este a oeste. En ese sentido, se puede señalar la existencia de suelos con desarrollo incipientes, sedimentos arcillosos; vegetación salina, suelos que permiten comunidades de tala, desarrollados principalmente sobre cordones litorales y una fauna mediano pequeña.
Si se hiciese una transecta ideal de este a oeste en la región bajo estudio, se obtendría una visión de la evolución del paisaje a lo largo del tiempo desde el momento en que fue cubierto por las aguas del mar, marcando la diacronía de la superficie actual (ver Tabla 1).
Tabla 1. Evolución del paisaje a lo largo del tiempo desde el momento en que fue cubierto por las aguas del mar.
Dentro de este esquema, una variable representativa de estos cambios son las características del suelo, a partir de las cuales podemos diferenciar de la costa hacia el interior tres grandes unidades (INTA 1996).
1- Una franja costera propiamente dicha constituida por médanos dispuestos en forma de cordones paralelos entre sí, algunos con crestas activas. La mayor parte de este sector comprende materiales arenosos producidos y transportados por la acción marina, que sufren una permanente modificación por el viento, la cual impide el crecimiento de vegetación y la formación de suelo. Sólo en algunos sectores, sobre todo hacia el oeste, donde la vegetación ha estabilizado el sedimento arenoso, se han desarrollado suelos muy incipientes, excesivamente drenados, con un horizonte superficial de menos de 30 cm de potencia y que tiene menos del 1% de materia orgánica.
2- En el sector intermedio, donde el proceso edáfico se desarrolló sobre los terrenos bajos y anegadizos correspondientes a antiguas planicies de marea, muestra un suelo poco evolucionado, imperfectamente drenado y salino, con horizontes poco diferenciados con alto contenido de arcilla, baja permeabilidad, alta plasticidad y adhesividad, junto con un alto nivel de alcalinidad.
3- Hacia el interior, existe un suelo ampliamente difundido en la Pampa Deprimida desarrollado sobre limos y arcillas correspondiente a antiguas planicies de marea, con posterioridad retrabajados por acción fluvial y cubiertos de limos eólicos que en parte los sepultaron parcialmente. Son suelos poco profundos, maldrenados, con alto contenido de CO 3 Ca (en plancha).
Esta configuración edáfica, tiene una importante injerencia en las características de la vegetación, influyendo en la ampliación o disminución del área geográfica de distribución de las especies.
Entre las propiedades del suelo es importante tener en cuenta el pH del mismo, ya que suelos con pH medio pueden ser colonizados por numerosas especies pero hay otras especies que requieren otro suelos especiales. Otros factores que intervienen son por ejemplo, los geográficos, que comprenden accidentes geomorfológicos que actúan tanto como vías de migración como de barreras. Finalmente, también es importante señalar la acción de los factores climáticos, ya que las especies de clima templado y frío tienen poca tolerancia a variaciones climáticas, en tanto las especies de climas subtropicales tienen mayor tolerancia a dichas variaciones. Haciendo una correlación entre el mapa de suelos (INTA 1996) y el mapa de distribución de las especies vegetales según la descripción de Vervoost (1967), se observa una estrecha correspondencia. Las especies halófitas ensanchan su territorio fácilmente porque tienen poca competencia con otras especies en suelos salinos; en tanto las especies sammófilas amplían su área a lo largo de los médanos. En general, los suelos salinos y los desarrollados sobre arenales son barrera para la mayoría de las especies subterráneas.
En toda el área es característica la pradera salada que hacia el interior va incorporando especies de praderas húmedas, con comunidades detalas y una distribución más irregular de las praderas saladas; y en suelos desarrollados en sectores más elevados y con lagunas periódicas se desarrollan praderas húmedas (
Tabla 2).
Tabla 2. Vegetación característica de cada sector.
Dentro de este ambiente, es importante determinar con qué recursos pudo contar el hombre y desde cuando. Al respecto, a partir de la identificación de especies de moluscos y otros invertebrados, Aguirre (1989) estableció que el área de estudio, durante el período comprendido entre 7800 y 1400 AP, se caracterizaba por un ambiente estuarial en sentido amplio.
Referido a los recursos vegetales, en el sector interior las tres especies vegetales señaladas en el cuadro contribuyeron a la fijación de los suelos y al cegamiento de las lagunas (Vervoost 1967). En el sector central del área, la pradera salada está irregularmente distribuida. En los antiguos cordones de conchilla o en lomadas loéssicas o arenosas se desarrolla la comunidad del talar, cuya especie dominante es la denominada Celtis spinosa, pero son igualmente importantes otras especies como Jodina rhombifolia, Scutia buxifolia y Samnbuctus australis, formando masas boscosas discontinuas de relativa extensión. En cambio en la costa la vegetación es propia de las praderas saladas.
Estudios realizados sobre montes de tala, en áreas del partido de Magdalena sustentan que esta comunidad habría ya estado desarrollada hacia el 2000 AP (Paez et al. 1999). Los análisis de polen realizados en el área bajo estudio registran su presencia en niveles arqueológicos (Fernández 1993; Fernández et al. 1995).
Es de destacar que aunque de relativa extensión areal, la comunidad del talar se constituye en una biocenosis importantísima a tener en cuenta con relación al asentamiento humano. Respecto a la variedad de especies vegetales, se encuentran especies arbóreas con maderas de alto poder calórico, aprovechables como materia prima, con frutos comestibles y que proveen de una protección durante todo el año. Dentro de las especies más comunes con dichas características se pueden citar: Scutia boxifolia (coronillo); Acacia caven(espinillo); Schinus longifolia (incienso) Jodina rombifolia (sombra de toro) o Sambuctus australis (sauco) (Arditi et al. 1988; Paez et al. 1999).
En esos montes además, se encuentran guaridas y hozaduras practicadas por el peludo (Chaethophractus villosus), zorrinos (Canepatus sp) y aparecen algunos zorros grises (Ducicyon gimnoceros). El ciervo (Ozotoceros bezoarticus) frecuenta esta asociación vegetal en busca de alimento y refugio (Bianchini y Luna Perez 1972).
Tanto en lagunas como en los cañadones o bañados (canales de marea afuncionales o aun activos esporádicamente), en cuyos bordes se encuentran los montes de tala, se observa otra importante asociación faunística: Chauna torcuata (chajá), Rhea americana (ñandú), Casmerodius albus (garza blanca), Euxenura maguari (cigüeña) y otras aves y también el coipo (Myocastor coypus) y carpincho (Hydrochaerus hydrochaeris).
De acuerdo a dichos recursos faunísticos, el área queda comprendida en el dominio pampásico (Ringuelet 1955). La fauna presente es fundamentalmente de estirpe subtropical, con algunas taxas subandinas o patagónicas. Sólo unas pocas especies son exclusivas de este ámbito como son el zorro (Pseudalopex gymnocercus) y la vizcacha (Lagostomus maximus). Se trata de un ecotono entre la fauna cálida y húmeda brasiliense y la propia del frío y árido sector patagónico (Tonni et al. 1999). Las especies de estirpe subtropical habrían comenzado a desplazarse hacia el sur alrededor de 1900 AP (Tonni et al. 1999).
Sobre esa base se puede sostener que dentro de este paisaje, las lagunas jugaron un papel decisivo en la instalación humana, en tanto el agua es un recurso básico para la vida; los montes de tala que generalmente se encuentran sobre una lomada (duna de arcilla) que circunda parcialmente a la laguna, proveen protección y recursos faunísticos en tanto son un ámbito favorable para diversos animales, combustible y materia prima para la manufactura de artefactos. Posiblemente, este ecosistema haya estado disponible para la explotación humana a partir de 2000 AP en el sector denominado central y más tardíamente hacia la costa, hasta alcanzar su configuración actual.
DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES
Entre la Bahía Samborombón y la laguna Mar Chiquita, en el sector aledaño a la costa atlántica, en una franja de ancho variable, los sedimentos son predominantemente pelíticos (limos y arcillas) y fueron depositados durante las fluctuaciones del nivel del mar ocurridas en los últimos 6000 años. Dichas fluctuaciones quedan evidenciadas por crestas de playa constituidas por arena y abundante conchilla apoyadas por un sustrato pelítico. Las mismas, son angostas, alargadas, de escasa extensión areal pero producen un resalto notable en la homogénea topografía regional.
Los suelos desarrollados sobre los sedimentos pelíticos están afectados por una muy baja permeabilidad y alta sodicidad; con escaso espesor del horizonte superficial y con carencia de nutrientes. Condiciones que afectaron la preservación de restos orgánicos faunísticos y produjeron la descomposición del polen. El examen de la distribución espacial de las especies vegetales y animales permitió observar la estrecha interdependencia existente entre clima, biota y suelo que manifiesta una relativa estabilidad del paisaje desde hace aproximadamente 2000 años.
En relación con la ocupación humana, la faja costera propiamente dicha, presenta aún un paisaje muy dinámico y poco consolidado. Si se considera la fecha propuesta por Violante et al. (2001), dicha zona obtuvo su fisonomía actual aproximadamente hace sólo 200 años. Por otro lado, los hallazgos arqueológicos han sido escasos y fragmentarios debido a procesos postdepositacionales y no se han podido ubicar cronológicamente (Aldazabal et al. 1999).
El ascenso del nivel del mar en esta área durante el Holoceno, junto con la escasa pendiente general del terreno, imposibilitaron el drenaje de las aguas convirtiéndola en lodazales, pantanos y cangrejales, lo cual hizo dificultosa su ocupación, hasta que el nivel del mar descendió hasta su posición actual. Por otra parte, el avance del mar fue retrabajando los horizontes superficiales imposibilitando la identificación de niveles de ocupación anteriores.
A partir del análisis ambiental señalado, se considera que es poco probable el hallazgo de sitios de asentamientos tempranos en la zona cercana a la costa actual en esta área. Esta situación no se observa más al sur, como por ejemplo en el sector de la laguna Mar Chiquita ya que es un área más elevada lo cual permitió la existencia de ríos con cauces definidos y con drenaje permanente.
De lo expuesto resulta que en esta zona, por debajo de la cota de 5 m, las ocupaciones humanas estarían en relación directa con las crestas de playa formadas durante el Holoceno ya que constituyen las zonas más elevadas y mejor drenadas. Las evidencias arqueológicas y los fechados obtenidos hasta el presente permiten sostener dicho planteo (Figuras
2 y 3).
Figura 2. Fechados obtenidos por los autores, expresados en años antes del presente, aproximados. Dataciones de niveles marinos (i.e., 2000 AP) y de material cultural (i.e., 1500 AP).
Figura 3. Localización de sitios arqueológicos en relación a cotas de nivel.
En el sitio el Canal, en el partido de General Lavalle, sobre la ría de Ajó, en cotas de 2,5 m se obtuvo un fechado de 2190 + 70 (LATyR, LP-1122) para niveles de conchilla correspondientes a la regresión del Holoceno medio. La ocupación humana suprayacente no tiene aún fechado. Se trata de un asentamiento de actividades múltiples con cerámica, localizado sobre un albardón cubierto por montes de tala. (Aldazabal 1996; Aldazabal et al. 1999).
En cotas de entre 5 y 6 m, en el partido de Castelli, se han obtenido fechas entre 4900 y 5500 años AP para niveles de conchilla correspondientes a la ingresión del Holoceno medio: cota 6 m: 5240 + 50, LATyR, LP-1141; cota 5m: 5590 + 60, LATyR, LP-1142; cota 5,5 m: 4920 + 60, LATyR, LP-1140 (Aldazabal et al. 1999). En este sector, las ocupaciones humanas aparecen en sitios definidos como de actividades múltiples, de escasa potencia. Un fechado obtenido sobre restos humanos en el sitio La Salada arrojó una edad de 1470 + 20 AP (LATyR, LP-407; Aldazabal 1993); en el sitio San Lorenzo, en el partido de Pila, se obtuvieron dos fechado de entre ca. 503 y 718 AP (Universidad de Pekín) por el método de termoluminiscencia realizado sobre tiestos. En el sitio Los Molles, también en el partido de Castelli, aunque sin fechados, las evidencias arqueológicas muestran un aprovechamiento de fauna europea (Sus scrofa, Bos taurus). Todos estos sitios están localizados en montes de tala, sobre las lomadas (dunas de arcilla) adyacentes a las lagunas del área (Aldazabal et al. 2000).
En síntesis, se puede afirmar que hace aproximadamente 5000 años, el nivel del mar se encontraba en la cota de 5 m, con posterioridad comienza a descender alcanzando la cota de 2 m hacia los 2500 años AP Con el descenso del nivel del mar queda expuesto y al descubierto un espacio que se encuentra en disponibilidad para ser ocupado por grupos humanos. Un paisaje formado por depósitos litorales correspondientes generalmente a planicies de marea y cheniers (depósitos posiblemente correspondientes a períodos de mayor aridez), sobre los cuales se desarrollaron los suelos y la geomorfología actual.
Hacia el oeste en cotas superiores a los 5 m, aparecen sedimentos continentales del Pleistoceno sobre los cuales se apoyan sedimentos de origen eólico del Holoceno. Consecuentemente, el territorio estuvo disponible para ser habitado desde el Holoceno temprano. Así en el extremo occidental del área de estudio, en los partidos de Ayacucho y Rauch, en cotas que superan los 10 m, fuera del área de influencia de las ingresiones marinas se han obtenido fechados sobre restos humanos en el sitio La Colorada, de 3140 + 70 años AP (LATyR, LP-807) y en el sitio Pessi, de 2980 + 70 años AP (LATyR, LP-516) sobre restos óseos de guanaco. Estos sitios además muestran una continuidad de ocupaciones hasta momentos de contacto (Aldazabal y Cáceres 1998; Aldazabal y Casanueva 1999).
Dadas las características del paisaje analizado, las lagunas surgen como un elemento fundamental para el asentamiento humano. Las mismas son propias de los ambientes de planicies de marea, albuferas o estuarios y presentan en su borde oriental una elevación en forma de medialuna (duna de arcilla). El origen de ese tipo de lagunas así como el de las dunas de arcilla, se relaciona con climas que presentan una marcada estacionalidad. En esas lomadas se desarrollaron los montes de tala, que hacia el norte de la región manifiestan una alta variedad y densidad de especies vegetales. Por lo tanto, esas lagunas y sus correspondientes lomadas, se constituyeron en un ambiente favorable para la concentración de recursos vegetales y faunísticos, tanto acuáticos como terrestres, constituyéndose en un importante fuente de aprovisionamiento de alimento, materia prima y combustible. Estas características hicieron que se constituyeran en puntos de parada u ocupación reiterada por parte de los grupos humanos, conformando una distribución particular del registro arqueológico dentro del paisaje.
Agradecimientos
Parte de la información utilizada en este trabajo fue obtenida dentro del proyecto financiado por el CONICET (PEI 0022/ 97). Se agradecen los comentarios de los evaluadores.
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