domingo, 29 de noviembre de 2009

Latas de esquila

La emisión privada de fichas o latas de esquilas como medio de pago, fue abundante en nuestra campaña, especialmente en las zonas ganaderas como la Provincia de Bs. As, Entre Ríos, Santa Fe o la Patagonia, entre otras.
La mayoría de los establecimiento o estancias hacia fines del siglo XIX principios del XX se dedicaban exclusivamente a la cría de lanares por sobre la vacuna, esto debido a los precios internacionales y la demanda Europea para la confección de telas, que luego paradójicamente importábamos.
Dentro de la Provincia de Bs. As, y hacia finales del siglo XIX y principios del XX, Ayacucho ostentaba el puesto número en cantidades de lanares en pie, debido a su extensión territorial y su pastura.
No había establecimiento rural, por más pequeño que fuere que no poseía una majada, esto repercutió favorablemente para la economía local y mucho tuvo que ver con el desarrollo de nuestra ciudad.
Antes de explotar la crisis del año 30, le economía lanar venía en baja, producto de la caída internacional de los precios, y año tras año se fue apagando, en comparación con aquellos años de esplendor, donde se reconocía Ayacucho por aquellos ejemplares de excelencia.
La época de la esquila, comenzaba alrededor del mes de Octubre, debido al buen clima que se precisaba para dicha tarea, ya que las heladas no son frecuentes a esa altura del año, por ende los esquiladores se llegaban a las estancias para comenzar la tarea de esquila, que en un primer momento se realizaba manualmente, es decir a tijera. Luego fueron incorporándose las maquinas a la tarea de esquilar los lanares, alrededor del año 1890, pero hay que destacar que con esta nueva tecnología sólo contaron los grandes establecimientos.
Las comparsas que se apersonaban a los puestos de las estancias estaban compuestas por:
- Entre diez y veinte (según la majada) esquiladores, llamados también tijeras, entre los que se encontraban los desbarrigadores.
- Dos o tres agarradores.
- Un medico.
- Un afilador.
- Dos o tres alzadores de vellones.
- Un cocinero/a
Todos coordinados por el capataz o contratista, cada uno de estos tenía su función o tarea específica:
“Los esquiladores o tijeras esperaban las ovejas que les traían los agarradores, ya maneadas para realizar la esquila; el debarrigador sólo se encargaba de cortar la lana de la barriga; el afilador mantenía las tijeras a punto; los alzadores iban estibando en el galpón los lienzos con la lana. La tarea del médico era realizada por el principiante, quien recién se unía a la peonada de esquiladores; por lo general era un joven, y su función consistía en acudir al llamado del esquilador, que había cortado una oveja, para pasarle el remedio. El cocinero/a se encargaba de cebarles mates, alcanzarles agua y preparara la comida (ésta consistía en un puchero con arroz, asado y fariña con galleta). Los horarios eran los siguientes: como a las 8 de la mañana un asado, a las 12 el almuerzo, con una hora de reposo, y a la noche la comida.”.
En cuanto a la paga, se realizaba de la siguiente manera:
“Por cada vellón se da una lata, la lata es un equivalente a un vale por un vellón. Concluida la faena del día, que generalmente era de sol a sol, se recogen las latas y se dan los vales por tantos vellones. Al día siguiente se vuelven a servir las latas”.
El reparto de las latas lo realizaba “el latero”, que la mayoría de las veces era el capataz; caso contrario alguien de su confianza.
La duración de la esquila dependía de la cantidad de lanares, pero entre siete y diez tijeras, un desbarrigador, un agarrado, un alzador, un afilador y el cocinero son suficientes para esquilar en dos días y medio dos mil ovejas al barrer.
Concluida la esquila, la peonada levantaba sus monos y partían hacia otra estancia, previa fiesta de despedida con asado, guitarra y baile.
En cuanto a las fichas o lata de esquilas que se utilizaron como medio de pago, encontramos que en un primer momento se usaron simples discos de hojalata o latón, apunzonándose la marca de ganado o las iniciales del propietario.
Con el paso del tiempo, se fueron acuñando en bronce, cobre, níquel u otros metales. Las mas completas llevan el nombre del emisor, establecimiento, marca, valor, localidad y fecha (no era muy común). A su vez, llevaban estampado una oveja entera, sólo su cabeza o las leyendas “Dinero en esquila”, ”Vale por un vellón” o “Esquilé una oveja”.
El uso de la ficha no fue exclusivo de la esquila, ya que en otras regiones del país fueron también utilizadas, como por ejemplo en la vendimia, en la zafra de la caña de azúcar, y en las minas y canteras, entre otras actividades.
Leandro Rossatto
Bibliografía Consultada:
- Pilchas Criollas, Fernando O. Assuncao (1975)
- Estancias Bonaerenses, Carlos Antonio Moncaut (1977)
- Gran Guía Descriptiva y de Información de la Pcia. de Bs.As. (1890)
Más información en http://coleccionrosatto.blogspot.com.
Fuente: elSensor.com

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