domingo, 28 de agosto de 2011

La apuesta occidental por un liberalismo ético, social y sostenible

por Alexandre Muns
A pesar de que algunas economías europeas -especialmente Alemania- han recuperado la senda del crecimiento durante 2010, la mayor parte del continente sigue padeciendo los efectos de la Gran Recesión. La recuperación es lenta, desigual e incierta. Los niveles de paro se mantienen altos. Después de adoptar paquetes de estímulo fiscal keynesianos para fomentar la demanda a finales de 2008 e inicios de 2009, desde la primavera de 2010 se ha impuesto la austeridad en la mayoría de países europeos.
Ciertamente tendencias estructurales -envejecimiento de la población, sostenibilidad a largo plazo de los sistemas de pensiones y de cobertura médica universal- combinados con los déficits acumulados por la actuación anticíclica de los gobiernos y las consiguientes exigencias de los mercados financieros exigen dosis de austeridad. Pero las economías europeas no sentarán las bases de un crecimiento vigoroso, sostenible y capaz de generar empleo y reducir sustancialmente el paro sin reformas estructurales que aumenten su competitividad y apuesten aún más por sectores de la nueva economía.

España, junto con otros países, ha fomentado con gran éxito las energías renovables en los últimos años. Somos el primer inversor en energías renovables en EE.UU., líder mundial en capacidad termosolar instalada y cuarto país en capacidad eólica instalada. Iberdrola, Abengoa, Gamesa, Endesa, Unión Fenosa, Acciona, Isofotón y otras multinacionales españolas del sector energético están construyendo desde hace años algunos de los parques eólicos y solares más importantes del mundo.
Contamos también con multinacionales potentes en muchos otros sectores: banca, hoteles, construcción y gestión de infraestructuras de transporte, tecnologías de la información, telecomunicaciones y biomedicina. Sin embargo, necesitamos más inversión en dichos sectores y otros para aumentar el número de “campeones” españoles que generen más empleo en nuestro país y disminuyan nuestra dependencia del sector turístico y la construcción. Diversificar una economía como la española que durante décadas ha tenido un modelo de crecimiento basado en la construcción, turismo, servicios de poco valor añadido y consumo interno excesivo no es una tarea fácil. Exige voluntad de consenso entre las administraciones públicas nacionales, autonómicas y locales, sindicatos, patronal, sociedad civil, ONGs y otros colectivos. Tal vez un ¨Pacto de la Moncloa¨ para aumentar nuestra competitividad.
Hará falta una gran dosis de pedagogía política y liderazgo para conseguir convencer a la población europea que acepte una austeridad razonable y bien distribuida entre generaciones. Que las familias y los países no intenten vivir más allá de sus posibilidades; que se liberalicen mercados de trabajo y de productos; y se racionalicen sistemas de días festivos y jornadas laborales. Los beneficios de la liberalización no se notarán en los próximos meses, periodo durante el cual aún se debe pagar la factura de los excesos inmobiliarios y de consumo de los últimos lustros.
La única alternativa
Un verdadero programa que apueste por un liberalismo ético, social y sostenible no dejará satisfecho a muchos colectivos. Pero no tenemos otra alternativa. El envejecimiento de la población y la pérdida de competitividad obligan a retrasar edades de jubilación (especialmente en Italia, Francia y Grecia), flexibilizar los mercados de trabajo (países mediterráneos) y recortar prestaciones sociales excesivamente generosas. Trabajadores, funcionarios y estudiantes continuarán saliendo a la calle para expresar su malestar. Los mercados financieros seguirán apostando de manera especulativa sobre la capacidad de regeneración de nuestras economías. Es injusto y escandaloso que las mismas instituciones de calificación de riesgo, bancos de inversión y otras instituciones financieras privadas que promovieron burbujas especulativas ahora libren un pulso a los gobiernos y les dicten medidas de austeridad. Pero si Europa quiere mantener sus conquistas sociales, debe asumir la necesidad de profundas reformas. No porque lo exijan los mercados financieros; sino porque es la única manera de generar prosperidad y mantener así una parte sustancial de los progresos del Estado de bienestar.
En ¨Conversaciones con Marx: Diálogos en torno a un liberalismo ético¨, rechazo propuestas ideológicas populistas basadas en restringir libertades políticas y económicas y apuesto por un liberalismo más ético, social y sostenible.
Los 3.000 millones de nuevos capitalistas de los mercados emergentes -los BRICs- desean consumir aún más. A pesar de la modernización de China e India, cientos de millones de chinos e indios siguen viviendo por debajo del umbral de la pobreza. Europa debe encontrar su sitio en la nueva economía multipolar, en la que los países en vías de desarrollo y emergentes generan ya más del 40% del PIB mundial. Los BRICs y los otros países emergentes sólo aceptarán estructuras eficientes de gobernanza global y estándares laborales y medioambientales adecuados si las economías occidentales tradicionales (UE, EE.UU., Canadá, Oceanía) coordinan una regulación eficaz de sus mercados financieros, evitan el proteccionismo y las depreciaciones competitivas y eliminan sus barreras comerciales (especialmente en agricultura en los casos de la UE y EE.UU.). Unas economías occidentales liberalizadas, reguladas éticamente y con capacidad de crecer de manera ecológicamente sostenible tendrán la fuerza y la credibilidad para exigir comportamientos iguales a las economías emergentes.
El mundo occidental debe apostar por un liberalismo ético, social y sostenible no únicamente porque sea la forma correcta de actuar. Sino porque así ofrecerá un modelo atractivo que el mundo emergente deseará también adoptar sin necesidad de ninguna imposición.
Alexandre Muns Rubiol.
Profesor de Integración Europea e Instituciones Económicas Internacionales.
Escola Superior de Comerç Internacional. Universitat Pompeu Fabra de Barcelona.
Autor del libro “Conversaciones con Marx: Diálogos en torno a un liberalismo ético”. Ed. Aresta. ISBN: 9788493724405.
http://www.revistalafactoria.eu/articulo.php?id=634
enero-febrero 2011

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