miércoles, 25 de febrero de 2015

EL OVINO Y LA COLONIZACIÓN DE LA PATAGONIA

por Carlos A. Vila Moret
La Patagonia se pobló mas lentamente que otras regiones de nuestra Patria, debido a que era un territorio ocupado por el indio, principalmente la zona norte desde Salinas Grandes-Choele choele hasta la cordillera, que conformaba la principal ruta de comercio para los hostiles Araucanos, a través de la cual, transportaban por arreo grandes cantidades de hacienda que eran robadas por medio de los malones para ser vendidos a Chile.
Es sabido que los Araucanos (Mapuches, Vorogas y los Ranqueles) no son un pueblo originario, como tampoco lo eran las vacas y yeguarizos, y basta documentación respalda la afirmación de que no “maloneaban” para comer y vivir.
En aquel entonces cuando se lograba algún tratado de paz, temporario, era casi siempre a cambio de una determinada cantidad de cabezas de ganado. Un ejemplo de ello fue el acuerdo entre Rosas y Callfucurá a cambio de animales, que este último repartió discrecionalmente entre sus caciques y capitanejos, lo que podría generar un antecedente del clientelismo político actual. Aunque, supongo que cualquier parecido con la actualidad debe ser una mera coincidencia.
Muchos critican a Roca por la campaña del desierto y se recuerda principalmente la campaña del 79 con Napoleón Uriburu, Nicolás Levalle, Racedo e Hilario Lagos donde es considerado un gran genocida cuando en realidad tomó prisioneros a 14.000 indios resultando muertos 1.300 guerreros. Mas allá que alguien pueda considerar subjetivos mis comentarios algo es irrefutable, que el despertar a la civilización de la Patagonia se produjo a partir de la campaña de Roca.
Una vez colonizadas estas tierra el desafío era grande y la herramienta para poblar la Patagonia fue la oveja y detrás de la oveja fueron los ovejeros y sus familias, en su gran mayoría inmigrantes que con la cultura del trabajo y el apoyo de una patria, en manos de la exquisita clase dirigente que tuvimos entre 1880 y 1930, puso en movimiento el circulo virtuoso de poblar y producir que no es ni mas ni menos que hacer Patria.
En la Patagonia predominan los grandes establecimientos agropecuarios; que por cierto sufren un importante proceso de desertificación de las tierras y manifiestan una muy baja productividad de la ganadería extensiva, basta solo mencionar que en diversas zonas la unidad económica familiar resulta sumamente extensa, superando a las 20.000 ha, para proporcionar un ingreso relativamente aceptable a la familia rural. Y ante la falta de rentabilidad muchas explotaciones agropecuarias dedicadas a la actividad ovina hoy se encuentran abandonadas.
La ganadería ovina se encuentra en una profunda y fuerte crisis que esta provocando el éxodo rural, y sin temer a equivocarme estamos transitando el sendero hacia la descolonización de la Patagonia.
Hoy vemos con preocupación que, cuando un campo del monocultivo ovino cierra por falta de rentabilidad, detrás de la oveja que marcha para el frigorífico, se van las familias y los pobladores, para luego engrosar los cordones urbanos provocando el temido desarraigo del que es difícil volver.
Esta realidad nos obliga a estudiar el tema un poco mas profundamente, ya que la Patagonia Argentina ocupa aproximadamente un tercio de la superficie del país, tiene la densidad demográfica más baja y participa de la producción nacional con importantes porcentajes de sus recursos naturales, tanto renovables como no renovables, siendo importante destacar su ubicación geopolítica estratégica: la unión de dos Océanos, el Atlántico y el Pacífico, y la cercanía al gigante continente blanco: la Antártida.
Ante este escenario, tan lamentable, es imperioso que el Gobierno Nacional instrumente políticas para fomentar esta actividad en estas regiones del país, basándose en la creencia de que poblar es hacer soberanía, y darle rentabilidad es el primer paso para revertir esta situación.
En este sentido es relevante consolidar y reforzar la Ley para la recuperación de la ganadería ovina, Ley 25.422, que es una herramienta que ha demostrado ser útil y que los legisladores deben prorrogar de forma urgente e incrementar sus fondos respetando el sistema de distribución utilizado hasta el momento que ha demostrado ser eficiente y eficaz. No debemos caer en reformas que pueden levantar sospechas sobre nuevos clientelismos políticos que destruyen a las actividades productivas de nuestro país, actividades que a lo largo de la historia y gracias a la inversión que realizan, han generado empleo legítimo e impulsado el desarrollo para un mayor bienestar de todos los argentinos.
Vimos que a lo largo de la historia se realizaron muchos esfuerzos para poblar nuestra Patagonia, esperemos que hoy los Araucanos no se hayan reencarnado en nuestros gobernantes.

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