jueves, 26 de febrero de 2015

Mercados de las carretas

En la ciudad de Buenos Aires, el punto general de reunión de viajeros y tropas de carretas que partían para los pueblos del interior fue en un principio la Plaza Mayor; mas tarde, hacia 1811, de la Ranchería y el Hueco de la Fidelidad (hoy actual plaza Monserrat). Luego fue la plaza de la Concepción y el mercado del Sur o Plaza Constitución. Esta plaza, hacia 1865, era uno de los lugares menos urbanizados de Buenos Aires. Allí se daban cita en gran número, las carretas que provenían del sur de la provincia y se hacían activas transacciones, lo que dio a llamar en ese lugar, "Mercado de Constitución" .Los Gauchos pasaban meses enteros debajo de estas carretas, mateando y charlando hasta que el patrón vendiera toda la carga. Un aspecto semejante ofrecía el "Mercado del Once de Setiembre" donde arribaban las carretas con productos del oeste.

No había allí servicio de alumbrado; solo alguno que otro farol a kerosene que comerciantes adinerados atendían personalmente.
Por las noches resultaba típicamente criollo el aspecto de estas plazas , al divisarse junto a las carretas , la lumbre de los fogones, a cuyo calor, bordoneaban las guitarras y voces gauchos que traían el recuerdo de la inmensa pampa despoblada casi, con alguna que otra estancia perdida en su soledad, se trenzaban en cálidas y varoniles payadas.

Por los años en que Chascomús era punta de rieles, las carretas continuaban el transporte de mercaderías para proveer a las esquinas, pulperías y  estancias del sur, regresando luego repletas de lana y frutos del país.
Don Julio Cesar Gascón (1846) cuenta que Don Pedro Luro tuvo una de esas tropas de carretas  y el paso que buscaba en el río Salado era el de La Postrera, o en su defecto el de Villar, un poco mas río abajo. Con las lluvias engrosaba mucho su caudal y era necesario esperar en su margen norte que las aguas bajaran. Ello determinaban que se reunieran en La Postrera, nutridas tropas guiadas casi todas por vascos. Allí se hacían alegres reuniones en las que la bota de vino circulaba de boca en boca con gran rapidez, al tiempo que se entonaban "tristes", " milongas" y "estilos" y hasta se bailaban "malambos" y "cifras". De las rancherías mas próximas acudían  las muchachas del pago al campamento de las carretas. Se jugaba a las cartas y "corría la plata como agua".
Hacia la zona de Las Flores y de Azul, particularmente antes del año 1873, en que llegó el ferrocarril, las tropas de carretas tuvieron un activo comercio.
Una de las empresas mas importantes fue la de Don José Benito Paz que servía la la línea de Buenos Aires a Azul. Contaba con catorce carretas y se ocupaba preferentemente del transporte de cueros y lana.
Don Benjamín Valdor tenía una tropa de carretas "bien aperadas y muy particular emboyada" (decían sus avisos), que traficaban con los pueblos de Areco, Salto, Arrecifes, Rojas, Pergamino, San Nicolás y llegaban hasta Río Cuarto y San Luis.
bullet    De la plaza de la Concepción partía la tropa de Manuel Baudar, conduciendo cargas para Chascomús, Azul, Tandil, El Moro y Quequén.
bullet    La Lujanera transportaba frutos del país desde las estancias de Zarate, Pilar, y Lujan, hasta las estaciones ferroviarias o hasta Buenos Aires.

Además de las carretas se usaron por aquellas épocas para llevar los productos de las estancias hasta los núcleos poblados, carros abiertos de dos y cuatro ruedas, a los que también se les decía "chatas",. Ejemplo de uno de esos últimos es el "carro de Olavarría", construido en el pueblo de San Jorge, partido de Laprida, en el sur de Buenos Aires, hacia 1898 y que fue usado durante mucho tiempo para acarrear lanas, cueros y cereales en los partidos de Olavarría, Laprida y General Lamadrid, hasta 1930
Era arrastrado por 10 ó 12 caballos en épocas de buenos tiempos, pero cuando llovía, llegaban hasta16.
También se usaron carros vareros, de unos cuatro metros de largo y dos de alto, de dos ruedas. Servían  para el acarreo de cereales, lanas y toda clase de cargas. Era tirado por un caballo varero, dos balancines y tres cadeneros.
Bibliografía : Pampas y Estancias
autor: Carlos Antonio Moncaut
Editorial: El aljibe,  City Bell  1978 

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